13 febrero 2014

Mis 5 peores citas III: Especial San Valentín 2014

¡Buenos días, hermosos!
Ya está aquí el día más romántico del año para algunos, pasteloso para otros. Ese día en el que todos nos quejamos por una u otra cosa y que las calles se inundan de corazones rosa y de bombones. De reproches y caprichos. De amor y de soledad. De amor fingido también, por qué no. 

Yo ya lo he dicho alguna vez: no me gusta San Valentín. Tiene un no se qué que me pone triste que a día de hoy sigo sin saber identificar, tenga o no tenga pareja. Tampoco me gusta tener que regalar nada ese día ni necesito que me regalen nada -al menos sólo porque toque- como si el resto del año ya pudiesen seguir siendo unos rancios.

Pero no critico a quien lo celebre, ojo. Soy muy fan de cualquier tipo de celebración y, si el 14 de febrero es una excusa más para salir con tu churri a pasarlo bien por ahí y daros mucho amor, ole y ole. Que ya habrá tiempo de amarguras. 
Además yo soy un poco cursi (que sí, Pix0l, lo soy y a mucha honra) y me encanta cualquier tipo de demostración de amor y/o cariño, sea la que sea. Creo que no hay nada más auténtico que demostrar tus sentimientos hacia alguien, y por eso siempre se me pone carita de Bambi cuando veo a esas parejitas felices dándose arrumacos por ahí. 

La cuestión es que yo este año quería escribir un post especial para San Valentín pero no tenía muy claro el enfoque, así que como yo me debo a mi público me fui a la página de Fareborn a preguntaros a vosotros, mis fanses ovejosos, de qué queréis que hable en este post amoroso. Y la cosa estuvo clara: ¡mira que os gusta un marujeo o una miseria ajena!. Más o menos el 80% de mis lectores pidieron carnaza: anécdotas, guarradas, mis 5 peores citas. Material para el descojone general, vaya. 

Y ya van dos ediciones en el blog de mis peores citas ever, pero está claro que no os cansáis nunca. 
Por suerte para vosotros, yo tampoco me rindo nunca en esto de buscar el amor y... si me pedís material de primera, material de primera os voy a dar.

Esta vez, eso sí, haré algo diferente: hasta ahora tan sólo os había hablado de las citas que salieron mal por culpa de otros, es decir, citas en las que yo tuve que salir por patas porque soy una señora con un caché y me merezco mucho más que hombres zumbados, guarros o psicópatas. 
Lo que no me había atrevido a contar hasta ahora son esas citas que fracasaron porque yo la lié parda. Y os las había ocultado porque tengo orgullo, vergüenza y dignidad. 

Dignidad que me paso hoy por el rizo, que mañana es San Valentín y vosotros os merecéis conocer la verdad: la oveja a veces también hace que los maromos salgan por patas. A tope con la sinceridad voy.
Agárrense a sus asientos porque con todos vosotros llega el Especial San Valentín 2014:

MIS 5 PEORES CITAS - LIADA PARDA EDITION



1) La funda molar.

Quedé yo con un chico guapísimo una vez. Era uno de esos chavales que cualquier lagartona te querría quitar: alto, atractivo, simpático e inteligente. Luego resultó ser un poco ñoño y aburrido, pero esa es otra historia que no viene al caso.
La cuestión es que empecé a salir con él y en una de nuestras primeras citas conseguí convencerle para ir a cenar a un chino que me encanta. 
Todo iba como la seda: conversación agradable, miraditas cómplices, risas. Yo estaba doblemente emocionada y feliz, ya que por una parte estaba cenando con un señor que me gustaba mucho y por otra además me estaba poniendo cerdaca a base de rollitos y arroz tres delicias, cosa que me pone de muy buen humor.

Hasta que llegó la ternera con bambú y sucedió el desastre: en una de estas veces que fui a darle un bocado a un trozo de carne, noté con horror cómo masticaba algo duro y extraño justo mientras el chico me estaba contando no se qué (sería muy interesante pero la verdad es que perdí el hilo de golpe).  Yo soy una mujer educada y conozco el protocolo, con lo que escupir aquello automáticamente de la boca hubiese quedado muy mal, así que le di con la lengua para ver si identificaba aquel cuerpo extraño y comprendí, mientras se me helaba la sangre y empezaba a sudar, que se me acababa de caer la funda molar. Para los que no lo sepan, una funda es esa especie de diente "de mentira" que te ponen cuando uno de los tuyos está demasiado mal como para empastar, así que rápidamente os haréis una idea de la situación: tenía una muela en mi lengua y un agujero entre diente y diente. Era el Cuñao.

