08 septiembre 2009

Vergüenza a un euro.

Ayer estaba jugando al juego de la verdad con un amigo a la salida del cine. Ya sabéis, ese en el que te hacen una pregunta chunga a la que tienes que responder sin mentir, o al menos sin molestar a tu conciencia.
Me preguntó qué es lo que he hecho en mi vida de lo que más me arrepiento... Yo me paré a pensar un momento y entonces, bajando la mirada, me acordé.

Hace ya bastantes años. Creo que era cuando empezaron a aceptar el euro en las tiendas, allá por el 2001. Yo estaba con mi madre comprando utensilios de cocina en un chino de esos de todo a cien y al torcer una esquina me topé de bruces con un ancianito bastante mal vestido y aseado que, al verme, me preguntó tímidamente:

-Disculpe, señorita, ¿podría decirme cuántos euros de esos tengo aquí?

Me acercó la mano abierta donde descansaban unos cuantos céntimos (cuarenta, a lo sumo), así que yo respondí, sin acercarme mucho:

-Puesss... creo que hay cuarenta céntimos, señor. Eso no llega ni a medio euro.

Y me di la vuelta y seguí buscando los tupperwares por las estanterías, distraida, olvidándome de aquel hombre extraño por unos minutos.

Cuando ya tenía mi cesta llena de artículos inútiles y horrorosos (indispensables en casa, vamos) me puse en la cola para pagar y de nuevo la voz del viejecito resonó junto a mi oído, esta vez dirigida a la cajera:

-Oiga, ¿me llega con estas monedas para comprar esta pelota?

Sostenía una pelota de gomaespuma de las que normalmente le compro a mi perro, de esas que destroza en menos de dos minutos. La cajera le echó una mirada asesina (paseando su expresión de repugnancia desde sus zapatos medio rotos hasta las greñas de la barba del pobre hombre), y escupió entre dientes:

-Mire, con cuarenta céntimos no le llega ni para el pan. Lo siento pero no puede llevarse la pelota.

Por un momento me sentí bastante mal, ya que la mujer había sido innecesariamente borde con el señor, pero no dije nada mientras él se volvía camino de la salida, no sin antes susurrarme entre dientes:

-Es que quería comprarle algo a mi nieto, que nunca puedo verle...

Permití que saliese de la tienda casi arrastrando los pies y con la cabeza tan gacha como un niño al que acaban de dejar sin cena.
Durante un minuto la cajera tuvo que llamarme casi a voces, porque yo estaba con la cabeza en otra parte y no me enteraba de que era mi turno para pagar. En mi mente veía al ancianito en la residencia, mirando al suelo y acordándose de su familia. Me imaginaba vergüenza en su mirada, al no ser capaz ni de hacerle un regalo a su nieto el único viernes en que por fin irían a visitarle.

Cuando acabé de comprar y salí de allí con mi madre, reaccioné. Empecé a correr calle abajo, buscando al anciano. Llegué hasta el cruce y, al no encontrarle, volví sobre mis pasos y corrí calle arriba.

Pero ya no estaba, y con él se fue mi rabia.
A día de hoy aún me paro en aquella acera por donde le vi marchar de vez en cuando, para ver si me encuentro con él y me da la oportunidad de enseñarle a contar céntimos y regalarle dos, tres o cuatro euros. Aunque sé que, por muchas pelotas que le compre, ya nada hará que el reproche de mi egoísmo deje de darme pinchazos en la conciencia cada vez que bajo al barrio y paso por esa tienda.

23 comentarios:

  1. Hace tiempo que sé que este es un mundo cruel; dejamos muchas veces que crueldades e injusticias pasen delante de nuestros ojos, sin reaccionar a tiempo. ¿Es acaso que nos hemos acostumbrado ya a estas cosas?... lo cierto es que no podemos salvarlos a todos. Es triste lo de aquel anciano, pero conozco decenas de casos similares, como aquel anciano que dejaba toda su herencia a cambio de que le diesen un poco de cariño, y sus familiares acabaron con el dinero y él murió solo como un perro. El ser humano supera muchas veces los límites de la decencia. A veces pienso que ojalá no tenga que vivir esas cosas, y sin embargo me hallo sumido en un mundo de soledad infinitas, de cuatro paredes; muchas veces pienso que no importaría a nadie si yo cayese muerto, porque ¿quien se iba a dar cuenta?... es tanta nuestra tendencia a encerrarnos en nosotros mismos que me pregunto si no habremos creado ya 7 mil millones de mundos paralelos, donde todo gira en torno a nosotros mismos. Sin embargo, cada dia, suena el despertador y salto de la cama... me levanto y como un autómata hago las mismas cosas de siempre. Muchas veces odio estas 24 horas, y sin embargo la mayoría del tiempo, no me canso de vivirlas.

