27 marzo 2011

Cada siete olas

Cada seis olas tranquilas y acompasadas, rítmicas y hermosas, llega una traviesa e impredecible que rompe contra la orilla con fuerza y acaba con la magia.
Cada libro que leo que me gusta mucho, acaba teniendo continuación unos años después. Y estas segundas partes casi siempre son como la séptima ola: destructivas.

Cada siete olas es la segunda parte de Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer. Y si el primer libro me fascinó, este segundo me provoca sentimientos contradictorios:

-Me gusta porque mantiene ese estilo fresco, sencillo y dinámico que caracterizaba esta historia de amor virtual entre Leo y Emmi, y a la vez la profundidad de dos personajes tan bien definidos, tan diferentes, tan reales. Tan familiares, tan cercanos. Admiro la capacidad del autor de crear un argumento tan complejo usando tan sólo correspondencia virtual. Sin narradores, sin acción a tiempo real. Sólo el feed-back de nuestros dos protagonistas: ellos son los que nos cuentan la historia en los e-mails que se envían el uno al otro, cada uno haciéndonos cómplices de sus peculiares visiones del mundo y de su realidad.

-No era necesario. El primer libro ya tenía su principio y su fin, su conclusión; ya nos permitía a todos quedarnos con la esencia e imaginar el desenlace real. Adoro los libros que me dejan un regustillo agridulce en los labios cuando leo las últimas frases porque, a fin de cuentas, son más reales que los cuentos de hadas. En la vida real no suele haber finales felices o, si acaso, no son tan felices como nos cuentan a veces. Por eso me encandiló Contra el viento del norte: porque de ser real esta historia, me costaba muy poco imaginar un final parecido para nuestros queridos Leo y Emmi. Pasó lo que tenía que pasar.
Pero Cada siete olas no nos cuenta la verdad: nos trae lo que queremos leer. Es como cuando te dicen que no te preocupes, que al final todo saldrá bien. Que el tiempo pone todo en su lugar. Que cada cual recoge lo que siembra. Que a cada cerdo le llega su San Martín. Que hay muchos peces en el mar. Que mañana será otro día.
Y sí, vale,  decirlo queda muy bonito, pero en la vida real al final descubres que no siempre sale todo bien. Que, a veces, las cosechas se estropean por mucho que siembres. Que igual no te mola el pescado, por mucho que pesques.
Y por eso creo que hubiese preferido que Contra el viento del norte no tuviese segunda parte: porque de nuevo me he quedado con la cara de tonta que se me queda cuando me dicen que no pierda la esperanza.
 Hace diez años igual me lo creía, y puede que al terminar de leer este libro hubiese llorado como una lerda. Pero a estas alturas ya no.

En definitiva, ¿recomendaría este libro? Si eres un amante de los finales felices, sí. Tras sus aparentemente simples diálogos epistolares encontramos perlas en forma de reflexión que nos harán pensar y nos recordarán a nosotros mismos, a aquellas viejas historias de amor que vivimos casi sin querer.
Pero si leíste la primera parte y te gusta tal y como está, dejemos que el viento del norte siga soplando y no busquemos consuelo en la séptima ola... porque la séptima ola resulta ser, finalmente, una leyenda.


4 comentarios:

  1. Interesante reflexión.

    Si me lo permites... te voy a hacer una pequeña pregunta.

    ¿Qué esperabas del libro cuando abriste la primera página? ¿Lo cogiste con ganas o con miedo?



    Besooooos

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  2. Pues... un poco con las dos cosas. Quería leerlo, pero mi intuición me decía que no sería igual. Y así fue: el primer libro me gustó mucho, me impactó, pero este a pesar de resultarme... "bonito", no me ha impactado.
    Aún así no me arrepiento; ya digo que tiene frases muy bonitas y es más profundo de lo que parece a simple vista.

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  3. Para casi todo, "sengundas partes nunca fueron buenas", o lo que es lo mismo "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver". La pena es que aveces las cosas que tienen éxito se alargan por intereses comerciales (cosa que veo lógica, no lo critico) y muchas veces no son ni necesarias ni recomendables. Pero está así montado...

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  4. AA: Eso parece. Por lo visto el autor no tenía intención de continuar la historia, pero le escribieron una horda de lectores ansiosos por otro final, y dice que se vio "obligado".
    En fin, muy obligado no estaría :P
    UN besote.

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