No sé cómo conseguí sacármela de la boca discretamente cuando él no miraba, esconderla con unas servilletas de papel, meterla en el bolso y seguir hablando sin abrir mucho la boca y sin reírme casi nada durante el resto de la cena. 
Si el chaval se dio cuenta o no es algo que nunca sabremos. Él no me dijo nada, pero me da la sensación de que debió pensar que tengo la sonrisa más falsa del planeta, porque me reía estirando mucho la boca hacia los lados en plan Carmen Lomana.

Fui al dentista días después y le dije que se dejara de pegamentos convencionales; que si había que fundirla con ácido a mis encías que lo hiciera o me quedaría soltera para siempre.  


2) Silent Hill

El verano de 2007 echaba yo muchas horas trabajando de animadora en el hotel, así que era muy normal verme siempre con ojeras y con un paso pausado y cadente en plan semanasantero. Aún así, yo intentaba tener una vida social activa y en mis horas libres trataba de aprovechar el tiempo lo máximo posible y salir, ver a mis colegas, etc, así que una vez quedé con un chaval después del trabajo un martes o un miércoles, no recuerdo bien. 
Era tardecillo, más o menos las once de la noche, y esa mañana yo me había levantado muy temprano y llevaba ya cinco o seis días de trabajo a mis espaldas, asi que cuando llegué a la cita debía tener peor cara que los pollos del Pryca. Pero allí estuve yo toda la noche, dando el callo, conversando y riéndome y tomando gintonics a la luz de las estrellas.

Todo iba genial hasta que llegó la hora de irnos. El chaval era todo un caballero y, a pesar de estar cerca de mi barrio, se ofreció a llevarme en coche hasta la puerta de mi casa. Y como yo estaba fundida, acepté.

Os prometo que fue todo muy rápido: fue sentarme en el coche, ponerme el cinturón y quedarme frita. De estas veces que te duermes tan rápido y tan profundamente que no te da ni tiempo de ser consciente de lo que está pasando. Pero sí, me quedé dormida. Súper dormida. Tan grogui que empecé a soñar y todo, -yo soy sonámbula- con tan mala suerte que empecé a gritar algo así como "QUE VIENEN LOS ZOMBIES, QUE ESTO ES SILENT HILL".
Me desperté yo misma por culpa de mis gritos. Pegué un respingo, asustada, me giré y vi que el pobre chaval me estaba mirando con cara de WTF, seguramente ideando ya un plan de escape ante zumbadas de la vida.

No recuerdo bien qué excusa le puse. Creo que fue algo tan ridículo y miserable como que jiji, jaja, qué cosas, que me acababa de acordar de una cosa que leí en internet el día anterior sobre un nuevo Silent Hill.

Al chaval, claro está, no le volví a ver.


3) Los dinosaurios

Nunca me dejéis beber demasiado, hamijos. Cuando bebo me quedo sin neuronas, (las pocas que tengo) y me pasan cosas como aquello que sucedió una noche de verano con un chico con el que quedé para tomar algo por la playa.
Yo no quería ir a tope, así que empecé con tinto de verano y tal, #detranquileo, pero la conversación era muy interesante y me lo estaba pasando en grande y una cosa llevó a la otra y me acabé pidiendo un gintonic que ríete tú de la Supercopa. 
Y mientras él me hablaba de la evolución, de Darwin, de las creencias religiosas y de Adán y Eva, yo me iba transformando poco a poco en Homer Simpson y en mi mente empecé a transformar sus palabras en blablablablablagintonicblablabla.

Hasta que el chico se puso a hablar muy apasionadamente de los dinosaurios y de sus descendientes, tipo lagartos o insectos, y yo me puse muy seria y, adoptando mi mejor cara de científica sexy, pregunté: "-Oye, y nosotros los humanos, ¿de qué dinosaurio seremos descendientes?".

Primera y última cita.


4) El kebab del mal.

¿A vosotros no os ha pasado nunca que sabéis que alguna comida os sienta muy mal, pero  que os gusta mucho mucho y por eso a veces no podéis evitar comerla? A mí sí y, como soy lerda, a veces se me olvida incluso mi intolerancia y zampo como si no hubiese un mañana.

