30 noviembre 2017

Na más les damos dolores

Supongo que lo sabréis porque estamos super pesados en tuiter últimamente con el tema, pero participo en un amigo invisible tuitero que organizan MG y Gordi. Ellas son, cada navidad,  nuestra mamá noel particular y las organizadoras de las #cosas, un blog muy divertido y alegre con el que consiguen hacernos la vida un poquito más feliz y que terminemos el año con buen pie.

Esta edición está siendo más complicada que nunca, porque además de organizar el tema de los regalos (quién regala a quién y demás) están teniendo que ir detrás de cada uno para que entreguemos nuestros textos a tiempo. Y además estamos porculeros, quejándonos por todo y sin inspiración ninguna.

No podía hacer otra cosa que esta: porque las que organizan también se merecen un regalo.


Perdonen por la lluvia. Hoy no hice mi calentamiento vocal.

25 noviembre 2017

Friendzone


Cuando estás mal, se nota, se ve desde fuera. Se manifiesta en tus acciones por mucho que tú te esfuerces en demostrar que puedes con lo que sea.

Conmigo todo empezó la tarde en la que quedé con -llamémosle- Juan. Me gustó, pensé que le gusté, pero un muro extraño nos separaba sin que yo supiese identificar claramente el motivo. Cines, cañas, tardes de frikismos varios. Llegó un punto en el que o bien ese muro caía o bien se reforzaba, y se acabó reforzando con la realidad: Juan tenía novia. Una novia lejana que le dejaba mucho tiempo libre, tiempo que Juan avispadamente se encargó de rellenar conmigo. Yo era su "novia" -sin sexo pero con todo lo demás-  mientras la novia oficial no estaba. Por si acaso la situación que yo permití no era lo suficientemente patética, resulta que su novia auténtica se ponía celosa cuando Juan quedaba conmigo, así que mientras ambos estábamos por ahí de cañas, Juan se pasaba toooodo el tiempo con el móvil, yendo "al baño" para hablar con ella o riéndose solo mirando la pantalla, mientras yo rumiaba mis tapas en la más profunda de las soledades miserables. Acompañada, pero sola. Y así durante meses. 
Me encantaría deciros que aquello se terminó porque yo me cabreé y lo mandé a la mierda, pero no. Se acabó porque Juan se fue a vivir con su novia a otro país y, por supuesto, nunca más se supo.


A -llamémosle- Manuel lo conocí poco después. Aún me sentía estúpida por cómo me había encariñado por Juan cuando Manuel llegó como un huracán prometiendo diversión a raudales. Guapo, divertido, carismático. E inmaduro y narcisista, pero eso son detalles. Hombre veleta de los que te lo dan todo... mientras están, y yo lo sabía. Lo supe desde el principio. Ya desde la primera cita me soltó un "me gustas, pero no lo suficiente", y a que no adivináis lo que hice yo. Efectivamente. Intenté encontrar lo que lo haría suficiente, y me esforcé también durante meses para ver si le hacía ver que yo era lo que buscaba. 
Pero nunca lo fui. Nunca lo seré.  Y yo siempre lo supe, a pesar de haber estado ahí para apoyarle en momentos muy difíciles de su vida. A pesar de escucharle hablar durante horas de sus preocupaciones. A pesar de romperme los piños por hacerle reír. Volví a la friendzone en aquel 2016 en el que yo me postulé a la AMIGA DEL AÑO y me posicioné como el ser más ridículo del sur de Europa.
De nuevo sería genial poder deciros que mandé al carajo a Manuel porque comprendí que me utilizó mientras le vino bien, pero no. Se echó novia -una que sí le gustaba lo suficiente- y se piró a otro país. Empiezo a ver un patrón aquí.




Luego llegó otro chico que me soltó "yo es que estoy roto y nunca más volveré a comprometerme", otro que en lugar de una novia parecía buscar un socio para su negocio  -"¿cómo de independiente económicamente eres? ¿qué sabes hacer? No quiero payasas, el sentido del humor en su justa medida". Otro que me decía que tenía el quinto chakra cerrao y que así sería incapaz de encontrar el amor...
Ay, ya os hacéis una idea.

Y, por si aún no os habéis pispado, este post no va de lo cabrones que son los hombres. Todos y cada uno de los chicos que he conocido en los últimos años son buenas personas, aunque  (ahora lo comprendo) estuviésemos en ondas distintas y buscásemos cosas diferentes y finalmente no nos supiéramos ver de verdad. 


Este post viene a colación de algo que dijo ayer mi amiga Fle en tuiter. Os dejo su tuit:








Todavía no nos ha explicado esa teoría, (en menudo jardín te has metido, amiga xDDD) pero yo voy a explicar la mía, que es la que me puedo aplicar a mí y a mi experiencia personal.

Es imposible encontrar pareja mientras no estemos bien con nosotros mismos (y con nuestra vida en general, que me lo acaba de decir mi amiga Silvia por tuiter y es muy cierto). Y, si lo hacemos, no durará y/o no nos hará felices.  
Si no estás bien, en paz, si no te quieres fuertemente ni  dejas de obsesionarte con el futuro, serás incapaz de enamorarte. ¿Cómo vas a aguantar a nadie si no te aguantas a ti mismo? Además de eso, no serás capaz de actuar de forma legal contigo mismo, ni buscarás tu bienestar. Te esforzarás por conseguir lo que quieres, no lo que necesitas. 
El universo, el destino, la vida, el karma o como queráis llamarlo, nos pone delante de nuestras narices situaciones y personas en el momento justo, para que aprendamos.  Yo tenía un miedo irrefrenable a la soledad y el abandono, y por eso llegaron Juan y Manuel, para abandonarme. Yo los busqué y los mantuve cerca. Tenía razón el del quinto chakra, al fin y al cabo.


La friendzone además no existe; es una forma de consolarnos a nosotros mismos cuando alguien de quien nos encaprichamos no nos quiere lo suficiente. La friendzone es un invento del cobarde incapaz de romper con lo que no necesita.

Podría desarrollar mucho más esta idea hablándoos de cómo nos agarramos a alguien que no nos gusta  ni nos conviene realmente por sentir que no estamos solos. Por la cantidad de frustraciones que eso nos aporta. Por la barbaridad de estupideces que hacemos por el mero hecho de no acabar delante de un espejo, en silencio, contemplándonos a nosotros mismos.
Hablando de lo frágiles que nos volvemos todos en algún momento de nuestras vidas, y de lo mucho que nos maltratamos y nos intentamos autoengañar. 

Pero estoy segura de que no es necesario comentar nada más, ¿verdad?