30 marzo 2011

Cactus


Mi papá colecciona cactus. Los tiene de todos los tamaños, de todas las clases, de mil formas y colores diferentes. No recuerdo cuándo empezó a llenarnos de estas plantas el balcón, pero desde entonces es difícil salir a tomar el aire sin pincharte.


"Los cactus son como las personas", me dijo un día, mientras los regaba (porque aunque parezca que no, también hay que darles de beber de vez en cuando) y les quitaba los bichitos con un spray y mucho mimo. Señalando al rey de la balconada, un cactus enorme y viejo, majestuoso, antipático y repleto de espinas brillantes, continuó su discurso: "algunos parecen peligrosos, con pinchos enormes y piel rugosa, pero en realidad los que más pinchan son los que tienen flores y esa pelusilla que parece terciopelo, que se te clava bajo la piel y te duele durante un tiempo".

Yo sonreí sin decir nada, porque entendía muy bien a qué se refería mi padre.
Una vez te di un abrazo y una de tus espinitas se me quedó clavada en el pecho. Al principio creí que era algo que tenía enganchado en la camiseta, una especie de palito o de astilla que me traje de la calle, y me pasé semanas buscando y frotando la tela después de lavarla de mil maneras diferentes. Pero me la ponía y me volvía a picar.
Más tarde comprendí que no era la camiseta, porque al cambiarme de prenda el pinchazo seguía ahí.
Me puse delante del espejo en ropa interior y por fin la vi: justo sobre el corazón tenía una espinita minúscula, casi imperceptible. Cogí las pinzas de depilar y traté de darle un tirón, pero era tan fina, pequeña y elástica que las pinzas no podían agarrarla. Me froté con la esponja de crin, con las uñas, con el cepillo de dientes... pero sólo conseguí hacerme una herida que potenciaba aún más el dolor que me producía la espinita al rozarse con la ropa.

Ha pasado mucho tiempo (semanas, meses... años), pero hoy por fin me he puesto un vestido y he dejado de notar nada sobre el corazón. Tu espina se me ha debido caer esta noche, mientras dormía.

Y eso sólo puede significar que ya no me importas.

27 marzo 2011

Cada siete olas

Cada seis olas tranquilas y acompasadas, rítmicas y hermosas, llega una traviesa e impredecible que rompe contra la orilla con fuerza y acaba con la magia.
Cada libro que leo que me gusta mucho, acaba teniendo continuación unos años después. Y estas segundas partes casi siempre son como la séptima ola: destructivas.

Cada siete olas es la segunda parte de Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer. Y si el primer libro me fascinó, este segundo me provoca sentimientos contradictorios:

-Me gusta porque mantiene ese estilo fresco, sencillo y dinámico que caracterizaba esta historia de amor virtual entre Leo y Emmi, y a la vez la profundidad de dos personajes tan bien definidos, tan diferentes, tan reales. Tan familiares, tan cercanos. Admiro la capacidad del autor de crear un argumento tan complejo usando tan sólo correspondencia virtual. Sin narradores, sin acción a tiempo real. Sólo el feed-back de nuestros dos protagonistas: ellos son los que nos cuentan la historia en los e-mails que se envían el uno al otro, cada uno haciéndonos cómplices de sus peculiares visiones del mundo y de su realidad.