Y eso me pasa a menudo con los kebab. Tienen que ser muy buenos y estar muy bien hechos para que mi organismo los acepte a modo de alimento, así que intento con todas mis fuerzas comer otra cosa cuando me dan a elegir. 

La cuestión es que en una cita a mí me dieron a elegir entre susto o muerte y yo elegí muerte. Había unos diez restaurantes entre los que elegir, y yo me fui directa al kebab porque me volví rubia (con perdón a las rubias) de pronto.

Imaginaos el resto: di más paseos al baño que en toda mi vida junta. Intenté aguantar el tipo como pude e incluso me quedé a la sobremesa, pero aquello no tenía cómo sostenerse para parecer  natural: me levantaba cada diez minutos, con la cara pálida y estertores de muerte. El pobre chaval debió pensar que me aburría, que estaba loca o, aún peor, la verdad: que me iba de vareta.

Esta vez fui yo la que no quiso volver a quedar con él, de pura vergüenza.


5) La de rojo.

Los hombres nunca nos comprenderéis en esto. Jamás. No sabéis lo que es sufrir la regla cada mes con todas sus consecuencias: dolores, angustias, cambios de humor, de peso, de apetito, y por mucho que os hagáis los pacientes y comprensivos nunca llegaréis a ser conscientes de la maldición que supone ser mujer y fértil. 

Yo, además, tuve una época del horror en la que tenía el periodo más troll de la historia: nunca sabía cuándo me iba a venir la regla. Podía retrasarse una semana, adelantarse, venir dos veces en un mes, etc, con lo que aquello eran un sin vivir constante. Menos mal que no tenía pareja y que mi vida sexual era más pobre que el sastre de Malena Gracia, porque si no me habría pasado la vida angustiada pensando en que cualquier retraso podría suponer trillizos rizosos.

En fin, que siempre llevaba encima material femenino a espuertas por lo que pudiese suceder. La sección de compresas y tampones del Carrefour se quedaba corta al lado de los bolsillos interiores de mis bolsos, y mis amigas siempre sabían a quién tenían que recurrir en caso de emergencia.

Hasta que un día conseguí una cita con un tío de escándalo de esos de revista y, pizpireta y emocionada, fui rauda a preparar mi outfit para estar perfecta esa noche: taconazos, vestidito blanco, melena leonina, maquillaje, perfume. Arrebatadora, vaya. Tan sólo me faltaba el bolso a juego y me empecé a agobiar, porque una mujer sin bolso se queda desamparada en el mundo. Mi madre fue mi salvadora aquella noche y, en el último momento, me prestó un bolso de los suyos que me iba que ni pintado. 

Ea, pa la calle. Bea, se te olvida algo. Bea, para. Bea... Y Bea que pasa un huevo de su diosa interior y sigue palante, palante, hasta el restaurante.

Adivinad quién empezó a sentirse mal en mitad de la cena. Quién identificó rápidamente aquellas punzadas de dolor abdominal. Quién casi se muere cuando recuerda que llevaba un vestidito monísimo de color blanco y un bolso de su madre.

La fuga que di yo aquella noche fue para grabarla con el móvil y usarla para el guión de la próxima peli de escapismos en prisiones.  Es que ni recuerdo qué excusa le di al pobre chaval, pero no llegué ni al postre.


A mí así es que no me casáis, eh.




Este post va dedicado a todos los Grinchs del amor que decís que San Valentín es pasteloso y hartible. A todos los solteros que os querríais meter en un bunker cada 14 de febrero para no soportar a las parejitas cursis dándose amor. A los que decís que San Valentín lo inventó el Corte Inglés. 
Riámonos un poco del amor y de la vida, carajo. Y dejemos que aquellos que tienen la suerte de enamorarse y que consiguen tener citas maravillosas las disfruten, que el mundo no tiene la culpa de que a nosotros nos siente mal el kebab o se nos caigan las fundas de los dientes.

Feliz San Valentín, hagáis lo que hagáis mañana, y recordad: ver Glee en series.ly también es amor.



