28 septiembre 2012

Busco a Max II, ahora también en la prensa


¡Ovejosos! ¡Que hemos salido en el Sur.es! 
Ayer mismo nos "entrevistaron" a Leti y a mí para contribuir con su granito de arena en nuestra búsqueda de Max, y ahora sí que siento que vamos por buen camino y que nos acercamos más y más al final feliz. 


Aquí tenéis el enlace a la noticia, toda una página del Sur Digital enterita para nosotras.

Si aún no os habéis puesto manos a la obra para buscarlo con nosotras, ¿a qué esperáis? ¡¡¡Mira que como lo encontremos esto va a ser un bombazo!!! 
Ayer ya tenía a Paulo, mi amigo zumbao, mirando en los anuarios de las universidades alemanas donde podría haber estudiado Max hace diez años. 
O por ejemplo esas chicas lectoras de mi blog que viven en Zurich que se fueron anoche al bar donde se produjo el encuentro el viernes anterior, con la foto de Max en el móvil, a ver si le veían.
O todas esas personas que hicieron RT y compartieron el post en las redes sociales, para ayudar. (¡Gracias!)

Y es lo que le decía ayer a Susana, la redactora del periódico: es cierto que todo esto es algo banal y sin importancia, justo en medio de una crisis mundial y de mil problemas políticos de mucha mayor relevancia, pero precisamente por eso tenemos que encontrar a Max y por eso la gente se ha volcado a ayudarnos. Porque a veces también es necesario tener esperanza y encontrar un sólo motivo, por insignificante que sea, para sonreír.


Leti y yo seguimos buscando a Max. ¿Y tú? 






EDITADO: Al anónimo que me ha dejado un comentario con un montón de números de teléfono... siento no publicarlo, pero es que no sé si es muy legal poner esos datos aquí XD Aún así, gracias!


26 septiembre 2012

Busco a Max

¡Buenos días, ovejosos!
Tal y como os llevo contando desde hace unos días vía Twitter y Fareborn, en Una de Rizos... tenemos una nueva misión.

Por si no lo recordáis, os diré que aquí se han llevado a cabo varias investigaciones internacionales que finalmente y gracias a la participación ciudadana tuvieron final feliz y exitoso, y por tanto no puedo más que ponerme manos a la obra con la nueva. Os cuento de qué va.

Yo tengo una amiga (rubia, encima) que estuvo hace muy poco en Zúrich, de viaje de placer. Se llama Leticia y a su vuelta me contó con todo lujo de detalles lo maravillosa que es esa ciudad, pero entonces vi tristeza en su mirada y, al preguntarle el motivo, me confesó que había conocido al hombre de su vida pero que el destino es cruel y truncó todas sus ilusiones. Os explico.

Leti es una chica adorable. Es de esas mujeres siempre alegres y optimistas, que te saludan con un sonrisón y que consiguen hacerte partícipe de su buenrollismo. El caso es que ella desde siempre ha estado empeñada en una cosa: el día en que tenga un hijo, le llamará Max. Porque dice que Max (a secas, sin ser Maximiliano ni nada de eso) es un nombre precioso. Y nosotros sus amigos nos reímos y le decimos que Max es un nombre de perro, pero ella tan sólo levanta los hombros en un gesto de resignación como diciendo "me da igual lo que digáis; a mí me gusta Max."

El caso es que la semana pasada Leti viajó a Suiza con unas amigas suyas y, en una noche de juerga zurichiana, acabaron en un bar muy chulo donde decidieron quedarse un buen rato. Y allí, entre cachondeos varios en los que las chicas le decían a Leti que se deje de rollos y se ligue a un buen chaval, vieron entrar a dos maromazos guiris de estos que harían volverse a cualquier treintañera en sus trece... y a Leti se le pusieron los ojitos como los del gato de Shrek. Ella se fijó sobre todo en el más alto (fetiches que tiene la mujer), un rubio super atractivo con pinta de timidillo que le resultó lo suficientemente interesante como para comentárselo a las demás, entre risitas. Y allí que se fue su amiga la echá palante hacia los dos muchachos, tocó en el hombro al rubio alto de Leti y le preguntó, ni corta ni perezosa: -¡hola! ¿hablas español?
Lo que ella no esperaba era que el chaval se volviese y le dijera: -pues sí, un poquitou.
Y de esta forma se unieron ambos grupos, y el guiri rubio alto y su amigo se sentaron con Leti y sus amigas a charlar y tomar copas juntos. Leti, encantada, claro está. Con cada frase que intercambiaba con el muchacho se convencía más y más de que era estupendo, un hombre interesante de esos que merece la pena conocer. Hasta que el chico le preguntó su nombre y justo a continuación dijo:
-Ah, pues yo me llamo Max, encantado.
MAX. MAX. MAX. MAX. MAX... 