-No era necesario. El primer libro ya tenía su principio y su fin, su conclusión; ya nos permitía a todos quedarnos con la esencia e imaginar el desenlace real. Adoro los libros que me dejan un regustillo agridulce en los labios cuando leo las últimas frases porque, a fin de cuentas, son más reales que los cuentos de hadas. En la vida real no suele haber finales felices o, si acaso, no son tan felices como nos cuentan a veces. Por eso me encandiló Contra el viento del norte: porque de ser real esta historia, me costaba muy poco imaginar un final parecido para nuestros queridos Leo y Emmi. Pasó lo que tenía que pasar.
Pero Cada siete olas no nos cuenta la verdad: nos trae lo que queremos leer. Es como cuando te dicen que no te preocupes, que al final todo saldrá bien. Que el tiempo pone todo en su lugar. Que cada cual recoge lo que siembra. Que a cada cerdo le llega su San Martín. Que hay muchos peces en el mar. Que mañana será otro día.
Y sí, vale,  decirlo queda muy bonito, pero en la vida real al final descubres que no siempre sale todo bien. Que, a veces, las cosechas se estropean por mucho que siembres. Que igual no te mola el pescado, por mucho que pesques.
Y por eso creo que hubiese preferido que Contra el viento del norte no tuviese segunda parte: porque de nuevo me he quedado con la cara de tonta que se me queda cuando me dicen que no pierda la esperanza.
 Hace diez años igual me lo creía, y puede que al terminar de leer este libro hubiese llorado como una lerda. Pero a estas alturas ya no.

En definitiva, ¿recomendaría este libro? Si eres un amante de los finales felices, sí. Tras sus aparentemente simples diálogos epistolares encontramos perlas en forma de reflexión que nos harán pensar y nos recordarán a nosotros mismos, a aquellas viejas historias de amor que vivimos casi sin querer.
Pero si leíste la primera parte y te gusta tal y como está, dejemos que el viento del norte siga soplando y no busquemos consuelo en la séptima ola... porque la séptima ola resulta ser, finalmente, una leyenda.


23 marzo 2011

Cosas que nunca te dije (por mantener algo de mi dignidad)

-De pequeña, hasta los 7 u 8 años, era rubia.

-Era yo la que te escribía los poemas de amor anónimos, cada viernes, durante algunos años de nuestra niñez.

-Si abres el último cajón del mueble del salón del piso que me alquilaste durante tres años, encontrarás escondidas dos tablas rotas del sofá cama. Prometo que fue un accidente y no, no pienso pagar la fianza ahora.

-No me gustaba nada cómo me quedaba el peinado que me hicieron para mi graduación. ¿Recuerdas esa sonrisa enorme que yo lucía con indiferencia ante las burlas de mis compañeros? Pues no era nada indiferente. Me quemaba por dentro. Me quemaba por dentro. Me quemaba por dentro.

-Alguna vez he retocado mis fotos para quitarme lorzas mil.

-La única (y última) vez que me quise hacer la interesante hablando de fútbol para impresionar a dos chicos, dije Coito en vez de Couto. Y no, no fue a propósito.

-Cada vez que me hago la graciosa diciendo Contastino en vez de Constantino o metracrilatro en lugar de metacrilato no estoy haciendo la gracia, es que jamás consigo decirlo bien a la primera.

-Hacía trampas buscando en google en nuestras partidas de trivial online. Siempre.

-¿Recuerdas aquella vez que te pregunté de qué dinosaurio seríamos descendientes los humanos? Pues en ese momento no estaba bromeando. Una tarde tonta la tiene cualquiera.

-Pues sí. Desde la parte de arriba de nuestra habitación del hotel de Santo Domingo se escuchaba todo lo que pasaba abajo. Y no, no estaba yo dormida aquella noche en la que me pusiste verde y más tarde tuviste un gatillazo.

-Hace dos semanas, en una fiesta de cumpleaños, me equivoqué  fruto de mi empane y me bebí la coca-cola de otra chica. Para disimular, dejé mi vaso al lado de su mano en la mesa, mientras ella charlaba, sin pensar en que yo estaba bebiendo fanta. Me fui rápidamente del lugar justo cuando ella decía algo así como wtf?

-No es que me gustase aparcar en aquel aparcamiento a diez minutos caminando de mi lugar de trabajo. Es que no sé aparcar en línea. Llevo ya 10 años con el carnet y necesito un descampado para mí.

-Cada vez que me hablas de alguien o de algo que no conozco vía msn, antes de responderte nada miro antes en la wikipedia, para hacerme la interesante.

-Sigo sin comprender del todo Lost, Fringe, las bromas de  The Big Bang Theory, el Planeta de los Simios, Memento, Matrix, Orígen, 2001 Una Odisea en el Espacio... seguro que si hago memoria recuerdo más.