    ResponderEliminar
  2. Entiendo esa rabia. Yo la he sentido cuando he pensado en dónde coño estarán los hijos de todos esos yayos que a duras penas pueden vivir de forma autónoma. Yo es que veo a los yayos indefensos y me toca la fibra, joer.

    ResponderEliminar
  3. Que tire la prmera piedra el que no se arrepienta de cómo ha actuado en algún momento de su vida.

    Otro gran post. Eres mágica, Rizos.

    ResponderEliminar
  4. Por cierto, ¿no tienes ningún recuerdo sobre algún explorador rechoncho? Ya que ha quedado patente que Up te ha calado hondo con el tema del viejo...

    ResponderEliminar
  5. Anónimo: gracias por tu comentario, pero yo sí que me daría cuenta si desaparecieses.

    Sil: Uf, eso me pone negra... no soporto ver sufrir a un ancianito.

    Albret: Joder, ¿tanto se nota que la peli que fuimos a ver es Up? xD
    Puessss... no, de exploradores chinos rechonchos no tengo ninguna historia, y menos mal, que los niños me ponen más tierna aún :P
    Gracias por lo de especial. Tú si que eres frik... digooo...especial ;)

    ResponderEliminar
  6. ¿En qué momento he dicho que seas especial?

    ResponderEliminar
  7. Especial, mágica xD Vamos que soy rarita. XD

    ResponderEliminar
  8. Que me aspen si mágica y rarita es lo mismo!

    Muy triste lo del abuelo con los cuarenta céntimos, pero es que eran cuarenta céntimos... milagros, milagros, tampoco.

    Ahora, eso sí, mi desprecio más absoluto para la dependienta del todo a cien.

    ResponderEliminar
  9. Al, mira lo que has conseguido! xD
    Vale, sí, quería darle las gracias por llamarme mágica y llamarle a él especial, pero no releí mi comentario antes de enviarlo y me equivoqué!
    Ea, ya está! xD

    ResponderEliminar
  10. Eres especial, eres mágica, eres rarita y tu pelo huele muy bien. ¿Mejor?

    ResponderEliminar
  11. El otro día se me acercó una chica bastante joven por la calle, iba bien vestida, con un abrigo caro y móvil guay en mano, tenía las uñas bien pintadas e iba bien maquillada. Muy educada y con expresión de vergüenza, tras ser rechazada por un par de transeúntes, se me acercó a mí y tras mil disculpas me comentó que buscaba ayuda para volver a su ciudad, ella había salido de trabajar pero se le había olvidado el pasaporte de la residencia en la tienda donde trabajaba, y el jefe ya había cerrado. Necesitaba dinero para coger el tren y para volver a la residencia sin pase.

    Tenía prisa y lo único que me pasaba por la cabeza era, qué pasaría si yo estuviera en el lugar de la chica. Así que le di una cantidad considerable de dinero que aun no he vuelto a ver. Se trataba de un timo vulgar y corriente.

    Es bonito ser bondadoso con el mundo desconocido, y humanitario. Pero en los cuentos de hadas. Yo ya he aprendido la lección.

    ResponderEliminar
  12. Guau!

    Eso te acompañará siempre.
    Yo me estaría dando cabezazos hasta la muerte, por no haberle comprado la pelota.
    Pero no te flageles demasiado.
    Tenemos el carácter que tenemos. Y cuando a mí me impacta algo tanto, me quedo absolutamente petrificá, y cuando he querido reaccionar a veces es demasiado tarde.

    ¡Vaya post más lindo Rizos!

    ResponderEliminar
  13. Valiente declarar lo que sientes como tus vergüenzas.

