31 diciembre 2010

Pregúntale a la oveja XV

Querida oveja: ¿Cómo hace la Rizos para estar siempre tan guapa y estupenda? Todas las rubias queremos su secreto. Fdo: envidiosa tonta tetona.





Querida envidiosa: no hay secreto. Sabes que hay gente con suerte, gente con clase y gente que no tiene ni lo uno ni lo otro :P Ley de vida, chica. La selección natural de Darwin.








Ejem.


Me alegro mucho de que la consulta  anónima de hoy haya sido tan sencilla de responder y tan breve, jijijij...  porque lo que de verdad venía yo a hacer era a felicitaros el año nuevo a todos. Por fin se acaba 2010, un año que para mí ha sido duro y ha estado marcado por problemas de salud y preocupaciones varias. Un año que tuvo sus momentos buenos, muy buenos y regulares, pero que me deja un regustillo amargo.
Un año que se puede ir a tomar viento desde ya, vamos.
Brindemos porque 2011 sea más jachondo, emprendedor y divertido, más generoso y cargado de buenos momentos.

Os deseo lo mejor de corazón.

Y sobre todo a Al, que hoy es su cumple y se merece ser más feliz que nadie en este año que empieza.


 PRÓSPERO 2011 PARA TODOS.
Incluso para las rubias con melena, que no se diga.

27 diciembre 2010

Papa Noel es un gordo cabrón

9.30 de la mañana.

Por todos es conocida mi mala suerte festiva. Siempre que se acerca una fiesta que espero con ganas e ilusión, la diosa fortuna se rasca una teta y decide que ya es hora de hacerme alguna jugarreta traviesa... y zas, algo sucede que me estropea la fiesta.

Esta vez sucedió el sábado por la noche. Íbamos a celebrar el cumpleaños de Al en un restaurante, con juerga etílica posterior incluída. Yo llevaba el/los regalos (para despistarle por si me lee) que con tanto cariño le había comprado en nombre de todos para entregárselos después de cenar, y además me había puesto monísima con mi vestido verde y mis rizos al viento. Sombra de ojos con purpurina, rímmel del bueno, pintalabios color rosa del desierto, botas de tacón y mi bolso morao. Todo listo.

Me despedí de mis padres y cuando ya estaba por el pasillo camino de la puerta para irme... fueron solo milésimas de segundo, pero atisbé un charco de algo parecido a babas de mi perro bajo mis botas. Después, el desastre.
Me pegué una hostia del copón. Os prometo que en mis 29 años de vida jamás había sentido un dolor tan intenso, ni siquiera la primera vez que usé la silkepil. Caí con todo mi peso (que no es poco) sobre mi brazo derecho, y al hacer fuerza para no comerme el suelo con los dientes, hice demasiado esfuerzo con la mano y los músculos de mi codo implotaron o algo así.

Cuando pude dejar de gritar, llorar y maldecir sobre la tumba del inventor de las babas de perro, mi madre me llevó  a urgencias porque mi brazo estaba empezando a parecerse a una morcilla de Burgos. Obviamente para entonces ya había yo desechado la idea de irme de fiestas de cumpleaños, y estaba resignada en el taxi camino del hospital pensando en si tendrían que amputar desde el hombro o si al menos me dejarían hasta el codo, que queda más mono con las camisas.

La sala de esperas de urgencias de los hospitales es un sitio horrible. Admiro a los que trabajan allí, porque aquel ambiente te recuerda lo mísera de nuestra existencia humana: madres que lloran al ver a sus hijos enfermos, vomitando; hombres que gimen tumbados en el suelo; huesos descolocados;  toses  profundas que te dan escalofríos;  lágrimas y alaridos inundando cada rincón.
Si a ese panorama le añadimos el hecho de que era el día de Navidad... bueno, aquello te hace ver más allá de turrones y mantecados, y te da una bofetada de realidad que a mí, al menos, me llegó al alma.