-Cada vez que le digo a la dependienta "no me favorece mucho ese vestido" lo que quiero decir es que me hace parecerme a una morcilla de Burgos estrujada.

-Las faltas ortográficas en inglés en traducciones y en el chat no las hago por escribir rápido y sin pensar. Casi nunca, vaya. Ejem.

-No sé si te acordarás de aquella mancha azul de tu sudadera que te hiciste en el hotel donde currábamos. Le echamos la culpa a los guiris borrachos. Fui yo. Sin querer, lo juro.

-Tengo casi 30 años y sigo contando con los dedos. Y me equivoco.

18 marzo 2011

Imperfecto

¡Hola, hamijos!
Dejando atrás el auto-pasteleo de mis últimos posts, vengo hoy a rizoculturizaros con uno de mis cantantes-humoristas  más favoritos del mundo mundial: Mr Tim Minchin. Este guiri me tiene loquita desde que Vat me pasó una canción suya por yurtú: canta bien, toca el piano con más soltura que aquí servidora bebiendo biofrutas, y encima las letras de sus canciones son la leche.

Para empezar a conocerle os dejo con Not Perfect, una canción casi seria (y ya es raro, viniendo de él) que nos recuerda lo tontos que somos a veces preocupándonos por cosas sin sentido. Que hay que apreciar lo que tenemos, que para eso es nuestro. Una joyita de poco más de seis minutos con la que reímos, reflexionamos y pensamos "qué bueno es, el jodío" a partes iguales.

Espero que os guste;  si es así no os preocupéis... habrá más ^_^








Para ti, que ayer no comprendías algunos "chistes" de la canción. Hoy tienes otras cosas por comprender, y ojalá me resultase tan sencillo ayudarte como lo es ponerle subtítulos a un vídeo de youtube.

17 marzo 2011

Querida yo

Buenos días, queridos.
Hoy me he levantado ególatra, egoísta, egocéntrica... así todo con mucho ego. Y es que leyendo el post sobre el amor que se ha marcado mi Fle en su blog esta mañana no he podido evitar pensar que es bonito amar y querer, pese a todo. Y dado que yo estos últimos años me he convertido en mi mejor amante y protectora, en mi princesa morada y en la única receptora de mis mimos más cariñosos, se me ha ocurrido escribirme una carta de amor y romance de esas que yo solía escribir con catorce años.

Adoro mi pelo. Desde siempre me he sentido orgullosa de mis rizos, definidos y brillantes. Me encanta lucir melenón e intento llevarlo suelto siempre que puedo, haciendo de mi cabello mi lema personal. Dejar crecer mi pelo fue más que un símbolo: con mi melena comenzó la era en la que mi nuevo yo se cuidaba y se gustaba a sí misma, y marcó un antes y un después en mis relaciones sociales. Ya sabéis lo que dicen: para poder gustarle a alguien primero tienes que gustarte a ti mismo...
A mí me gusta sentir cómo el pelo me acaricia la espalda en verano, cuando llevo poca ropa y hace brisa. Me gusta el mechón de flequillo que me cae sobre la cara, rebelde, por mucho que intente domarlo. Me encanta lo poderosa que me siento con un poco de espuma para el cabello y dos gotas de colonia.

Me gusta mi boca, de labios gruesos y definidos y dientes bonitos. Me encanta mi sonrisa y cómo se me ilumina la cara cuando me río a carcajadas, así que intento sonreír muy a menudo. Me sonrío a mí misma en el espejo, por las mañanas, mientras planeo y organizo mi día entre cepillo y pintalabios. Me sonrío a mí misma cuando conduzco y suena una canción alegre, y me pongo a cantar sin importarme quién pueda escucharme. Me sonrío cuando consigo hacerme entender en una discusión, cuando alguien me dice cariñosamente que estoy loca, cuando me propongo algo y lo consigo, cuando me doy un capricho y me zampo un bombón.

