11 noviembre 2008

Cotidianidades

Nunca me había parado a pensarlo. Durante seis años ha estado ahí, en mi muñeca izquierda, sin necesidad de cuidados ni reparaciones. Siempre a punto para satisfacer mi necesidad casi enfermiza de puntualidad, altruista.

Es curioso cómo los objetos que conocemos desde siempre y que nos han acompañado durante largo tiempo parecen no existir ni tener un ápice de nuestra atención cotidiana a pesar de pertenecer a nosotros mismos, como una peca en la nariz.

Hasta que algo ocurre.


Esta mañana me desperté y mi reloj de pulsera se había detenido. Justo a las siete y ventitrés minutos, mientras yo soñaba con biofrutas y premios de lotería de Navidad.
Parado así, sin más,(de puntillas, no fuese yo a despertarme y darme cuenta justo a tiempo) como si estuviese harto de ser observado únicamente tres fracciones de segundo cada dos horas.

Supongo que le di pena. Más que nada porque él más que nadie debe conocer mi obsesión por no llegar tarde, por adelantarme a los acontecimientos y depender del paso del tiempo para todo. Seguro que se ha dado cuenta de que conmigo no es que sea invisible, sino que la mayoría de las veces que le presto atención es justo antes de ir a trabajar y, sobre todo, cuando estoy a punto de acabar mi jornada laboral.
Pero le miro, le mimo, le quiero como al que más.

Y él lo sabe, porque justo en el momento en que esta mañana descubrí que se estaba burlando de mí y pulsé el botoncito que tiene en el costado, las agujas continuaron su camino circular de nuevo y el reloj volvió a ponerse serio, profesional.


Me gusta pensar que en su día a día cotidiano él se da cuenta de que no me presta la atención suficiente justo esos días en los que se le olvida volver a subirse en mi muñeca y se queda durmiendo sobre la estantería del baño, donde siempre espera mientras me ducho... sin mirar, claro.

3 comentarios:

  1. a mi los relojes no suelen durarme mucho, pero también forman parte de mi vida

    suerte tiene que le mimes como lo haces, que la mayoria son odiados

    :***

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  2. Mi pobre reloj paso a ser un telefono movil, no me gusta tener nada en las muñecas y menos de esos que son comepelos.
    Hace un mes volvi a ver mi ultimo reloj, un casio con agenda telefonica (la caña en su tiempo xD) y funcionaba!! Por un momento pense darle otra oportunidad pero se que le iba a dar poca vida porque no hacia mas que llevarse golpes, pero ahi le tengo en el rinconcito, descansando hasta que le mire de nuevo y recuerde que el estuvo alli en otros momentos, parte de mi.

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  3. Hola, soy Elessar, de Relato Comansi. Me quería pasar para darte la enhorabuena por tu blog, me está gustando mucho.

    En cuanto a relojes, yo tengo un reloj binario (Es decir, te da la hora con unos y ceros nada más) La verdad es que es un show ver la cara de la gente en el metro a las 7 y media de la mañana intentando mirar mi reloj haciendo como si no lo miraran ^^.

    Bueno, que me enrollo, un besito y te leo por Relato Comansi.

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