05 octubre 2013

Esos peludos.

Hoy se ha muerto la perrita de una mujer maravillosa. Se llama Bea, como yo, y adoraba a esa perra. Se ha desvivido durante meses por cuidarla y mimarla, y se alegraba cuando conseguía que el animal comiese un pedacito de carne igual que una madre se alegra cuando su hijo consigue alimentarse bien después de estar enfermo. 

Yo sé lo que es querer a un animal. Hace ya más de un año que se murió mi Cholo, y todavía le echo de menos y casi me parece que sigue dando trotes por la casa, de vez en cuando. Quien nunca haya tenido un perro o un gato es incapaz de conocer todo el cariño que te transmiten estos bichos, todo lo que te hacen sentir. Esa necesidad de protección que nos inspiran y lo frágiles que les vemos, adorándonos, idolatrándonos, convirtiéndonos en sus héroes. Admirándonos incondicionalmente. Queriéndonos de una forma tan sincera, limpia y desinteresada que difícilmente podría compararse con el amor que profesamos los humanos. 

Y sí, claro, sólo son animales. Obviamente les sobreprotegemos, les mimamos en demasía y quizá nos pasamos con nuestra ansia protectora, pero no hay mejor equivocación: los animales nos hacen ser mejor persona.
Yo siempre he creído (y lo defenderé por más argumentos en contra que me den) que alguien que es capaz de amar a un animal no puede ser mala persona. Alguien que se preocupa por un ser peludo y baboso, que le cuida, que disfruta de su compañía, que se emociona con sus lametones y muestras de cariño, que sufre con su dolor, tiene algo especial en su manera de ver el mundo que le hace ser más bondadoso y empático con las demás personas. Verdaderamente no me imagino a un maltratador, a una asesina o a alguien frío y calculador incapaz de sentir nada por nadie cuidando de un perrito con cariño. 
Y puede que me equivoque, pero hasta hoy mi experiencia me ha demostrado que es así e inconscientemente en mi mente hago esa calificación cuando conozco a alguien: si tiene mascota y la quiere, es buena gente, del mismo modo que mis alarmas se disparan cuando conozco a alguien que desprecia a un perro o un gato.


Bea es muy buena gente. Igual que Casiopea, mi amiga y "mami" de cuatro gatos. Que otros pueden llamarla así, "la loca de los gatos", pero que a mí me enternece. Igual que Alejandro, que sube fotos de su "gordita" a Instagram día sí y día no.  O Mariajesú, con su Neko, el labrador  de su fondo de twitter que me tiene enamorá.
Porque no hay mejor locura que amar a los animales. No hay extravagancia más deliciosa que desvivirnos por un bicho, por canalizar de forma tan dulce nuestro cariño y de perder la cabeza por ellos. 


Le mando un besazo gigante a Bea, que sé que ahora mismo lo necesitará. Tu Dolly tuvo mucha suerte de tenerte, igual que tú de haberla tenido a ella. 

Y vosotros, los que me leéis, haceos el favor de ser inteligentes y amar a un animal. Porque si conseguís tener la gran suerte de ser el objeto de devoción de un perro o de un gato, veréis que os hacen el mayor regalo que nadie os podrá regalar nunca: su poco tiempo.



10 comentarios:

  1. Precioso Rizer. Yo echo de menos a mis perros también y tiemblo de pensar que mi gata está muy mayor ya.
    :___)

    ResponderEliminar
  2. La pena es que con la esperanza de vida de los animales domésticos, si nos encariñamos con un peludo tarde o temprano tendremos que sufrir este momento. Yo lo he pasado (incluida la larga enfermedad) y es duro

    Y ahora tengo un gato que ha cumplido ya los doce años...

    Eso sí, esta ley de vida nos enseña una importante lección: Hay que disfrutar a cada momento


    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Ains, cómo no quererles. Y qué cierto es eso de las lecciones que nos enseñan y de lo que nos ayudan a ser mejores personas. No sé si lo leíste, pero yo le hice mi particular homenaje a mi peludo aquí: http://ironiassudoresysinceridades.blogspot.com.es/2013/03/terapias-perrunas-lecciones-humanas.html

    ResponderEliminar
  4. Aún echo de menos a mi Taby, ese gato enorme que acechaba tobillos tras los sofás. Hace dos años que murió. Y a Misi, que luchó hasta hace diez meses. La peluda Deva estuvo un tiempo buscándolos y ahora se entretiene malcriando al cachorrillo que me llevaron a la clínica... ¡hace ya nueve meses!

    Los animales son parte de mi vida, son mi trabajo también, me roban mi sofá y se desviven por un pedacito de queso. Me dan alegrías (aunque a veces los echaría al arroz ¬¬) y algún que otro disgusto. Lo que siempre he tenido claro es que es muy importante que vivan alegres, contentos y con calidad de vida. Sin esa calidad, no tiene sentido.

    ¡Besotes hermosa!

    ResponderEliminar
  5. Yo recuerdo a todos y cada uno de los bichis que han pasado por mi vida y no me podría imaginar esta sin ellos... Son mi vida, mi trabajo, mi familia... Procuro no pensar en cuando se irán, sobre todo una de mis gatunas que es mayorcita.
    Bonito y emotivo homenaje peludo :_)

    ResponderEliminar
  6. Qué bonito ^_^. Pienso exactamente como tú, quien ama a los animales nunca puede ser mala persona, y también es una de mis primeras clasificaciones (la primera, creo, ¡ups!) cuando conozco a alguien.

    Nos ayudan a ser mejores personas, sin duda. Es TAAAAN ENORMEEE el amor sincero y desinteresado que nos dan, nos regalan TANTO... que merece la pena a pesar de la inmensa tristeza que sufrimos cuando se nos van. El tiempo que compartimos con ellos es uno de los tesoros más valiosos que nos puede ofrecer la vida.

    Un beso muy grande para Bea, sé cómo se siente pero también sé que su peludita es un ángel que jamás la dejará sola. Estoy convencida que en alguna parte, algún día, nos reencontraremos con ellos. Ánimo :*

    Otro beso para ti, este post me ha encantado y me ha puesto un poco blandita, ay... recuerdos, y tristeza porque se van a repetir, quizás dentro de no mucho :´(

    ResponderEliminar
  7. No todas las personas que quieren a los animales son buenas personas, de todo hay.
    En cualquier caso, los animales hacen mucho bien, eso es verdad.

    ResponderEliminar
  8. No quiero ni pensar cuando falte Perrote... 8 añazos ya, pero espero que nos dure otros tantos por lo menos.

    Lo que se les quiere...

    Besazo para Bea :***

    ResponderEliminar
  9. Lo que yo me he apoyado en mi Martina...me ha aguantado más lágrimas que nadie, y ella solo me mira y ronronea porque le encanta estar a mi vera...manteniendo un poquito de distancia eso si, que no le gusta que la soben :). Se crea un vínculo enorme con los animales y el que no lo entienda se pierde una parte maravillosa de la vida.

    Besos rizosa ;)

    ResponderEliminar
  10. Bea, por desgracia yo sí que he conocido a una persona que amaba a los perros en especial y a los animales en particular y era una mala persona (era un maltratador que pasó de psicológico a físico)

    ¿Es malo querer a los animales? No. ¿Querer a los animales es sinónimo de buena persona? Tampoco

    Un saludo de mi parte, de la de mis dos gatos negros y de Leo un gatito que tengo en acogida.

    ResponderEliminar