    ResponderEliminar
  14. Yo seguramente le hubiera comprado la pelota, aunque solo fuera para dar en los morros a la tontalculo de la dependienta.

    O tal vez no. Tal vez hubiera sido uno de esos días en que me siento idiota siendo el único que da algo a los que piden, como si intentara cargar sobre mis hombros el peso del mundo, y que tampoco es eso, carajo...


    Preciosísimo post en todo caso.

    ResponderEliminar
  15. madre mia, Dios te bendiga por estar arrepentida de algo así :S

    ResponderEliminar
  16. No te preocupes la verguneza la debería pasar la estúpida de la cajera, hay formas de decir la cosas con mejor educación.

    sau2

    ResponderEliminar
  17. No es egoísmo. A veces la pena (o la estupefacción) impide reaccionar como realmente quieres, hasta que lo piensas y es demasiado tarde.
    Te comprendo porque me ha pasado alguna vez, y además de pena, sientes rabia contigo mismo/a.
    :*

    ResponderEliminar
  18. Y desde ese día, miras a la gente de otra manera, sabiendo que el mundo no se acaba más allá de tus rizos, sabiendo que la gente merece la pena. Porque no lo has olvidado, y has aprendido mucho.

    Un beso

    ResponderEliminar
  19. Uff, me he sentido mal hasta yo leyéndolo...
    Yo es que con el tema de los ancianos estoy mu sensible, así que mejor no digo nada, porque llevo un día...
    Un beso guapa..
    y por cierto.. que haces para que tu pelo huela bien??? jijij.
    MUACKKS

    ResponderEliminar
  20. Cuando empecé a leerte me identifiqué contigo,yo tambien tengo miedo a morir.Desde niña creía que cuando cumpliera 15 años me iba a morir, que tonteria, hasta me puse fecha y todo para el evento, la angustía que pasé hasta que llegó el maldito día y me dije...
    -Anda! no me he muerto.
    Y a un mes estoy de cumplir 56.
    Desde entonces no le pongo fecha a nada, pero tengo un secreto.
    -¿Te lo cuento?
    Vivo cada día como si fuera el último.
    Voy de compras, de restaurantes,viajo, amo, rio,vivo, enfermo,( como ahora)tengo neumonia,me recupero para empezar de nuevo a vivir.
    Si mañana la muerte me visita, tendré los deberes hechos...
    Si te vale el 2010 esta muy lejos.
    Vete de fiesta esta noche, sonrie a la luna,bebe,come, rie, ama, disfruta de todo lo que anhelas.
    Y si te sobra tiempo, relajate con un biofrutas, porque antes de que te lo termines ...ese segundo proximo ya es la eternidad.
    Un abrazo preciosa.
    Margot

    ResponderEliminar
  21. Anónimo: Pues bueno, quizá tengas razón, aunque yo pienso seguir siendo tonta y viviendo en mi cuento de hadas, por si acaso.

    Fiebre: Muchas gracias. La verdad es que no entiendo por qué no reaccioné a tiempo, pero en fin, qué le vamos a hacer ya.

    Camaleona: Ya ves, a veces me dan arrebatos de sinceridad y uso el blog a modo de confesionario...

    Janton: Me alegro de que te gustase. Seguro que alguna vez salvaste al mundo tú solito, sin saberlo ;)

    Luismi: Y Dios que te oiga XD

    Señor Werty: tienes razón. Yo a esa mujer le recomendaría desayunar All Bran de Kellogs XD


    Oscar: Pues sí. Pero es lo que digo, que lo pasado pasado está. Ahora a mirar palante para que no vuelva a suceder ;)

    Eingel: Siempre he sabido que hay gente que merece muchísimo la pena. MUaKS!

    Mae: Jajajaja! Pues no sé, igual es porque bebo mucho biofrutas xD Otro besote pa ti :*****

    Margot: Pues tienes mucha razón. Empezaré a aplicarme el cuento y a vivir más mi día a día. Supongo que ese es el verdadero espíritu de la felicidad... UN beso para ti y otro para Miguel.

    ResponderEliminar
  22. A una persona que salió detrás de un anciano para arreglar una falta de reacción no me atrevería a llamarla egoísta, ni acto egoísta ni nada de eso. Oye si que corrio el anciano XD .

    ResponderEliminar