A Leti casi le da un chungo. Miró a sus amigas con los ojos desorbitados, ellas empezaron a descojonarse y Max y su amigo se quedaron a cuadros suizos.
En fin, que la noche discurrió animada y entre tanta copichuela la llamada de la naturaleza llevó a nuestra protagonista hasta el baño. Lo que ella no sabía es que mientras estaba allí, lejos del grupo, otra amiga suya se dio cuenta de que era muy tarde, que perdían el último tren de vuelta al lugar donde se alojaban y que tendrían que irse YA. Así que cuando Leti salió del baño se encontró con que sus amigas estaban saliendo del bar a toda pastilla con su bolso, recreando una de las famosas huidas de Benny Hill. La pobre Leti se despidió de los dos muchachos con besos rápidos, bloqueada, y salió de allí corriendo como loca para no llegar tarde a la estación comprendiendo, con tristeza, que no había podido dejarle a Max ninguna forma de contactar con ella. Ni su teléfono, ni su tarjeta, ni su email, ni nada. 
Que nunca más volvería a saber nada de él.


Y mientras me contaba todo esto la otra tarde, comprendí que ese no podía ser el final de la historia. Que nadie sabe lo que nos depara el futuro y que quizá la de Max sea sólo una anécdota más en la vida de mi amiga, pero que es injusto que ni siquiera tenga la oportunidad de conocerle más. Que esto no se puede quedar aquí, porque incluso Antes del Amanecer tiene una segunda parte (mucho menos bonita, pero con final feliz). 


Y POR ESO ACUDO  A VOSOTROS HOY AQUÍ. Porque me he decidido a encontrar a Max.  Porque sé que entre todos daremos con él, y conseguiremos que se ponga en contacto con mi Leti, nuestra Leti.
Porque ambos se lo merecen. Porque todos nos lo merecemos. 
Porque entre tanta mierda y tanta crisis y tantas desilusiones y desesperanzas, a veces ocurre un milagro. Internet también es magia, y este cuento necesita un final feliz.

Por favor, ayudadme. Usad vuestros recursos: seguro que alguien conoce a alguien que haya conocido a alguien que sepa quién es Max. O su amigo. O sepa cómo encontrarle.


Además tenemos muchos datos, recapitulemos:

-El encuentro se produjo el Viernes 21 de Septiembre en Zúrich a eso de las 22:30 de la noche, y duró hasta la 01:10 aproximadamente, hora en la que nuestra cenicienta salió pitando sin dejar zapatitos de cristal tras ella.


-El bar se llama Talacker, y está situado en Calle Talacker nº 41.

-De Max sabemos que es un ingeniero de puentes alemán residente en Zurich de 34 años, que ha vivido en Buenos Aires unos meses y que gracias a ello habla un poco de español. Que es muy alto y que tiene un amigo llamado Marc.

Y encima tenemos fotos, oiga. Lo damos todo.

ESTA ES LETI

ESTOS SON MAX Y MARC



Y ahora me pongo internasioná para escribir unas palabrillas para Max, por si aparece, que habla español pero mú malamente xDD


Dear Max, if you're reading this you should know that Leticia is looking for you. She's very sorry for her forced escape (caused for a terrible misunderstanding with her friends) and regrets for not having any way of keeping in touch with you. Just an e-mail adress would be fine. Mine is beabiofrutas@hotmail.com   Thanks! :)




Y nada más, ahora sólo queda ponerse a trabajar en su búsqueda :DDDD

Si alguien consigue saber algo, podéis escribirme a beabiofrutas@hotmail.com 
Sé que es complicado porque no tenemos apellidos, pero contamos con la Balidomancia, el poder de internet y con que Zúrich no es tan grande. 