Me hicieron una radiografía porque, según el primer doctor que me vio, aquello tenía pinta de fractura.
Ostras... mi primera fractura. Es curioso que lo primero que se me viniese a la cabeza entonces, ya acostumbrada al dolor intenso y empezando a razonar otra vez como una persona normal, era preguntarme si habría escayolas moradas o no, que las blancas eran muy sosas... Creo que lo dije en voz alta, haciendo que mi madre se asustase aún más y creyese que ya estaba con fiebre y delirando.

Cuando estudiaron la radiografía me dijeron que no había fractura. Un doctor con pinta de friki muy majo me sentó en la camilla y se dispuso a hacerme otro análisis, a ver si era muscular y si habría que vendarme, y entonces entró en la sala una enfermera con la radiografía de mi brazo y se paró en mitad de la habitación, gritando.

-¡AHHHH! ¡COÑO! ¿HAS VISTO?

En ese momento me hice pipíns. Ya está. Me amputan del todo.
El doctor vio cómo me cambiaba la cara a una mueca de tremendo espanto, y sonriendo me dijo:

-Tranquila, no es tu radiografía, es del chico que estuvo aquí antes.

Cohone, majos, no asustéis así al personal.  Me parece muy poco profesional que mientras se trata a un paciente os pongáis a charlar de otro. Porque ahí se sentaron los dos, a hablar de si habría que operar al chaval o no, de cómo la segunda falange de su fucking mano estaba mejor o habría que meterle una aguja.
Y yo ahí sentada, con mi brazo engurruñido, esperando instrucciones.
Tuvieron suerte de que el dolor me impidiese quejarme demasiado, que en mi estado normal les hubiese montado un pollo.


Y bueno, aquí estoy. Brazo vendado, drogada hasta las trancas y teniendo que esperar 4 días para quitarme las vendas. Por lo visto  el esguince no es grave, sobreviviré, pero lo peor de todo es que ha sido en mi brazo derecho, y yo soy diestra.
Así que se puede decir que este ha sido el post más difícil de la historia. He tecleado todas y cada una de las palabras que lo forman con mi mano izquierda, acentos y comas incluidos, haciendo malabares.  
Y encima no veas si me he enrollado, pardiez. Yo que sólo quería poner cuatro cosas para tranquilizar a mis fanses y decirles que estaré unos días de reposo, sin escribir... está claro que la cabra tira pal monte aunque sea con muletas.

En fin, lo dicho. No seáis malos o el año que viene Papa Noel os traerá carbón en forma de babas de perro. La que avisa no es traidora.



10:30 de la mañana. No está mal, quizá bata un guinness de mecanografía a una mano.

25 diciembre 2010

Doctora's Honoring

Os voy a contar dos historias basadas en hechos reales, muy reales.

Cuando yo era pequeña recuerdo que solía irme de viaje con mi familia cada San Valentín. Pillábamos dos o tres días y nos íbamos a cualquier hotel de la costa en el que mi abuelo tuviese enchufe por su trabajo y disfrutábamos de unas extrañas vacaciones post-Navidad todos juntos.
El año en que yo cumplí doce primaveras, nos hospedamos en uno de esos hoteles playeros con animación y fiestas de disfraces al acabar la temporada: yo estaba encantadísima de que hubiese tantas familias con niños y niñas y poder así escapar de las garras de mi familia con excusas contundentes. Fue de esta forma que conocí a un grupito de niñas repipis y muy monas que se reunían en los sillones de la recepción para intercambiar impresiones sobre los camareros y sobre los chicos de Sensación de Vivir. Yo entre ellas me sentía completamente desubicada, puesto que los chicos todavía no habían causado grandes estragos en mi inocente vida estudiantil y pava ni tampoco era yo una fan de Brandon o Dylan, porque esa era una serie de mayores y yo, según mi madre, todavía no era lo suficientemente mayor para verla.