Me gusta mi cuerpo. No soy una mujer delgada y a lo largo de los años he tenido algunos encontronazos y discusiones con mi figura: que si ahora estás gorda, que si ahora estás siendo vaga, que si ahora no le gustas a fulanito porque tienes mucho culo, que si esa falda nunca te sentará bien. A ver, Bea, déjame que me auto-explique. No es que yo sea una superficial que sólo me quiera por mi cuerpo, pero lo que sí es cierto es que para que alguien te guste de verdad tiene que haber atracción física. Y yo no me he sentido atraída por mí misma durante demasiado tiempo... hasta hoy, que por fin he aprendido a fijarme y valorar lo que de verdad importa: mi piel limpia y suave, mi cinturita, mis curvas femeninas, mis manos pequeñas, mi cuello, mis lunares. Creo que últimamente aprendí a sacarme partido a mí misma y oye, me pongo un montón.

Me gusta mi sentido del humor. No sé si vosotros estaréis orgullosos de vuestra forma de ser, pero yo sí. Me gusta cuando me río a carcajadas de algo por lo que todos se preocupan. Me gusta ser capaz de verle el lado positivo a las cosas, de sacarle sonrisas a las personas que me rodean. De ser yo la que hace el ridículo y ser, al final, la única que no lo hace precisamente por eso. De hacer lo que me da la gana sin pensar en qué dirán. De volver a ser una criaja diez veces al día. Estoy orgullosa de mí misma por recordar todavía la letra de todas las canciones de Disney y por hacer de mi día a día un juego divertido y alegre. Y, sobre todo, adoro cuando los demás no me entienden y me miran raro, y ser yo la única que se ríe de mis gracias y me comprende.

Me gusta tenerlos cuadraos. Vale, ya sé que en teoría esto es una carta de amor y expresiones como esa no son muy románticas, pero es que tengo una mala leche impresionante y me mola tenerla. Me gusta echarle narices y enfrentarme a quien sea que intente hacerme daño. Defiendo mis principios con uñas y dientes, y me enfurruño arrugando la nariz como un cachorro cabreado en una expresión que me resulta adorable a mí misma. No soy una mujer dócil, y espero seguir siendo así pase lo que pase. Vale que a veces sea un poco tocanarices, que se lo ponga difícil a la gente que me aprecia y que encima conmigo misma sea una estrecha caprichosa. De acuerdo, aceptamos barco. Pero me gusta cómo me siento cuando no permito que me hagan daño, cuando cuido de mí misma por encima de todo y de todos y termino con la sensación de haber hecho lo que tenía que hacer. Soy mi heroína; sin mí... estaría perdida.


Adoro mis despistes, mis momentos Dory, esos olvidos inoportunos que me hacen dar mil explicaciones a mis amigos, cuando no me acordé de sus cumpleaños o simplemente los confundí. Me enternezco conmigo misma cuando les doy mil abrazos y mimos y consigo que me perdonen, porque verdaderamente no era mi intención olvidarme. Me gusta cómo me apunto las cosas importantes en el movil, en el pc, en post-its, en la mano, y aún así sigo metiendo la pata porque de donde no hay no se puede sacar. Hay gente con buena memoria, gente con mala memoria y luego estoy yo. Recuerdo la vez que me caí en Cazorla con 5 años pero no sé qué comí ayer. Mi memoria es rara y selectiva  pero es mía, y me hace tilín.


Me gusta sorprenderme constantemente. Esos momentos en los que no pensé que fuese capaz de hacer algo, y descubrirme media hora después haciéndolo sin problemas. Ese "querer es poder" que me lleva a menudo a olvidar mis inseguridades y saltar con ganas. Siempre que me he propuesto algo de verdad lo he conseguido, y me admiro por ello.

