25 noviembre 2008

Éramos pocos y...

Ya han empezado el rodaje de Rec 2, la segunda parte de aquella peli de zombies que tanto éxito tuvo el año pasado y que consagró a Manuela Velasco como una actriz respetable.
¿Que cómo sé que ya han empezado a rodarla, cubriendo con plasticuchos un edificio de Barcelona?...
...
...
Porque la ruedan al lado de mi curro. Ea.
Como el año pasado cuando rodaron la primera yo aún no curraba allí, no tenía ni idea... Pero sí, el otro día tenían Rambla Cataluña cortada y la calle llena de plásticos blancos y niñatos cotilleando.

Mirándolo por el lado bueno y si dejo de pensar que en una de estas noches cuando cierre se me puede aparecer un zombie en la escalera, la coincidencia no es tan terrible. Así, al menos, Charlie ya tiene con quién jugar...
Que los zombies pueden ser muy majos, tú.


22 noviembre 2008

¿Cómo se llaman los conductores?

Volvía yo anoche a casa después del curro, sentada en el primer asiento (justo detrás de la cabina del conductor) del autobús que pillo a diario, cuando de pronto el conductor da un volantazo, se atraviesa (literalmente) en la carretera y para el motor. Los que seáis de Barcelona, imaginaos un atobús atravesado en mitad del cruce Gran Vía-Marina, frente a la Monumental...
Obviamente los demás coches empezaron a dar volantazos por doquier, yo me agarré como pude a mi asiento y recé porque ningún otro autobús nos embistiese y mi madre no llegase nunca a ponerse la pamela en la boda de su primera nieta...

Pasaron dos interminables minutos en los que mis desconocidos compañeros de autobús empezaron a chillarle al conductor, que parecía ajeno al mundo y miraba por la puerta lateral como un poseso, concentrado.
Hasta que entonces otro autobús apareció a nuestro lado. Nuestro coductor abrió las puertas y tocó el claxon haciendo así detenerse al otro conductor, con un frenazo similar al nuestro...

Y cuando yo ya me temía lo peor (que el conductor de mi autobús estuviese poseído por el espíritu de una vaca loca o de un pollo con gripe aviar) el tío va y se pone a chillar a grito pelao:

-¡¡¡¡OZEEEEEEEEEEEE!!!!! QUE ME HE ENTERAO QUE LA CENA DE EMPRESA ES EL JUEVES, ¿¿¿TÚ VAS A IR????

No me lo podía creer. Ni yo, ni los demás viajeros... todos observábamos atónitos la dantesca escena. Nadie dijo ni mu cuando escuchamos al conductor del otro autobús responder, sonriendo:

-POH CLARO, TÍO... ¡¡¡LLAMA AL JORDI, QUE ÉL SABE DÓNDE ES!!!

Y así fue como, tras despedirse con un "hasta luego, mamonazoooo" que me llegó al alma, nuestro conductor y su amigo volvieron a poner en marcha los motores de sus autobuses y continuaron con su jornada laboral como si nada hubiese sucedido, haciendo la vista gorda ante la caravana monumental que se había formado por su culpa en dos de las principales calles de Barcelona.



Toda esta historia me ha hecho acordarme de aquel chiste que contaba mi abuelo, en el que nos presentan dos pilotos, uno llevando un avión con 50 pasajeros y el otro llevando uno con 60 turistas, y justo después nos preguntan cómo se llamaban los pilotos.
La diferencia está en que nuestros dos "pilotos" reales no se llaman por radio... sino a grito pelao, como en el Libro de la Selva.


Para que luego digan de los andaluces.

20 noviembre 2008

Mi primer año en Barcelona.

Hace ya un año que llegué a Barcelona. How the time flies, que diría Terry.