Si me queréih, compartid este post. Retuiteadlo. Comentándselo a vuestra prima la del pueblo. Pero movedlo.

Crucemos los dedos y vamos allá.

19 septiembre 2012

Oye mi balido

Tengo un problema con las hormigas. 
La ventana de mi dormitorio está pegada a la jardinera del balcón, por lo que para ellas es muy sencillo a la par que interesante desviarse de su camino habitual entre florecillas para darse un voltio por mis dominios. 
El caso es que desde hace varios meses las hormigas me invaden. Y no son hormigas normales, de las de toda la vida, no. Son mini-hormigas. Hormiguitas pequeñas y porculeras que encima no van formando una fila como las demás, sino que trabajan en solitario y van cada una por su cuenta a donde les sale de las antenas.

El caso es que en un principio creí que la culpa era mía, por zampar gofres delante del pc y llenarlo todo de migas o por dejar el papel de las magdalenas en la papelera de mi cuarto, pero no. Observándolas bien me he dado cuenta de que ellas no buscan comida ni se mueven por ansias de recolectar provisiones para el invierno ni nada. Es como si estuviesen aquí por joder. Se pasean, dan vueltas, se me suben por el monitor del pc, por los brazos, vienen a verme a mi cama cuando estoy leyendo, se esconden en los cajones de mi mesilla de noche y se quedan meditando en lo alto del teclado. LES GUSTA MI CUARTO Y LO HAN HECHO SUYO, y yo soy su mascota. 

Cuando me di cuenta de su llegada me puse manos a la obra: primero hice lo que todo ser humano y ovejo haría en tal situación: inundarlo todo de insecticida. Al no ir en fila y no tener muy claro por donde se me cuelan en el cuarto, eché fluflús de aquel por todas partes y casi muero intoxicada. Pero esa noche dormí tranquila, pensando que la pesadilla habría terminado.
A la mañana siguiente descubrí que no. Las hormigas seguían aquí, y yo pasé al plan B: artillería pesada. Cogí esa especie de matahormigas en gel que es como el Chuck Norris de los matahormigas, y eché unas gotitas junto a la ventana. Y así fue como por fin me deshice de ellas.

Por dos días. 

Creo que estas hormigas son radioactivas o algo, porque sobrevivieron y volvieron a la carga poco después y además con más ganas de cachondeo que nunca. Cada vez había más, y por un momento llegué a pensar en rendirme y aceptar que soy una invitada en el piso de las hormigas. Empecé a pedirles permiso para sentarme en su escritorio, para usar su pc y ponerme su ropa. Luego ya les leía El Principito antes de irnos todas a dormir, y ellas empezaron a darme mi paga semanal cuando cogieron más confi.

Pero el caso es que yo necesito mi espacio. Ellas no lo ven así y me dicen que cuando sea madre lo entenderé, pero quiero tener mi cuarto propio. 
Además, qué narices, que son muy majas pero me las imagino correteando sobre mi cuerpo ovejil mientras duermo y me da como cosilla. Que no es por ser tiquismiquis, pero eso en mi pueblo se llama ser unas stalkers.

Así que ayer mismo expliqué mi problema en twitter y os pedí ayuda y consejo para derrocarlas, y entre remedios caseros varios alguien me dijo que la situación requería ponerme seria y hacer uso de la sabiduría adquirida en Poniente. A veces una oveja tiene que hacer lo que tiene que hacer.
Y de este modo unté en brea una cabeza de hormiga, la clavé en un palillo de dientes y la puse a la vista de todas, encima del escritorio. SANGRE Y FUEGO, PUERCAS. OÍD MI BALIDO.


Es la guerra. En el Juego de Habitaciones o ganas, o mueres. Y yo no pienso mudarme de cuarto.

BALAR MORGHULIS. Y LAS HORMIGAS TAMBIÉN.