P.D: os dejo aquí los enlaces a las dos ediciones anteriores de Mis 5 Peores Citas, por si vais a tope con las miserias de la Rizos xDDD

Mis 5 peores citas I
Mis 5 peores citas II

35 comentarios:

  1. Me he leído los tres artículos del tirón. Fantásticos todos, por lo bizarro. Pero qué te voy a contar... tus cuentos me han hecho recordar mis fiascos propios y son la risión :)
    Dicho esto, me encantaría saber como han sido las buenas también, que eso reconforta y mola más.

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    1. Las buenas las dejo para otra ocasión más seria :)

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    2. Bizarro en español significa valiente, en inglés es raro, pero en español valiente. Mirad la RAE si tenéis dudas

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    3. Tienes toda la razón, anónimo. Es un false friend muy común, pero bizarro en español es valiente. Como los que firman con su nombre.

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    4. Ana García Martín2/21/2014 7:34 p. m.

      No pensé que importara mi nombre, no tengo blog y mi email es de la empresa en la que trabajo, con lo que no lo voy dando por ahí por lo que pueda pasar

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    5. No es que importe tu nombre. Obviamente da igual si te llamas Ana o Manoli, pero ya que dejas un comentario en un blog exclusivamente para corregir a otra persona que ha dejado un comentario, qué menos que hacerlo firmando y no en plan troll.

      Gracias por responder, por cierto. :)

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  2. Si yo tuviera que decidir cual de estas cinco citas sería la peor tendría dudas... me debato entre el kebap y la de rojo.... espero que hayas tenido más wenas citas que horrorosas. Un besazo y Feliz San Valentín rizosa

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    1. Yo creo que en la que lo pasé peor fue en la que me quedé dormida, porque ese chaval me molaba bastante y se fue todo al carajo. Dónde estará, ese pobre hombre xDDD

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  3. Estas anécdotas no hacen huir a un caballero de verdad. Y oye, que no sabes qué pensaron aquellos a los que no quisiste volver a ver

    Por cierto, si te digo que soy un romántico... ¿me creerías?

    Muaks

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    1. JAJAJ UN HOMBRE DE VERDAD QUIERE A BEA HASTA CON CAGALERA.

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  4. Doña, no me he podido reír mas con tus citas, aunque quien no ha tenido citas así? yo recuerdo una en que quedamos a comer, después a una tetera, y cuando llevaba mi segunda/tercera tetera....note un retortijón en las tripas tremendo, cuando el fue a pedir una bebida intente tirarme lo que se conoce comúnmente como un cuesco....y la lié......tuve que salir por patas al cuarto de baño, con una diarrea horrible....esa cita fue horrible y no por el chaval, pobrecito, si no por que prácticamente tuve que tirar las bragas al cubo de la basura y salir con el pantalón vaquero tipo comando (cosa que no recomiendo, las costuras se te clavan en los peores sitios). Que incomodidad de cita y que malamente lo pase, aunque ahora recordándolo me da una risa tremenda.

    Un besazo doña y a ver cuando quedamos que el Rendfield no parece por la labor

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    1. JAJAJA pero tía, lo tuyo da para post también XDDDDDD
      A ver si nos vemos prontito, sí ;D

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  5. Ay pobre, qué mal trago el de la regla y el del diente!!!!!!! Lo peor es que lo que va mal en las citas eres tú.... cuéntanos las citas que salieron mal porque ELLOS fueron el problema, hombre!!!!!!! ;)

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    1. Tienes los dos links al final del post. Mis anteriores ediciones de Mis 5 Peores Citas van sobre chicos raros, raros, raros ;)

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  6. Grande Rizosa!! Tremendo el del Silent Hill!!! Imagínate que le conquistas con eso!! Yo me hubiera partido de la risa, jajajajajaja. Frikazos power!!

    Todo lo demás me ha parecido muy digno, y que nos puede pasar a todos. Y al que no le haya pasado es que ha tenido pocas citas :P

    Me sumo a la idea de las citas buenas, que seguro que haberlas haylas.

    Bien de amor para este año, love is in the air!! :)

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    1. Ais, qué mal lo pasé en la de Silent Hill, Dani. Yo creo que verdaderamente ese tío se piró pensando que estoy loca de remate xDDD

      Un besazo!

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    2. Y no le faltaba razón no? jajajajaja. Y lo bien que se lo pasa uno con su visión particular de la vida... Hay que entendernos para querernos!! :) Muchos besos!