Un año que ha dado bastante de sí en todos los aspectos de mi vida: he conseguido sobrevivir a dos mudanzas, he encontrado nuevo trabajo, he ascedido, he conocido gente interesante, he huído de gente detestable, he cambiado la plantilla de mi blog, he echado de menos a mi familia y amigos de toda la vida, he probado el mató y el spritz, he aprendido catalán, he divisado Barcelona desde lo alto de Monjuic y Tibidabo, he disfrutado de las fiestas de Gracia, he conquistado el Republic, he aprendido a jugar a Los Illuminati, he estudiado de nuevo phrasal verbs, he añadido a Margot y a Manz y a Mara y a Yosfris y a Clarkito a mi red bloggera, me he mordido las uñas por no poder asistir a la feria de agosto de Málaga, he visitado casi todos los pueblecitos de la Costa Brava, me he perdido en el metro, me he perdido en la calle, he asistido a clases de danza del vientre, me he cansado del Lineage (quién me lo iba a decir), he aprendido a preparar albóndigas con salsa de almendras, he subido al monte de la Bruja de Blair, he bailado sardanas, me he disfrazado por Jayoguín, me he quedado sin respiración observando el Palau de la Música, he descubierto la leyenda de la banshee, me he reconciliado conmigo misma, me he vuelto a citar con la poesía, me he descojonado bailando el chiqui-chiqui, he aprendido a usar mi cámara digital (gracias, Man), me he cortado el pelo...


El tiempo vuela, pero siento que estoy aprovechando cada segundo. En eso consiste la felicidad, ¿no?





19 noviembre 2008

Supersonic Post

Buenos días a todos.
Hoy vengo a hablaros de Mara, una mallorquina pizpireta y con gran sentido del humor a la que sigo en blogger desde hace tiempo. Nunca me ha leído ni comentado en el blog, pero yo no puedo evitar pasarme por el suyo.
Ella es un poco así como un huracán: llega, lo revuelve todo con sus ideas chispeantes, nos hace sonreir y entonces se va a otra cosa, mariposa. Leer su blog me parece la mejor forma de empezar el día, ya que siempre consigue animarme y además me mantiene informada del mundillo casposo de una manera bastante divertida.

Pero esta mañana, al ir rauda y veloz a leer su actualización diaria con mi taza de café humeante en la mano, debo confesar que he terminado con una sensación amarga en los labios. Y no porque no me guste cómo escribe o qué dice, sino que simplemente me veo aludida con su texto y, además, desacorde.

Su actualización de hoy habla de la soltería a los treinta. Mara nos cuenta que alguien le ha sugerido algo así como que se busque un novio ya, que va siendo hora... a lo que ella montó en cólera porque si sigue soltera es porque ella quiere y, además, está feliz con lo que ha conseguido en la vida.

Yo lo dejé todo por amor. Tenía una carrera, un trabajo estupendo, una familia que me cuidaba... pero me enamoré de un chico que vivía a mil kilómetros. Y me fui.
Mil veces me he parado a plantearme si estoy haciendo lo correcto; si esta nueva vida que tengo es la vida que siempre quise para mí o si es simplemente un reflejo, un "dejarse llevar".
Y en mi nuevo trabajo tengo días horribles, me estreso, me cabreo por mi escaso sueldo. A veces echo de menos a mi familia y me gustaría tener dinero para poder seguir estudiando.

Pero entonces llego a casa por la noche, me pongo el pijama y me acurruco en su regazo, y todo cobra sentido. Quizá sí que sea lo que andaba buscando, porque hoy por hoy en mi escala de valores el amor pesa más.
Supongo que son etapas, claro. Yo también estuve soltera y feliz, centrada en mi carrera y en mis éxitos laborales. Pero todo cambia sin darnos cuenta.

Obviamente y citándote textualmente, Mara, una treinteañera NO sólo puede tener y aspirar a una máxima en la vida: tener novio/marido. Pero si para alguien es su única meta... pues adelante.

