25 septiembre 2007

Insertar sonido de guitarrillas españolas de fondo

Para escribir este post debo remontarme al principio. Centremos la acción en el hotel donde trabajo, respirad hondo y prestad atención.



Abril de 2007, un matrimonio francés discute en la terraza de la habitación donde se hospedan. La discusión se vuelve demasiado acalorada y él, en un supuesto descuido, empuja a su mujer hacia la barandilla provocando que ésta cediese y que ella cayese desde un quinto piso hasta el solarium del hotel donde, entre alaridos, un grupo de niñas son testigos de lo ocurrido. La mujer falleció horas después en el hospital.



Mayo de 2007. Hablando con el subdirector del terrible suceso del mes anterior, me cuenta que en este hotel no es la primera vez que muere alguien. La subgobernanta anterior se suicidó mientras trabajaba, algunos años atrás. No me quiso decir en qué zona exacta del hotel lo hizo para que, supongo, no me entrase un yuyu ni dejase de visitar ningún rinconcito de mi hermoso lugar de trabajo.



Junio de 2007. Mientras dirijo una partida de waterpolo en la piscina, un inglés se cae frente a nosotros por las escaleras del bar rodando, llenándolo todo de sangre y quedando inconsciente frente a treinta niños que no volverían a dormir tranquilos en sus vidas. El caballero permaneció en el hospital el resto de sus vacaciones, y aunque el accidente no fue grave sí que fue lo suficientemente aparatoso como para que se revolucionase el hotel entero.



Julio de 2007. 11:30 p.m. Un señor llama a recepción con la voz ronca y gutural, jadeando, hablándole a la pobre recepcionista en algún idioma poco estudiado por el mundo occidental. La recepcionista no le comprende y primero piensa que se trata de una simple broma como tantas otras que le gastan cada noche, y prosigue con sus tareas cotidianas sin darle más importancia. A las dos horas tiene aún cargo de conciencia y manda al guarda de seguridad a la habitación desde la que llamaron... Cuando el guarda llama a la puerta y no obtiene respuesta, fuerza la cerradura para entrar y encontrarse a un joven de 32 años, muerto, dentro de un charco de sangre. Aún hoy no se sabe a ciencia cierta la razón de su fallecimiento, pero parece ser un suicidio...



Agosto de 2007. Este fue un mes de corrupciones y delitos varios... Estando yo en el miniclub coloreando con los niños, entra una mujer bastante rarita y me saca una placa de la Interpol. Me dice que anda buscando un pederasta en el hotel, que está de incógnito y que si veo algo raro le avise inmediatamente. No supe nada más de ella ni del pederasta, pero sí llegué a encontrar una bolsa llena de pastillas de lsd y cocaína en el parque infantil...
Días más tarde, una mujer bastante maquillada se acerca a recepción muy nerviosa gritando que es prostituta y que cuando estaba haciendo guarradas con un señor cliente del hotel, éste sufrió un infarto y que ahora yacía muerto sobre la cama de su habitación. Y así sucedió, tal y como corroboró la policía días después.


Septiembre de 2007.
Un hombre habla por teléfono en el balcón de su habitación, hace un aspaviento y ve como el móvil se le cae en el balcón vecino. En lugar de salir al pasillo y llamar a la puerta para pedírselo a los clientes de la otra habitación, este señor se decide a saltar de balcón a balcón agarrándose al cable de la antena. Resbaló y cayó de cabeza desde el quinto piso hasta la calle. Murió en el acto.

Hoy.
Hablando con mi compañero de curro a la hora de comer, llegamos a la conclusión de que algo extraño está pasando en nuestro hotel. Que no es normal esta oleada de crímenes, suicidios, accidentes, delitos y demás percances en un lugar que debiera ser alegre y animado. Bueno, animado es, pero en fin... que hay como energías negativas en el ambiente.
El caso es que estábamos aburridos y decidimos subir a la azotea a tomar el aire. Nos montamos en el ascensor, llegamos al décimo piso y cuando salimos del pequeño habitáculo descubrimos una puerta entreabierta que nunca antes habíamos visto. La cruzamos, curiosos, y nos damos de bruces con una habitación enorme alicatada de blanco en paredes, suelo y techo. Ni un sólo mueble, tan sólo manchas extrañas en las paredes y una bañera vieja y oxidada al fondo, en un rincón. Una ventana minúscula con rejas era lo único que me permitía recordar donde estaba, puesto que a través de ella se veía la piscina... pero aquella habitación era rara, rara. Vamos, que mi compi y yo nos cagamos de miedo y salimos por patas xD


El caso es que ahora lo comprendo todo... Yo no curro en Torremolinos, ¡yo curro en Silent Hill!


6 comentarios:

  1. no has pensando dedicarte a la lliteratura de crimenes y misterios? porque material tienes...

    yo te ayudo...

    :***

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  2. Yo solo leerlo, soy reacio ya a acercarme a Torremolinos siquiera :S
    Cuidate mucho guapa!!
    Un beso!!

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  3. Vaya movidas pasan ahi en tu hotel.

    Que mal rollin

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  4. Ese hotel es peor que el del Resplandor!! Menos mal que en la habitación blanca no había una vieja silla de ruedas, jaja, me pasa a mi y me cagolaspatasabajo!!

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