Así que me sentaba con ellas y me quedaba extasiada escuchando sus extrañas impresiones y experiencias, comprendiendo palabras sueltas como supongo que comprenderá mi perro cuando le hablo.
Hasta que llegó una nueva familia al hotel. Estaba compuesta por mamá, papá y Barbie, una niña de revista de esas de ojos azules, vestido rosa y una melena larguísima, perfecta y todo lo rubia que una melena natural puede ser. Al vernos consultó algo con su madre y empezó a caminar hacia nosotras contoneando sus caderas cual furcia de bar de carretera de trece años, cosa que ya me impactó de primeras y me hizo preguntarme si ella también llevaría plantillas ortopédicas, como yo, y si era esa la causa de su extraña forma de caminar.

Nos dijo que se llamaba Laura y en menos de media hora se convirtió en la Hembra Alfa del grupo. Las demás niñas estaban obnubiladas, encandiladas por la cursilería de nuestra nueva jefa Barbie. Laura era una experta en ganarse la atención de la gente con un simple movimiento de melena, aquel cabello dorado y brillante que le llegaba hasta el mismísimo culo. Yo, que jamás había conseguido que mamá no me cortase el pelo antes de que me llegase a los hombros, observaba aquel melenón y sentía verdadera envidia: estaba claro que el pelo largo te daba poder, como a Sansón.

Durante dos días, todos los niños y niñas del hotel nos dedicamos a seguir a Laura por los pasillos, a observar cómo se cepillaba el cabello en el espejo del baño, escuchando sus historias acerca de sus primeros pinitos en el mundo de la publicidad (anuncios de champuses y demás) y de cuánto se gastaban sus padres en comprarle productos especiales para el cabello que sólo se fabricaban en Estados Unidos. Además, los camareros de la cafetería parecían adorarla, tardando menos que con nadie en servirle la coca-cola y regalándole guiños cómplices entre refresco y refresco.

Ni que decir tiene que yo sentía una mezcla de admiración y envidia. Creo que fue una de las primeras veces en que sentí celos reales en mi vida, ya que aquella melena larga y cuidada convertía a Laura en el ser más poderoso del planeta (del planeta que conocía yo por entonces, claro). Y yo quería ser poderosa, echarme para atrás el flequillo con una caída de ojos y que mamá me permitiese ver Sensación de Vivir sirviéndome una coca cola con una sonrisa.

Así que aquel año, al volver a casa después de las vacaciones, me propuse una meta vital: dejarme el pelo largo. Algún día, cuando creciese y nadie pudiese impedírmelo, conseguiría tener el pelo largo y brillante de Laura y todos me adorarían.



No sé si habréis visto fotos mías, pero por si acaso os lo cuento: lo conseguí. Siendo yo una adolescente empecé a dejar que el pelo me creciese, y aguanté hasta que los primeros rizos me llegaron al culo. Pero teniendo en cuenta lo dejada que soy yo para temas cosméticos y lo poco que me gusta gastarme una millonada en champuses y mascarillas, aquello fue una verdadera tortura. Tardaba centenarios en desenredarme el pelo, y cuando salía de casa siempre lo llevaba recogido porque era un coñazo, me tapaba la cara y daba un calor tremendo llevarlo suelto...
Y, qué narices... tampoco me hizo más poderosa. El único camarero que me ha guiñado un ojo en mi vida fue el de la cafetería de la facultad, cuando le dije que ya acababa la carrera y que le pagaría todos los cafés que le debía.

Hoy por hoy llevo el pelo largo, sí, pero tampoco hasta la cintura y tampoco tan cuidado como debería. Más que nada es que ya me acostumbré a verlo así, me veo mona y todo... pero cuando llega el verano siempre termino dándole un buen corte.