No pretendo darle moralinas a nadie, ya que yo soy la primera que se ha equivocado cientos de veces en la vida (y las que me quedan), pero quizá esa persona que te soltó "búscate un novio y blabla" -digo quizá porque ni la conozco ni sé sus verdaderas intenciones- puede que no lo dijese con mala intención. Tampoco es nada malo ni te faltaba al respeto, como yo tampoco espero estar faltándote al respeto ahora. Sólo me gustaría que comprendieses que ponerte como te pones en tu blog con determinados temas a mí me suena raro, fuera de lugar. Porque nadie se compadece de ti por no tener novio, (al menos no yo, que generalmente admiro tu forma de ver las cosas y enfrentarte a la vida) así que no creo que haga falta que te defiendas sin ataque. Vales mucho y me alegro de corazón de que te sientas plena con lo que tienes y eres, ya que así seguirás animándonos a todos el día con tus "separadas al nacer", tus "hoy me lo pondría" o tus cálidas noches de sábado.

Felicidades por las 1.600 entradas, SuperSonicGirl... Que sean muchas más.

17 noviembre 2008

Una de cocretas

Lloret de Mar, dos de la tarde. Sábado.
Estaba yo esperando en la cola de un Mc Donalds (lo sé, castigo mi cuerpo) cuando justo delante de mí una familia se diponía a pedir.
El hijo pequeño, de unos cinco años, se agarró entonces al pantalón de papá y le gritó, suplicante:

-¡¡¡Papá, papá, pide cocretas!!!

Sonreí. Siempre me gustaron los críos, tan inocentes. Pensé que el pobre chaval se iba a llevar un disgusto cuando la cruda realidad se estampase ante sus ojos: en el Mc Donalds no hay croquetas, sólo plástico con lechuga de ayer. Más le valía irse haciendo a la idea...

Y en ese momento la dependienta se acercó a su padre para tomar nota, y él le espetó, triunfante:

- Una de cocretas pal crío y para mí unas bravas y una cerveza.

Imaginaos mi cara en aquel momento. Ahora tratad de adivinar la cara de la pobre dependienta, que tuvo que hacer mil investigaciones hasta descubrir que las croquetas eran nuggets de pollo y las bravas, patatas deluxe.






Pobre chaval inocente. Insisto.

13 noviembre 2008

Dame argo, primo

Si en este mundo hay algo que no soporto es que me tomen por tonta.
Cierto es que a veces yo me hago la tonta conscientemente, siendo entonces aceptable que me traten como tal. Pero que alguien intente aprovecharse de la bondad, generosidad o simplemente la ingenuidad ajena... me cabrea, por decirlo educadamente.

Puedo llegar a comprender (que no es lo mismo que compartir) que alguien se vea en la urgente necesidad de mendigar. Que lo considere la solución y único escape a sus problemas económicos, a pesar de que yo no esté de acuerdo.
Pero cuando paso frente a un mendigo de cuarenta años fornido, en perfecta forma física, vestido con harapos y con la cara sucia (intencionadamente) me dan ganas de soltarle un sopapo. No les insulto porque si me guío por sus cartelitos informativos, la gran mayoría no saven hegcrivir ni leer, ni la soziedá leh permite integrarce pork son unoh incurtos, por lo que no creo que supiesen apreciar mis refinados modales blasfemos.
Y ya no os cuento cuando llevan un perro, o un niño, o ambas dos cosas. Qué culpa tendrá el bebé para estar ahí al sol durante horas... Y el perrito, coñe, con esa carita de pena que me mira y me parte el alma. Al chucho le daba yo un bocata y a su "dueño" otro sopapo. Doble.

