Podría contaros la historia de un superperro. Un pastor alemán que vivía durante la Guerra Civil en la fábrica de armas de Toledo.
Se hizo fiel amigo de un muchacho de 15 años al que habían dejado huérfano a base de disparos y que ahora tenía que hacerse cargo de sus 7 hermanos menores. Un chico llamado Ramón que bautizó a su nuevo amigo peludo como Cholo.
Chico y perro se hicieron inseparables, y juntos superaron una época triste y gris en la que el aire olía a pólvora y no había tiempo para lágrimas ni lamentos.
Podría relataros con pelos y señales cómo Cholo seguía siempre de cerca a Ramón en sus paseos por Toledo, vigilante y protector. Cómo aquella tarde de verano en la que Ramón se sintió con fuerzas y ganas de cruzar el Tajo a nado sufrió un calambre en mitad del río, que llevaba bastante fuerza y le hacía asustarse más y más cada segundo. Cómo con un sólo silbido Cholo se lanzó al agua y llegó hasta su "dueño" nadando, permitiendo así que el muchacho se agarrase a su lomo para finalmente salir del agua, sanos y salvos.
Podría narraros en tono emotivo el abrazo gigante que Ramón le dio al perrito, prometiéndose a sí mismo que cada perro que tuviese en el futuro se llamaría Cholo, en honor de su héroe personal.
Podría... pero no lo haré, porque este post es para Cholo II, mi perro.
Un setter inglés precioso que ha vivido una plácida y feliz existencia de 16 años, casi un Matusalén perruno.
Un perro que le compramos a mi abuelo, Ramón, cuando se quedó viudo y necesitaba fuerzas para salir adelante. El único que fue capaz de hacer que mi abuelo recuperase las ganas de vivir y que le hizo salir a pasear tres veces al día por el barrio. El que consiguió que Ramón hiciese mil amigos nuevos: otros dueños de perros que se sentaban a charlar con él en el parquecillo. El que recibía todos sus mimos, sus cariños, sus detalles, sus atenciones. El que se dormía en el regazo de su dueño con la cabeza hacia el mismo lado y roncando a la misma vez.
Un segundo Cholo que salvó la vida de Ramón por segunda vez. El que seguramente más echó de menos a mi abuelo, cuando se fue.
Y si no me da la gana hacer un post triste es porque mi Cholo ha sido siempre un cachondo; supongo que le viene de familia. Se hizo experto en camelarnos a todos y de gastarnos bromas, como por ejemplo descolgar el teléfono cuando le dejábamos solo o vaciar la lavadora desparramando los calcetines baboseados por la casa, por el mero placer de hacerlo.
Pero luego nos planta su mirada de Bambi y nos mueve el rabito y ale, todos sonrientes y dándole mimos.
Ha sido capaz de ablandar el carácter más duro del planeta: el de mi padre. Él solito, sin nadie que le eche un cable, ha conseguido que papá le preparase tortillas de patata y jamón para cenar. Que le subiese a su cama para echarse la siesta. ¡Su cama!
Fue la razón por la que mi canal del #irc se llamase Málaga-Cholo. De que mi famila veranease siempre en casas con jardín. De que yo conozca el olor de cada comida de perros del mercado. De que me gastase mi sueldo en comprar mantitas y pelotas. De que escribiese posts como este. De que cada vez que llamaba a casa, cuando vivía en Barcelona, lo primero que hiciese fuera preguntar por él. De que mamá durmiese en el suelo cuando te operaron y no te podías levantar ni para beber agua. De que cambiase de zapatillas cada invierno porque al final terminaban todas destrozadas a base de babas y mordiscos. De mis mimos más ñoños. De felicitaciones de Navidad peludas. De que en mi móvil siempre apareciese su foto de fondo de pantalla. De que la única foto que me llevase a Barcelona fuese la suya, enmarcada. De que aprendiese a jugar al escondite con un perro. De que mi primo Rubén descubriese el significado de "perro bueno" al acariciarte. De que le crease un perfil en facebook a alguien que ni siquiera teclea. De que les hablase de ti a mis ex como si fueses el hijo mío que tendrían que amar si querían ganarse mi confianza. De que yo regalase a alguien mis preciados peluches. De que muchos otros dueños de perros me envidiasen porque el mío es más bonito que el suyo. De las risas de los vecinos al verle perseguir palomas y gatos, sin éxito. De las fotos más absurdas del mundo, posando como un verdadero modelo sin sentido del ridículo ninguno:
De 16 años de sonrisas, de abrazos, de paseos, de lametones, de caricias.
Fuiste un campeón y no te olvidaré nunca, Cholo II. Yo siempre quise tener un perro de niña, pero tú rompiste todas mis expectativas.
Cuídate mucho allá donde vayas a partir de ahora (diles que te bañen al menos una vez al mes, malandrín) y recuerda: como sigas descolgando teléfonos te regañarán. No me dejes mal, eh.
¡Muaks!
Siempre fue un gran perro, lo sé desde que me hice fan de varios de sus cambios de estado. Incluso creo que alguna vez vi mi teléfono descolgado y no sabía porque razón... ahora la sé ;)
ResponderEliminar¡Gran historia y gran perro! ¡Un besote!