18 septiembre 2012

Pregúntale a la oveja XXIII

Han pasado algunos meses sin consultorio sentimental, y por lo que se ve algunos lo echábais de menos. Yo también, eh, que a mí esto de que me confiéis vuestros miedos, pesares y reflexiones me apasiona. 
Por tanto aquí volvemos otra vez con otra edición de Pregúntale a la oveja, espero que os guste.
Y si vosotros también tenéis alguna consulta que hacerme, podéis hacerlo a través de mi correo personal (lo encontraréis en el "sobre mí") o a través del cuestionario.
¡Vamos allá!


Querida oveja: soy un chico de 25 años. Llevo con mi novia más de seis, y ya éramos amigos de antes. El caso es que la adoro y no llego a recordar cómo era mi vida sin ella, pero últimamente siento una preocupación constante y no puedo dormir bien por las noches, por el miedo. Ella me ha pedido que vivamos juntos, y eso me aterra. ¿Acaso significa que ya no estoy enamorado? ¿Tengo que dejarla, o se me pasará ese miedo? Gracias. (lfs25)

Ains, pisioso. Yo no puedo decirte si sigues enamorado o no. No soy quién para juzgar si vuestra relación va bien o mal, si se te pasará o no, porque me faltan datos y además tu miedo puede estar causado por muchos factores.
Lo que sí sé es que el desencadenante ha sido ese paso más que ha querido dar tu novia, y eso quiere decir que de alguna forma te inquieta cambiar lo que tienes ahora. Párate a pensarlo: ¿de verdad quieres permanecer como estás? ¿Por qué? ¿Quieres comprometerte en serio con ella o no? 
Conozco a varios chicos que están en tu misma situación y te aseguro que están muy enamorados de su pareja. Lo que pasa es que les acojona la responsabilidad y no sólo en cuanto a su relación, sino al hecho de salir del nidito familiar y empezar a ejercer como el señor de su casa. Parece que os encanta ser un Peter Pan de por vida, y siento comunicarte que eso es imposible. 
De cualquier modo, y como no sé cuál es la razón de tu malestar, mi consejo es simple: no te conformes. Quiérelo todo, ve a por ello y actúa en consecuencia. Si esta situación te ha hecho comprender que estás con tu novia por inercia, actúa. Si el miedo te impide hacer lo que de verdad quieres, que es estar con ella, actúa. Haz lo que sea, pero muévete. Vive. No te conformes.

Y por si acaso con él lo ves más claro que conmigo, te presto a Benedetti.

                                             

No te salves.

No te quedes inmóvil
al borde del camino,
no congeles el júbilo,
no quieras con desgana,
no te salves ahora
ni nunca:
no te salves.
No te llenes de calma,
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo,
no dejes caer los párpados
pesados como juicios,
no te quedes sin labios,
no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo.

Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo,
y quieres con desgana,
y te salvas ahora,
y te llenas de calma,
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo,
y dejas caer los párpados
pesados como juicios,
y te secas sin labios,
y te duermes sin sueño,
y te piensas sin sangre,
y te juzgas sin tiempo,
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas,
entonces...
no te quedes conmigo.


12 septiembre 2012

El kindle que me achuchó

¡Hola, hermosos!
Ya he vuelto de mis vacas y, como os contaba en fareborn el otro día, vengo más morena y rizosa que nunca. Durante una semana me he dedicado a pasear, beber mojitos, tomar el sol, hacer fotos frikis y comer por encima de mis posibilidades. Pero por encima de todo me he dedicado a leer.

Que me regalasen el Kindle ha sido una revolución en Villa Rizos, porque ya puedo olvidarme de pasear libros, de gastarme dineros mil, de esperar a ver si veo tal o cual libro en la librería del barrio, de dedicarle tardes enteras a ir a la Fnac exclusivamente a buscar uno (y que luego no esté)...

Tres de los primeros libros que mi querido Calibre ha metido en el Kindle cayeron entre duna y duna gaditana la pasada semana. Tres. Tengo los ojos en huelga y el cerebro ya ni os cuento, que esto de leer en tal cantidad es demasiada actividad cerebral para mí xDD
Pero bueno, sin enrollarme más paso a hablaros de estos tres libros por si estáis buscando lecturas y no termináis de decidiros por alguna.


