30 septiembre 2014

Cuenca Experience 2014

Os lo dije el año pasado en un post y algunos os burlasteis de mí. Otros me amenazasteis de muerte, y otros simplemente pensasteis que estoy zumbada y no le disteis mayor importancia.

Y sí, estoy zumbada, pero en esto tengo razón: Cuenca no existe.
Desde que comenzó mi investigación, hace ya algunos años, hasta hoy, he seguido viviendo en mis lanas fenómenos extraños e inquietantes y no dejo de tener esa sensación irritante de que alguien me observa, que me vigilan desde las sombras.
Ahora que tengo ochenta canales en la televisión, he intentado encontrar uno con noticias de Cuenca, y nada. Tampoco sale nadie de Cuenca en Mujeres y Hombres y Viceversa, ni en Ahora Caigo, ni en Saber y Ganar. Nunca sucede nada en ese lugar. El Gobierno no quiere que lo recordemos, que nos resulte sospechoso, que hablemos de esa ciudad maldita. 

Como recordaréis, hace algunos años yo conocí a una chica que decía ser de Cuenca, una tal Casiopea. Y como soy una profesional del misterio y además no pienso dejar que ELLOS sospechen, fingí total inocencia y continué interaccionando con ella en las redes sociales hasta ahora. Somos amigas, parece. Pero yo conozco la verdad sobre ella y sobre todo lo demás, y he llegado a la conclusión de que ya es la hora de actuar y dejar de esperar con miedo: tengo que demostrar al mundo la veracidad de mi teoría. Con PRUEBAS.


Es por eso que este post, queridos fanses, puede que sea el último. Porque yo, La Rizos, natural de Málaga, rubipelirroja, rizosa y pava, aprovechando que tengo unas semanas de vacaciones en el curro voy a lanzarme a la aventura de la verdad y a realizar la acción más peligrosa y excitante de mi vida: ME VOY A CUENCA. 
He engañado a mi amiga conquense y me voy a infiltrar en su casa unos días, igual que esos polis que se infiltran como camellos. Pues a tope voy. Llevo lentillas especiales anti telépatas, gorrito de aluminio y grabadoras de psicofonías.


Pienso fotografiarlo todo, sacar mil pruebas, desconfiar de todos. Voy a destapar el pastel, amigos. 
Y si ELLOS me descubren y no volvéis a verme por aquí porque... yo que sé, porque me implantan un chip o me esquilan o lo que sea que hacen con los rebeldes, sabed que he fracasado feliz porque al menos no he sido una ignorante.


Y creed, ovejosos. Creed. 

Nos vemos (o no) a mi vuelta.

Peticiones de fotos chorra en los comentarios.

04 septiembre 2014

Terral por brisa.

Empieza septiembre, ese mes que siempre me supo agridulce y que me parece como las últimas migajas de tarta en un plato. 
El mes de las nuevas oportunidades, de las etapas que empiezan, de las noches infinitas que terminan. 
Un mes que me he pasado media vida odiando, quizá sin ser su culpa del todo. Recuerdo cuando miraba el calendario haciendo mohínes y quejándome si me preguntaban, cuando en el fondo (muy en el fondo) tenía ciertas ganas de empezar las clases  o el trabajo otra vez y volver a ver a mis compañeros. Comprarme libros nuevos, una mochila bonita, estrenar ropa y volver a acostarme a una hora decente. Recuperar la rutina que, a veces, no sienta tan mal, sobre todo después de haberte pasado dos meses locos de caos y falta de sueño.

Septiembre ha sido siempre el final y/o el inicio de algo importante en mi vida, por una u otra razón. 
Este año, sin embargo, tan sólo trae brisa más fresca y cambio de ropa en mi armario... y no estoy segura de si  eso es algo bueno o algo malo.