Cholo II ha sido el perro más afortunado del mundo por haberte tenido a tí de dueña. De todos modos, piensa en lo bien que se lo va a pasar en el Cielo de los Perros con Rintintín o Milú. Un besazo y ánimo.
ResponderEliminarNo lo conocí, solo a través de tus palabras... pero tanto cariño seguro que no era gratuito
ResponderEliminarBonito post
Buen viaje
Y un beso
Jo rizosa, qué tierno. Mucha suerte tú de tener un perro como él, mucha suerte él de tener una dueña como tú.
ResponderEliminarSiento que se te haya ido, te mando besicos. No mesescurre nada más :(
Muás!
Porcierto, no eres tú la de la primera foto, no?
ResponderEliminarGracias a los 4. Besos mil :)
ResponderEliminarFle: sí que soy yo. Ahí éramos ambos dos cachorros, ya ves ;)
Has conseguido que el post no sea triste, y no conocí (no tuve la suerte) al cholo en persona... pero yo no voy a poder evitar pasar todo el día triste después de leerlo :_(
ResponderEliminarUn beso
Pues a mí me ha caído una lagrimilla. Pero hay ido a para a la sonrisa que me has sacado. Me habría gustado mucho conocerlo y estrujarle las mollas del cuello.
ResponderEliminarUn besote, cariñet. Y un achuchón tela de fuerte ;)
Uffff chiquilla. Como me has hecho llorar con tus lindas palabras pal Cholo...
ResponderEliminarSeguro se lo está pasando genial allá donde van los mejores amigos.
Bezozzzz
Joder,qué disgusto...yo que venía con la intención de preguntarte cómo estaba tu perro y fíjate...
ResponderEliminarLo siento mucho,si el mundo fuese justo los perros vivirían más que las personas.
Un abrazo.
Nena, pero si ahí no hay rizos ni ná!!!! Eso sí, estas guapa, guapa! (aunque no tan graciosa como con la naricita roja).
ResponderEliminarMás besicos, guapa. Cualquier cosa, ya sabes, estoy en tos laos internautas (namás que me falta sumarme a la horda y saludarte como la auténtica elfa chunga que soy... algún día le robaré la cuentaltote... :P)
Estabamos aquí viendo "Permezo Avanti" (qué sucedió entre tu padre y mi madre) y en uno de los descansos me he puesto con el facebook que me ha llevado a tu post. Lo he leído con el presentimiento de que algo así cualquier día podía pasar, pero tal cual lo has escrito lo leía como si viese la cabecera de "Aquellos maravillosos años" (las fotos también han hecho lo suyo). Isa y yo os mandamos un fuerte abrazo y le deseamos lo mejor a Cholo allá donde vaya.
ResponderEliminarJooooo, y ahora, me dejas llorando como una gili..
ResponderEliminarGuapa, muchos besos y muchos ánimos, porque se de primera mano que esos amigos dejan un vacío mu puñetero...
Ya sabes por dónde ando, ok¿?
Un besaaazo!!
Creo que hay poco que se pueda decir. Siempre lo recordarás, siempre estará contigo; el cholito es parte de ti. Sé fuerte. Él siempre está contento cuando tú lo estás así que tú tampoco lo dejes mal a él :********************************* cuidate y mucho ánimo con lo que viene.
ResponderEliminarQué post más tierno. Esperemos, como dices, que Cholo II (El Grande, si me permites el mote del que parece digno después de haber leído este post), descanse allá donde vaya y siga haciendo sus perrerías :)
ResponderEliminarEn fin Bea que puedo decir... Lo siento...
ResponderEliminarJoer, que palo. Lo siento mucho, Bea. Cuando se pierde un bicho así, se siente mucho, si sabré lo que digo...
ResponderEliminarA recordar los buenos momentos!... Y no voy a repetir los comentarios sobre la foto de los cachorros, por no abusar... pero qué minusculilla estabas, ¿no? :)
Jo, qué post más tierno! Lo siento mucho. Ánimo!!
ResponderEliminarEs un post magnífico, a la altura del destinatario. Un post alegre, sobre seres afortunados (Ramón, Cholo, tú...), y destinado a los afortunados que disfrutamos de tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo grande para ti y un beso baboso para Cholo.
Ah, y por cierto, nadie puede dudar de que eres tú la de la primera foto! pero si estás igual! :PPP
Muchas gracias a todos.
ResponderEliminarTras unos días de pachuchismo total, ya me encuentro más animada y soy capaz de ver el lado positivo del asunto: ha sido un perro feliz. Ojalá cuando yo llegue a la vejez pueda decir lo mismo ;)
Un besote.
Yo también acabo de perder a mi perro en este mes a la tierna edad de trece años.
ResponderEliminarMe gusto el post, una forma memorable de recordarlo.
DeScAnSa En PaZ cHoLo II
XOXOXO
Ainns...un nudo en el estómago.
ResponderEliminarTriste post? depende de quien lo lea;) pero cariñoso y tierno..eso es objetivo.
Buen viaje Cholo II:)
#llorecon este post.
ResponderEliminarSolo se sabe lo que se siente con un pero cuando se tiene, y si encima te ha acompañado desde la infancia, es alguién más de la familia.
Seguro que le querías un montón.
No descuelgues muchos telefonos ahí arriba Cholo II :)
Sin palabras.
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