Me gusta ser impulsiva, aventurera, valiente, responsable, puntual, social y formal cuando tengo que serlo. Me gusta ser capaz de hablar de mí misma con orgullo, pasearme por ahí para lucir lo que tengo y lo que soy. Presumir de ser mi novia rizosa y dejar bien claro que no necesito a nadie más a mi lado para ser feliz, pero afirmar bien alto y claro que el día que encuentre a alguien especial con quien vivir aventuras y derrochar sonrisas, (alguien que me haga serme un poco infiel a mí misma sin el menor de los remordimientos) estaré preparada para amarle tan limpia y sinceramente como me amo a mí misma... y dispuesta a compartir mi felicidad e incluso doblarla. Qué demonios, la vida es corta pero ancha; a mí todavía me queda un buen trecho y cuando juegas al wow mola más si alguien te acompaña.

En fin, que estoy enamorada de mí. Espero que no me moleste, Bea, que lo haya puesto por escrito en mi blog. Así, públicamente, sin pararme a pensar en los trolls que ahora tendrán material de sobra para llamarme de todo: creída, soberbia, payasa... pero es que llevaba mucho tiempo con ganas de soltarme todo lo que sentía, y hoy no me pude contener.

Por cierto, Rizosa, estoy muy guapa cuando me sonrojo.

12 marzo 2011

Frikismo dulce

De acuerdo. Podéis llamarme friki.
Pero creo que esto es lo más romántico que he leído nunca en una sola viñeta.



"-¿Qué haces?"        
 "-Girar en el sentido de las agujas del reloj. Cada giro le quita al planeta cantidad de movimiento angular retardando su rotación un poquitín, alarga la noche, retrasa el amanecer... y me da un poco más de tiempo aquí contigo."



Y ahora vais y me venís con rosas, velas, restaurantes pijos o canciones de Barry White. Engahombreya.

07 marzo 2011

Ups! (x2)

¿Sabéis qué?
Puedes tratar de evitarlo. De intentar con todas tus fuerzas que esta vez sea distinto.
Pero la cabra es cabra y la oveja es oveja, y al final siempre tiran pal monte.

06 marzo 2011

Meme: 5+5+5+5+5 (esto tiene premio fijo)

5 COSAS QUE QUIERO HACER ESTE AÑO

-Encontrar trabajo
-Viajar, a donde sea
-Ganar una apuesta que tengo pendiente
-Independizarme
-Recuperarme física y mentalmente (que estoy fatal de lo mío, vamos)




5 LIBROS QUE QUIERO LEER

-Acabarme toda la saga Canción de Hielo y Fuego, o por lo menos el Juego de Tronos antes de que estrenen la serie.
-Cada Siete Olas, de Daniel Glattauer, que es la segunda parte de Contra el Viento del Norte y le tengo ganas.
-Todos los Mundodisco. De momento tengo aquí El Color de la Magia, (gracias, Flefissss) esperándome con las páginas abiertas :P
-Los caracoles no saben que son caracoles, de Nuria Roca. Yo confieso que la primera vez que lo vi, en una librería de Barcelona, su título y su portada llamaron mi atención como un imán. Me recordó muchísimo a una de mis frases favoritas, ("lo único que no se le puede pedir a una pelota de tenis es que sepa que es una pelota de tenis") y decidí que ese libro sería mi elección del día... hasta que vi que estaba escrito por Nuria Roca, y me eché patrás. Rajada y con prejuicios, lo sé. Pero es que he seguido viendo ese libro en otras librerías, en otras ciudades... allá donde vaya está ahí puestecito, observándome.   Es el destino, supongo. Igual me lo autoregalo, o algo.
-Fin, de David Monteagudo. Es un libro misterioso que vi una vez comentado en una revista, pero que jamás he conseguido encontrar por muchas librerías que visite. Me gusta su argumento y me gusta lo difícil que me está resultando conseguirlo... es ya un reto personal.