Maldito Karma fue el primero. Se lee rápido, casi del tirón, y es una de esas historias divertidas con un planteamiento interesante: ¿qué pasaría si la reencarnación existiese de verdad y, al morir, nos metiéramos en el cuerpo de otro ser -humano o animal- dependiendo del buen karma que hayamos acumulado en nuestra vida anterior? La protagonista, una treintañera de éxito, famosa de la tele, forrada, infiel a su marido y poco dedicada a su familia va y la diña nada más empezar. No es spoiler, eh, que lo pone en la contraportada.  El caso es que estira la pata de una forma mu tonta y, como ha sido mala malísima, vuelve a la vida en el cuerpo de una hormiga. Muy kafkiano todo, pero con más guasa. Y bueno, a partir de ahí la pobre "mujer" comprende que ha sido una arpía y trata de acumular buen karma para ver si así consigue dejar de ser un insecto en alguna vida posterior.
¿Me ha gustado? Sí. ¿Se lo recomendaría a todo el mundo? No. Porque es una de esas novelas que van perdiendo fuelle a medida que avanzan: comienza muy bien y acaba regulero. Al menos bajo mi punto de vista. No quiero dar más detalles, pero mi final habría sido muy diferente y eso me da un poco de rabia.
Pero si os apetece leer algo entretenido y no sois muy tiquismiquis, dadle una oportunidad. 
Mi nota: 7/10.



Ready Player One vino a continuación y me ha acompañado durante casi toda la semana, porque es más denso y no se lee tan rápido ni con tanta alegría. Se trata de una novela friki, friki. Pero FRIKI. La historia se centra en un futuro apocalíptico en el que la Tierra está hecha pedazos, la mayoría de la humanidad vive en la miseria y la mayor parte del día la pasan metidos en Oasis, la evolución de internet mezcla de realidad virtual y MMORPG (Massively Multiplayer Online Role-Playing Games) donde van a trabajar y ganan sueldos reales, asisten a la escuela o a la universidad, van de viaje, de tiendas y, en definitiva, mantienen una doble vida virtual mucho más agradable que la real. 
Pues bien, resulta que el creador de Oasis muere y a modo de testamento deja una especie de juego/concurso en el que el ganador será el único heredero de su multimillonaria fortuna. Y aquí entra en juego nuestro protagonista, un adolescente desgraciao que se propone como único objetivo en la vida  ser el ganador del concurso. 
¿Me ha gustado? Sí. ¿Se lo recomendaría a todo el mundo? Sí, si eres friki y/o has nacido en los 70/80.  Porque el libro hace un repaso brutal de la cultura ochentera pasando por los primeros videojuegos, la música de entonces, el cine, los comics, los juegos de rol, la literatura y la televisión de nuestra infancia. Mazinger Z, Atari, Scalextric, Pendragón, Cinexin, DeLorean, PacMan, Indiana Jones, Historas desde la Cripta, Los Cazafantasmas... ¿Os suenan? Pues entonces vais a flipar con este libro que no es más que el sueño gamer-geek de un escritor muy majete que me da en la nariz que se parece mucho al protagonista del cuento.
Mi nota: 9/10.
Ah, por cierto. En 2014 se estrenará la película basada en la novela, producida por Warner Bros. ¡Me la veo!



Los caracoles no saben que son caracoles. Así se llama el tercer libro de la semana, tras el que decidí poner a descansar el Kindle y mi vista :P
En él se nos muestra la historia personal de Clara, otra treintañera (parece que somos tendencia en literatura) que anda perdida en la vida y tiene que vivir una experiencia traumática para darse cuenta de que debe evolucionar y aprender a ser feliz. 
A mí este libro me ha resultado muy Bridget Jones, muy manido. Se lee rápido y no tiene demasiada chicha, así que me lo terminé más por cabezonería que por interés. Pero no aporta nada nuevo a la temática chick-lit. Si acaso se podrían salvar algunos puntos en los que Nuria Roca, la autora, hace uso del humor para sus reflexiones más profundas (que tampoco lo son tanto). Pero no esperéis nada más que un argumento sencillo y "entretenidillo" que ya hemos visto en todas partes: mujer divorciada que re-descubre el amor, el sexo, que se encuentra a sí misma, que se atiborra de chocolate y tiene problemillas con su peso, que se fija en el hombre menos indicado, que es a la vez ama de casa, trabajadora y amante, que llora en sus visitas a la psicoanalista. ¿A que os suena? De hecho ni siquiera la idea que le da título al libro es original. Hace mil años, las monjas del cole me obligaron a leer un libro juvenil titulado La Cazadora de Indiana Jones en el que la protagonista aprendía una curiosa lección: "lo único que no se le puede pedir a una pelota de tenis es que sepa que es una pelota de tenis". Mismo sentido, distinta forma de decirlo. Me apuesto un gofre a que a Nuria Roca también le obligaron a leérselo las monjas :P
Me da un poco de pena porque tenía muchas ganas de leer esta novelilla después de haber leído por ahí varias críticas positivas, pero no. No me ha dicho nada.
¿Me ha gustado? Psé. ¿Se lo recomendaría a todo el mundo? No. Dejadlo para cuando no tengáis nada más que leer.
Mi nota: 4,5/10.



