03 enero 2011

Nochebuena

Daniel se sentó en la fría cama de hospital lentamente, con cuidado de no moverse las agujas del brazo tal y como le había advertido su hermano diez minutos antes. Sonriendo de esa forma ilusionada e inocente que sólo los niños conocen, preguntó:

-Entonces, ¿cuándo es Nochebuena?

Juanjo se acercó al niño para ponerle una almohada en la espalda y respondió, con calma:

-Pasado mañana, Dani, te lo acabo de decir. Será esa noche que tanto te gusta en la que siempre nos reunimos todos en casa de la tía Lola, ¿te acuerdas?

El pequeño abrió los ojos en un gesto cargado de emoción y exclamó, dando un brinco:

-¡Qué bien! ¡Me encanta la Navidad! ¡Es mi época del año más favorita!

La enfermera enmarcó una sonrisa triste y se giró dándoles la espalda, haciendo como que ordenaba un montón de sábanas en el armario. El sol del mediodía entraba por el ventanal, que Juanjo había abierto de par en par nada más entrar en la habitación, y la cálida brisa le revolvía el flequillo rubio que se le desparramaba, rebelde, por el rostro.
Cuando ya no supo qué ordenar, decidió salir de la habitación y dejar a los dos hermanos charlando a solas.

-¿Y podré ir yo también a casa de Lola?- Daniel empezó a hacer pucheros, temiéndose lo peor- ¿Podré cenar con los demás?

-Claro que cenarás con nosotros, Dani… pero como no puedes salir del hospital todavía, vendremos todos a cenar contigo. ¿Qué te parece? Será una cena especial: como cada Nochebuena, pero aquí.

El niño se quedó pensativo un minuto antes de responder, en voz baja:

-Y os vestiréis todos con pijamas como el mío, ¿no? ¿Y cantaremos villancicos? ¿Y vendrá Papá Noel? – de pronto debió acordarse de algo y su rostro se puso muy serio, casi preocupado- ¿y si Papá Noel va a casa a llevarme los regalos, y no me ve, y se va sin dármelos?

Juanjo rió y se apresuró a tranquilizar a su hermano:

-No te preocupes, yo le mandaré esta tarde una carta explicándole que estás malito y le pondré la dirección del hospital, ¿de acuerdo? Tienes que decirme qué vas a pedirle este año, para decírselo también y que lo tenga en cuenta.

Otra enfermera entró en la habitación dando zancadas firmes con sus zuecos de madera, haciéndolos repicar rítmicamente. El niño alzó los brazos como pudo en cuanto la vio, y exclamó:

-¡Laura! ¡Laura, ven! ¿Sabes qué? ¡Mañana no, al otro día vamos a cenar aquí porque será Nochebuena! ¡Y papá y Juanjo se van a poner un pijama también y Papá Noel vendrá al hospital!

La chica miró a Juanjo durante dos segundos en los que intercambió con él un par de frases silenciosas, y se acercó al niño para darle un beso en su pálida frente y toquetear la bolsa de suero mientras decía dulcemente:

-¿Ah, sí, enano? ¿Y qué le vas a pedir a Papá Noel?

-Creo que le voy a pedir una bici nueva sin rueditas a los lados, que ya soy mayor. Y además le voy a pedir que me ponga bueno pronto, que quiero volver al cole para hacer los deberes, que papá está triste y creo que es por eso.

La chica se sentó a su lado en la cama, con cuidado de no hacerle daño ni de rozar sus bracitos llenos de moratones, y acariciándole las manos susurró:

-Qué bien, a mí también me encanta la Navidad. Creo que es la época más bonita del año… y sobre todo cuando tienes cinco años, como tú.

Se quedó observando un momento el vaivén de los árboles de la calle a través de la ventana sin decir nada, y el silencio se apoderó de la habitación. Juanjo jugueteaba con el mando a distancia de la tele sin intención alguna de encenderla y el crío empezó a entrecerrar los ojos lentamente, señal inequívoca de que se quedaría dormido muy pronto.



Diez minutos después, Juanjo salía del hospital con las manos en los bolsillos y el rostro encogido en una extraña mueca mitad rabia mitad tristeza. El sol azotó su rostro sin piedad ninguna (no cabía esperar otra cosa de aquella tarde de Agosto al sur de Andalucía) y nada más torcer la esquina, se apoyó en la pared de un edificio y rompió a llorar.






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Con este relato participé en la  Primera Edición de los Premios Scrooge, que Sil organizó estas navidades. Quedé en segundo lugar, espero que os guste :)

5 comentarios:

  1. Mejor que yo quedaste, como siempre

    Me gustó, un enfoque distinto, aunque muy triste

    Besoooooos

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  2. En realidad quedaste primera también, no segunda.
    A mí el que más me gustó, de todas formas, fue el de los Goromitis... lo que me reí! :P

    Besitos, rizosa guapa!

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  3. parece que la mia no gusto a nadie, jo

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  4. Una historia preciosa, pero muy triste... y por desgracia, real...
    Ojalá los niños no tuvieran que pisar nunca un hospital.

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