5 CANCIONES QUE MÁS ESCUCHES ACTUALMENTE

-Fever, de Adam Lambert. (Ay omá)
-La nueva Yma Sumac, de la Casa Azul.
-Pa mi Casa, de Bebe. (que la distaaancia te ayuda a mirar con menos mieeedo)
-Higher, de Tyo Cruz y Kylie Minogue.
-Run away, baby, de Bruno Mars. (Omar, todo el disco está chachins, te lo digo)



5 PERSONAS CON LAS QUE QUEDARÍAS ESTA MISMA TARDE PARA TOMAR ALGO

Me cuesta elegir sólo a 5 personas. Apuf.
-Con Silfo, un zumo de frutas de los del Café con Libros de Málaga, y luego la llevaría al teatro que sé que le mola.
-Con Fle y Ha y su cobaya, quécosamásmonaporfavó. Y disfrazarme de algo yo también y salir a darlo todo por las calles del mundo.
-Con mi amiga Elena, que anda en Moscú haciendo vete a saber qué.
-Con mi grupo de amigos de toda la vida, indivisible. Para un mojitazo vespertino en el Playa Miguel, mwahahaha... ¿os hace? :D
-Con la señorita libreta pequeña, para ir a cenar a un chino y luego montarnos una fiesta de las que ella y yo sabemos.



5 COSAS QUE TE HAGAN REÍR A CARCAJADAS

-Los palabros que se inventa mi amigo Jesús para definir y explicar algo: juerga astral, fagocitar, hacepom,  etc.
-Las teorías del señor Ochi acerca de los ginecólogos. Niñas, no vayáis, que os tocatean.
-Los vídeos chorra sobre animalitos simpáticos. No lo puedo evitar, soy una ñoña y me parto con los bichillos del mundo.
-Hacer el canelo públicamente sin pensar en que estoy haciendo el ridi. O bueno, más bien pensarlo, y decidir que me importa un huevo de pato. En ese momento no falla, risas mil.
-Que me hagan cosquillas. Lo reconozco, tengo cosquillas a cascoporro. Eso sí, te odiaré si lo intentas.

04 marzo 2011

Pregúntale a la oveja XX (veinte, ejem)

Querida oveja: mi novia no tiene amigas. Siempre que sale va rodeada de tíos, y sus mejores amigos de toda la vida son chicos, nunca chicas. No soy celoso, pero a veces me da cosa que ella pueda estarme engañando y me hace sentir tonto. ¿Debo hablar con ella, o creerá que intento quitarle libertad?


Querido amigo: Me ha encantado el motivo de tu pregunta, y por eso la he escogido esta semana: yo tengo pocas amigas, en general. Siempre me ha costado menos entablar amistad con carneros que con ovejas, no me preguntes la razón, pero te puedo asegurar que no todos los machos del mundo tienen como objetivo ligar con tu novia cuando tú no estés. Seguramente los haya, (buitres hay en todas partes) pero si tu novia te dice que sus amigos de toda la vida son chicos, debes darle un voto de confianza.
Mis amigos son encantadores y jamás me han puesto una mano encima, así que sé de lo que hablo.

Yo te recomendaría no comentarle nada, de primeras. En lugar de eso, interésate en conocerles. Haz por quedar todos juntos, por invitarles al cine con vosotros dos algún día, intenta hacerles partícipe de vuestros planes de ocio. Ella comprenderá así que tú quieres conocerla más, que quieres saber con quién se relaciona y que sus amistades son importantes para ti, y tú por otro lado te quedarás tranquilo porque calarás a esos chicos que tantas horas pasan con ella. Claro que, al principio, se cortarán y no se mostrarán tal y como son en realidad, pero estoy segura de que si esos chavales salen con tu novia tan sólo para ver si pillan cacho... lo notarás al vuelo.

Me ha gustado mucho tu forma de plantearlo. No eres celoso, pero no te gusta que te hagan sentir tonto. Quieres a tu novia y confías en ella, pero es normal que la situación te cree algo de inseguridad. Esos son los únicos celos "sanos" y normales que yo concibo, puesto que además son comprensibles y fácilmente solucionables.
Haz lo que te digo: métete en los ambientes en los que ella se mueve. Acércate a ellos, conóceles. Quién sabe si, además de hacer que tu novia te quiera aún más, tú te ganas un par de amigos.

03 marzo 2011

Redacción: ¿cómo es un día de mi vida?

Atención: Si tú, lectora, eres rubia y tienes el pelo liso te aviso de que este post tratará de temas aburridos y complicados como lo son la política internacional, la ingeniería aeronáutica y la historia antigua. Vamos, que si yo fuese tú, no lo leería. 