Segunda historia. Ésta será más breve.
No sé si os he contado alguna vez que hubo un día de mi adolescencia en que ligué por internet con un buenorro. Pero buenorro, buenorro, de esos que quitan el hipo y que anuncian colonias sin camiseta en las revistas.
Le conquisté con mi astuta y elocuente verborrea en un chat, y me contó que tenía un deportivo de esos que cuestan una pasta y que hace que todos se giren para verlo rugir por la calle.

Lo reconozco, a veces soy débil. Y yo, que tenía un twingo diminuto sin aire acondicionado ni radio, me dejé seducir por la idea de pasear en un deportivo por la ciudad. Así que casi le rogué que quedásemos para dar una vuelta en su coche...  y aceptó.

Quedamos en una calle cercana a mi casa, y cuando le vi aparecer al fondo de la avenida, con su pedazo de Porsche plateado echando humo y acercándose, majestuoso, me derretí.

Supongo que el buen hombre calculó mal las distancias, porque fue llegar hasta donde estaba yo y estamparse con el bordillo de la acera. Raspó todo el bajo del coche, rueda derecha incluida, haciendo tanto ruido que creí que el coche se iba desmoronar.

Todo el encanto del asunto se fue a tomar por saco en 0,2.







¿Qué hemos aprendido de estas historias?

Que las mujeres nos obsesionamos y nos dejamos impresionar por las cosas largas y grandes, pero al final descubrimos que no son nada prácticas y que el tamaño verdaderamente es lo que menos importa.


P.d: Doctora, espero que te haya molao este homenaje. Claramente no tengo tanta gracia como tú contando historias cotidianas, pero hoy me acordé de estos dos episodios de mi vida y no pude resistirme a contarlos.

24 diciembre 2010

Belid Navidaz

Porque una Nochebuena más vengo a felicitaros las fiestas después de dos copichuelas de vino y otras tantas de cava.
Porque hay reuniones por las que no pasa el tiempo, y espero que sea así para siempre.
Porque el turrón sabe igual de bien aunque estés en paro y sin un duro.
Porque hay detalles que te hacen sonreír cuando menos te lo esperas. Como esto:





Chin chin, ovejosos. ¡Va por vosotros!

Pregúntale a la oveja XIV

Rizosa y negrísima oveja: ¿Podría darme una explicación medianamente cuerda para la costumbre femenina de comprar en forma desmedida, incluyendo cosas no necesarias y ropa que saben no utilizarán nunca? Es una duda que no he conseguido aclarar jamás.



Querido amigo: partes de una premisa errónea: las mujeres siempre NECESITAMOS todas las cosas que compramos. Puede que sólo las necesitemos en ese momento, y que al día siguiente algo en nuestro interior nos diga que ya es hora de deshacernos de ellas... pero cuando estamos en la tienda, en ese mismo instante en que esa falda o esos zapatos tan hermosísimos aparecen en nuestro campo de visión, sabemos que deben ser nuestros y es imposible resistirse. 
Es nuestra voz interior femenina, igual que los machos tenéis otra que os hace abrazaros y tocaros el culo en plan gayer cuando vuestro equipo marca un gol. O cuando vais muy borrachos y empezáis a robar cosas de la calle para ponerlas en vuestro cuarto, tales como señales de tráfico, basura del contenedor, botellas de cerveza vacías o conos naranja chillón de las obras de la esquina. ¿Los necesitaréis mañana, cuando se os pase la borrachera y os encontréis el dormitorio hecho un vertedero y oliendo a zorruno? No. 

Asín somos, amigo. Asín somos.






Por cierto, y antes de que se me pase... Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, saca el ron con biofrutas que me voy a emborrachaaaaaaaaaaaaar xDDDD
Pues eso, que espero que paséis una Nochebuena de escándalo y que todos aquellos que hemos perdido el espíritu navideño recuperemos al menos un pedacito de su magia.
Un besote gigante.