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  7. Ami me sales gritando "Silent Hill!!!" en una cita y no te me escapas. Muy divertido el post, rizosa, pero veo que has sido tu la que ha huido más que ellos. Lo mismo alguno sigue buscándote ;-)

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    1. Pues muy mal deben buscar, que yo sigo en el mismo sitio :P

      ¡Un beso!

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  8. Muy buenas las historias, yo me quedo con la primera pq la profesión va por dentro,ja,ja, si la cita es con un dentista pueden pasar dos cosas: Que le gustes mucho,mucho y te abra la consulta y te lo arregle esa misma noche o q salga corriendo pq no hay peor cosa q hablarle de tus problemas dentales a un dentista! Por citar dos ejemplos de salir corriendo te explicaré que en un speed dating q me apunté para provar una vez, por eso de que yo soy más del face to face y reniego de ligar por internet, pues resulta q dos de las chicas al decirles q era dentista empezaron a soltarme el rollo de sus problemas dentales, una tenia una funda feísima en un central superior, que se afanó en señalar como si no hubiera sido la primera cosa en q me fije al decirme hola q casi se me para el corazón, y la otra empezó a preguntarme si le iba a doler mucho una cirugia de las encías q le harían el lunes, esas cirugías se hacen cuando tienes una enfermedad periodontal moderada-severa, piorrea para los profanos, de manera q tenia la boca llena de bacterias patógenas de esas q hacen muy mal olor de boca, a podrido concretamente, de manera q aguanté los ascos como pude los 5 minutos de la cita y hasta luegooooooooorrrrrrrrr , ni loco le planto un beso a semejante boca séptica y/o fumadora, en fin, ahí he dejado mi contribucion a malas citas con un dentista, para q las mozas vayasn prevenidas, ;)

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    1. Me meo contigo xDDDDD Yo por suerte creo que el chaval no notó mi problema, pero si encima hubiese sido dentista intentaría mucho más que no se hubiese notado la caída de la funda xD
      Por suerte fue una muela y no estaba muy a la vista.

      Lo de contarle tus problemas dentales a un desconocido, por muy dentista que sea, me parece muy mal. Vaya, como si no fuese capaz de verlos él mismo.
      Creo que deberías dejar de ir a los speed dating esos :P

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    2. Uno y no más creo... XD

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  9. Te comprendo con silent hill. Yo también escuche por la noche ese teléfono sonando en mitad de la nada y esa voz de niña diciendo papa donde estas? Tengo miedo

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    1. Ufff qué recuerdos! Creo que voy a jugar de nuevo :DD

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  10. jajajajajajajaaaaaaaaaa| simplemente geniallllllllllllll|||

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    1. Gracias, me alegro de que mis miserias sirvan para animaros la mañana XDDDD

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  11. Ohh!! Entonces finalmente, de que dinosaurio somos descendientes?xD

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  12. Me siento hasta culpable de lo que me he reído con tus citas (porque tú pasándolo mal y nosotros partiéndonos la caja, jajaja), pero es que la del vestidito blanco ha sido el remate....yo tuve una así, XD!!! jjaj!

    A mi también me gusta que flote el amor, sea 14 de febrero o no, que mira que somos quisquillosos a veces, dejemos que la gente se quiera!

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    1. No te sientas culpable, si total xD Yo me lo tomo con filosofía :)
      Contadme las vuestras, ¡porfavó! Así me sentiré mejor :DDD

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  13. Ohhh, The End. Película muy cachonda de tus desventuras en el amor. Tengo que pensar yo sobre cagadas de esas. Mis favoritas la de la muela y la de Sillen Hill.

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    1. Piensa, piensa y me las cuentas. Mal de muchos...

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    2. Pues es que así pensando, las anécdotas más cachondas y ridículas me han ocurrido con la misma persona, con la que he mantenido una relación intermitente que ha durado casi 4 años pero que acaba de finalizar por enésima vez. Y entre eso, y que me lee, como que no me sale ahora contarlo, pero me guardo la idea para más adelante.
      Mi número estrella fue el "crusaito sexual", cuando de lo borracha que iba me caí de la cama en una postura imposible, pero yo seguí haciendo lo que estaba haciendo toda digna. Y con los años, me pedía que lo repitiera y nos descojonábamos.

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    3. El Crusaíto Sexual. Me meo muy mucho xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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  14. Ay madre Bea... pero que cosas te suceden, eso si me he echado unas risas...
    San Valentín es un día comercial y punto, yo prefiero el amor los 365 días al año :)

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