Tengo que dormir diez horas para que mi piel esté bonita y limpia, así que me levanto a diario a las doce del mediodía con la alarma de mi móvil. Sí, ese tono tan ideal de ovejitas ladrando (las ovejas ¿ladran? porque no gritan ni hacen píopío como los pajaritos, ¿no? Igual se dice... beeeeear... ¡anda, como mi nombre! ^_^) que me pone de un humor súper y me ayuda a levantarme cada mañana con alegría.

Desayuno Special k con frutos rojos en mi taza morada del Ikea, sentada en camisón en la terraza. El vecino, un ancianito adorable que debe tener cien años, se sienta en su terraza justo enfrente y me sonríe. ¡Es más majo este señor! Digo yo que será por la edad, pero el pobre mientras me mira  abre mucho la boca, saca la lengua y babea como el bulldog de mi prima... su mujer debería comprarle un baberito de esos tan cuquis que venden en Prenatal, o algo. No entiendo cómo dejan tan desatendido a un señor mayor, que un día le va a dar algo en uno de estos ataques epilíticos.

 Después del desayuno toca sesión de belleza. Para que una chica se sienta atractiva necesita cuidarse, todas deberían saberlo. Así que yo dedico una hora de cada día a mimarme, a ponerme cremas, a cepillarme el pelo y a cuidarme las uñas,  y es por eso que soy tan guapa. Bueno, por eso y porque la naturaleza es sabia (¿se dice sabia o savia? Creo que es sabia, que savia es lo de las plantas, ¿no? Aunque estoy hablando de la naturaleza... ay, qué lío). Si todas las chicas del mundo fuesen feas y morenas, los chicos no las querrían y se acabaría la especie humana. ¡O sea, que nos extincionaríamos! Y eso sería horrible, vamos, yo no quiero. Así que me cepillo mi pelo rubio con reflejos 9.3 Llongueras hasta que está brillante y tan liso que  me llegue hasta el pompis, con perdón.
Después me pongo a buscar la crema hidratante corporal durante un buen rato. No, no soy tonta ni estoy cegata, que el médico me ha dicho que no tengo nada malo en los ojos, pero es que  como me gusta tener las cremas en botecitos morados sin etiquetas ni nada para que no tapen el color tan chachins, pues luego nunca sé qué había dentro de cada uno y me cuesta mucho encontrar algo espífico. Lo que hago es ir abriendo uno por uno, oliendo y cuando ya encuentro la crema hidratante, me la pongo.


A la una y media o así suele llegarme el primer sms del día. Bueno, jijij, en realidad no es un sms, es una nota que me puse yo para mí misma para acordarme de que tengo que buscar trabajo. Es que mis papás dicen que para ganar dinero hace falta trabajar, y yo les creo en todo. Aunque con esto estoy algo confusa. Creo que ya estoy trabajando, porque hace un mes o así, navegando por el internet con mi portátil, encontré una página pep de esas en la que me dijeron que tan sólo con darle a un botoncito y encender una lucecita roja que hay arriba de la pantalla, me ingresarán dinero en mi cuenta corriente. A mí esa luz no me molesta para nada; no entiendo por qué había que leer unas condiciones tan largas si es un empleo tan sencillo y bonito.
Así que nada, ahí tengo siempre el portátil con la lucecita encendida. Como quiero ahorrar para comprarme un Lanvin este verano, no pienso apagarlo nunca, ni cuando me traigo a mis amigas o a mi novio a casa. La otra noche estaba con mi amiga Patri probándome mis vestidos nuevos y ella se fijó en la lucecita y me preguntó si era una linterna para el pc... jajaja qué tonta es, la pobre. Yo la quiero igual porque somos amigas, pero tuve que explicarle que era parte de mi trabajo y que cuantas más horas tenga encendida esa luz, más me pagarán. Luego estuvimos hablando sobre el paro y lo que le cuesta a la gente encontrar empleo, y decidí que algún día montaría una empresa de lucecitas rojas y ayudaría a los más necesitados a mantener a sus familias. Eso sí, el ordenador que se lo compren ellos, que no tengo tanto dinero todavía.