Últimamente estamos llegando ya a unos puntos de mendiguismo extremos y super-fashion: mujeres con bata y despeinadas, cuyo cartel reza algo así como "mi marido me pega y si no llevo pelas a casa me matará". O ese otro que tiene pinta de guiri adolescente de erasmus, despistado y con cara de sueño, que te dice en voz bajita y lastimera: "yo ser irlandés, robarme todo anoche y no tener dinero para volver a casa".
Francamente, a esta gente más que un sopapo yo les metía una multa... Porque juegan con temas delicados que no deberían servir para lucrarse, y porque encima soy tan lerda que a veces incluso les creo durante dos milésimas de segundo y consiguen hacerme sentir mal.
Y entonces yo, que curro como la que más para poder llegar a fin de mes sin números rojos en mi cuenta (casi sin éxito) pidiendo además mil ayudas al Estado para pagar mi alquiler... les miro a esos ojos suyos -expertos en fingir- y voy y les suelto un euro.
Joder.

11 noviembre 2008

Cotidianidades

Nunca me había parado a pensarlo. Durante seis años ha estado ahí, en mi muñeca izquierda, sin necesidad de cuidados ni reparaciones. Siempre a punto para satisfacer mi necesidad casi enfermiza de puntualidad, altruista.

Es curioso cómo los objetos que conocemos desde siempre y que nos han acompañado durante largo tiempo parecen no existir ni tener un ápice de nuestra atención cotidiana a pesar de pertenecer a nosotros mismos, como una peca en la nariz.

Hasta que algo ocurre.


Esta mañana me desperté y mi reloj de pulsera se había detenido. Justo a las siete y ventitrés minutos, mientras yo soñaba con biofrutas y premios de lotería de Navidad.
Parado así, sin más,(de puntillas, no fuese yo a despertarme y darme cuenta justo a tiempo) como si estuviese harto de ser observado únicamente tres fracciones de segundo cada dos horas.

Supongo que le di pena. Más que nada porque él más que nadie debe conocer mi obsesión por no llegar tarde, por adelantarme a los acontecimientos y depender del paso del tiempo para todo. Seguro que se ha dado cuenta de que conmigo no es que sea invisible, sino que la mayoría de las veces que le presto atención es justo antes de ir a trabajar y, sobre todo, cuando estoy a punto de acabar mi jornada laboral.
Pero le miro, le mimo, le quiero como al que más.

Y él lo sabe, porque justo en el momento en que esta mañana descubrí que se estaba burlando de mí y pulsé el botoncito que tiene en el costado, las agujas continuaron su camino circular de nuevo y el reloj volvió a ponerse serio, profesional.


Me gusta pensar que en su día a día cotidiano él se da cuenta de que no me presta la atención suficiente justo esos días en los que se le olvida volver a subirse en mi muñeca y se queda durmiendo sobre la estantería del baño, donde siempre espera mientras me ducho... sin mirar, claro.

07 noviembre 2008

The winner takes it all

Se podría decir que yo siempre he sido una perdedora. En el juego, en los concursos, en el amor.
Porque a pesar de haber amado (y haber sido amada) alguna vez, la gran mayoría de veces que me he enamorado acababa siempre con el corazón roto y lágrimas en los ojos. Hasta hoy, claro.
No sé por qué, pero al final parece ser cierto eso que decían los de Abba en su magistral canción: los dioses juegan con nosotros a los dados y, si les salen ases, perdemos a alguien querido sin vuelta atrás.

Hay una parte de la canción que siempre me puso la piel de gallina; esa en la que la cantante se pregunta si él todavía siente que ella le recuerda y añora... Alguien me confesó no hace mucho que su mayor miedo es que la gente a la que ha querido alguna vez ya no le recuerde, que él solo sea pasado olvidado para el resto de la humanidad.
Y sí, hoy yo también me lo preguntaba mientras contemplaba la parte de la película Mamma Mía en la que Meryl Streep le canta con voz desgarrada y pasional a su antiguo amor de juventud (Pierce Brosnan).
¿Seguirán acordándose de mí? ¿Sonreirán, igual que lo hago yo, cuando todos los buenos momentos vividos vuelven a pasearse por su memoria?

Os dejo con mi fragmento favorito de la peli. Disfrutad.