Y con esto y un bizcocho, os dejo tarea lectora para este mes. Volveré más adelante con más opiniones sobre libros, que ya he empezado Danza de Dragones y tengo pendiente El Nombre del Viento. Mwahahahahah...




02 septiembre 2012

Adioses de septiembre

El verano es para amar

El verano es para amar y no me refiero tan sólo al amor carnal, (que también, ya se sabe) sino a esa pasión desmedida por lo que nos rodea y nos hace un poco más felices.
En verano, quizá por el calor y ese ambiente onírico y dulzón que nos amodorra, se disfruta más de las cosas. De un helado, de un ratito de relax bajo las palmeras, de un baño en el mar al atardecer, del olor a crema de coco y zanahoria, de un mojito con mucho hielo.

En verano se viven aventuras con las que seguimos soñando el resto del año. Cuando yo no era más que una niña mellada y pizpireta me convertía en sirenita y me pasaba el estío en remojo, chapoteando en la playa con mis amigos del barrio. Inundaba mis días de risas y misiones secretas junto a las rocas; buscaba tesoros en la arena y esperaba cada tarde, muy paciente, a que llegase el camión de los helados y poder llenarme así la cara de nata y chocolate y los ojos de luz.

Lo malo de los amores de verano es que terminan con septiembre.  Y con él llegaba la vuelta al cole, el olor a libros nuevos, el frío, las responsabilidades, la lluvia.
Y esta misma mañana me acordé de todo esto cuando, en la piscina de los apartamentos gaditanos donde me hospedo, he visto aparecer a un padre con su hija de unos tres o cuatro años entre los brazos. A su vez, la niña abrazaba con mucha fuerza un pato de plástico bastante feo , y tras ellos iría la que supuse sería su madre cargando con una maleta. Cuando llegaron hasta el borde de la piscina, el chico dejó a la niña en el suelo y le dijo con ternura y una caricia en los mofletes: "venga, Lucía, deja al patito en libertad que nos tenemos que ir ya". 

Ahí estaba, pensé yo. El fin de su verano. 
Lucía se llevó el pato a los labios, le dio el que sería recordado para siempre como el beso más triste de la historia y lo dejó flotando sobre el agua de la piscina exclamando entre hipidos y lágrimas: "¡adiós, patito, hasta el verano que viene!".
Lo bueno de ser un niño es que a veces no sabes que no habrá años que vienen, ni que quizá tu pato ya no estará allí.

Pero yo sí que lo sé, y mientras observaba en silencio cómo aquella familia encantadora se alejaba hacia el aparcamiento y escuchaba a Lucía llorar desconsolada por su adiós, recordé los míos. Mis infinitos adioses de septiembre. 

Y volví a ser una niña triste, porque  ya está aquí septiembre y el otoño es para olvidar que amaste.




01 septiembre 2012

Nota de prensa:

QUE ME VOY DE VIAJE.

Volveré la segunda semana de septiembre con más rizos, bronceado y chorreces que nunca. Sedme buenos, dadles de beber a las ovejas y no escribáis mucho en mi ausencia, ¿eh?



Ah, y como siempre, podréis seguir mis andanzas playeras gaditanas vía twitter, que es ya como mi segundo apéndice.

¡Un besote!