A las dos, me preparo una ensaladita ligera y me la como viendo la tele. Mira que es difícil encontrar un programa divertido a estas horas, que sólo ponen informativos. Ojalá Mujeres, Hombres y Viceversa durase media hora más o así... qué rabia.
De postre me tomo una manzana y un café con leche desnatada y sacarina. Hay que cuidarse.

No me gusta echarme la siesta, porque creo que es perder el tiempo. Yo prefiero aprovechar las dos horas de la supermesa para jugar al Wow, que es muy divertido. Por si acaso no sabéis lo que es el Wow, que yo sé que al principio es algo confuso, os lo explico. Es un juego parecido a los Sims donde tú te puedes crear un personaje como más te guste, (en realidad las dos únicas razas que me gustan son los humanos y los elfos de la sangre, porque las demás son horrorosas) le compras ropita y luego vas cogiendo flores o piedras hasta que seas de un nivel alto y puedas llevar ropa de marca Tier, que es la más chula. Eso sí, no te asustes si en el juego te dicen cosas raras como LOL o NINJA o NOOB, piensa que juega gente de todo el universo y que esas palabras son de otros idiomas. Yo cuando me dicen noob me río con educación y al final siempre hago amigos. Por cierto, cuando te matan en el juego no es como si te matasen de verdad, eh. Yo me asusté la primera vez, pero luego te acostumbras.
¡Ah! Y para ganar dinero en el juego es muy sencillo: les dices a los demás que eres una chica y te ayudan con lo que necesites. Como veréis, el Wow está lleno de caballeros, y por eso me gusta. Encima después siempre quieren conocerte más, así que les doy mi msn a todos y ya tengo 4.567 amigos ^_^


Por la tarde/noche siempre quedo con algún amigo. Esta tarde, por ejemplo, he quedado con el novio de Patri para ir de tiendas. Es un encanto de chico: quiere regalarle a su novia un conjuntito de ropa interior del Woman's Secret por su cumpleaños y me ha pedido que le ayude probándomelos yo para saber cuál le quedaría mejor a ella. Desde luego se nota que quiere mucho a mi amiga, no comprendo por qué a mi novio no le gusta nada que quede con él. Creo que mi novio está celoso, aunque no tiene por qué, que yo no soy infiel. Infiel es cuando te vas a un hotel con otra persona a escondidas y mientes a tu pareja, ¿verdad? Yo nunca he ido a ningún hotel con nadie, me parece tener muy poca vergüenza. Cuando quiero darme el lote con algún chico que no sea mi pocholo me lo traigo a mi casa, con mis padres y todo, que yo no soy una cualquiera.

En fin, que me estoy enrayando demasiado ya. Por la noche, como siempre estoy muerta de hambre, me gusta cenar un trozo de pastel de chocolate o donuts de crema y un batido gigante con helado y nata. Si ceno fuera de casa me encanta ir a tomar pizza o hamburguesas con patatas fritas con mayonesa, ¡ñammmm! A ver si hoy convenzo al novio de Patri para que me invite, que mi novio hoy está de viaje y no puedo pedírselo a él. Igual le dejo que me meta mano (en caaaaasa, tranquis), que eso siempre funciona.

En fin, nada más. Así es un día normal de mi vida, espero que os haya gustado. Ah, y a las chicas morenas con el pelo rizado que me mandan e-mails muy raros hablándome de torturas y asesinamientos, que sepáis que al principio no entendía lo que me queríais decir. Conozco a vuestros novios, pero creo que os habéis equivocado de e-mail y de persona porque yo no sé donde están esos sitios tan vulgares donde queréis que yo vaya ni tampoco tengo una madre que se dedique a esas cosas que decís. Mi mamá es ama de casa y se dedica a su labores, listas.

Ale, un besito para los lectores y lectoras de mi bloc. ¡Muaaaaaaaaaaaaaks!