19 diciembre 2010

Pregúntale a la oveja XIII

Buenas noches, queridos ovejosos.
Sé que no es viernes y que, por tanto, en teoría no debería tocar consultorio, pero la autora de la pregunta me ha pedido expresamente si podría hacer un adelanto a modo de excepción, ya que necesita conocer mi opinión hoy y no dentro de una semana.
Por tanto, y como yo me debo a vosotros, mis fieles fanses, hoy tenemos edición especial del consultorio rizoso.

El viernes volveremos a tener otra edición, volviendo así a la normalidad.

Amos allá.


Querida oveja: hoy me ha pasado algo que me apetece contar el blog. Puedo contar que le ha pasado a una amiga o que es mentira, pero quien me siga en Twitter sabrá la verdad. En realidad eso me importa un pito, pero una parte de mí siente como pánico a que la otra persona implicada encuentre casualmente el blog y se enfade. Me parece poco probable, creo que soy una histérica. La historia no tiene nada de malo. Dime, ¿me callo o debo asumir que soy subnormal y contar lo que me apetezca y punto? Gracias, preciosa y sabia oveja :)

Querida histérica adorable: si hay una posibilidad entre un millón de que la persona implicada encuentre el blog y se enfade, no lo escribas. Está científicamente comprobado que aunque llevemos años sin saber de alguien, el día que le criticamos o hacemos algo chungo en su contra, aparece. 
Eso sí... si lo que quieres contar no es grave y realmente no crees que se vaya a enfadar y son sólo paranoias tuyas, adelante pues. Pero no digas que le pasó a otra o que es mentira, sería contraproducente y además no tendría sentido.

Hay un dicho que habla sobre otra cosa pero que es perfectamente aplicable a esta situación: si no quieres perder un libro, no lo prestes. 
Pues... si te importa mucho que la otra persona se entere de lo que vas a escribir... no lo escribas.




Porcier, me voy a poner en modo controlador y te voy a cobrar las horas extras :P
¡Besotes!

17 diciembre 2010

Pregúntale a la oveja XII


Querida oveja: Mi jefe me ha pedido que sea testaferro de su empresa fantasma. Sé que suena muy mal, pero es muy bueno y lo tienen contra las cuerdas... lo hace por una buena causa y estoy loca por él... ¿qué hago? Besos de una feonauta.



Querida feonauta: lo que tu jefe te está haciendo es una guarrada. Y lo siento si estás loca por él y precisamente por eso no lo ves de forma imparcial, pero por muy contra las cuerdas que esté el buen señor, un verdadero profesional  y una buena persona no pone en una situación tan delicada a sus trabajadores. Y mucho menos, (siento si escuece) a alguien a quien aprecia.  Hay mil formas de hacer las cosas, y lo que te pide es el camino fácil y cutre.
Piénsalo de otra forma: si fueses tú la jefa, ¿serías capaz de poner en ese compromiso, abusando de tu condición laboral superior y aún sabiendo el riesgo que conlleva, a un trabajador honrado y que siempre te sería fiel?

Yo desde luego no, y mira que hablo un poco sin saber porque he sido jefa en pocas ocasiones: en el redil tenemos a un carnero monísimo de jefe que nos tiene a todas locas. 

Pero a fin de cuentas es decisión tuya, así que hagas lo que hagas ten siempre en cuenta que la única que puede salir perdiendo de todo esto eres tú... y que eso tu buen jefe también lo sabe.




Querida oveja: Creo que tengo un pequeño problema de adicción... a hacer galletas. Las hice el martes y hoy otra vez. ¿Es normal esto?


Es muy normal. Todo el mundo tiene adicciones, y ojalá las de los demás fuesen tan dulces como la tuya.
Porcier, te voy a mandar un par de tuppers para que me mandes algunas por si ya no tienes sitio en casa donde ponerlas, que igual que estoy para responder vuestras preguntas también lo estoy para echaros un cable con lo que haga falta.
Ya sabes, soy todo altruísmo.

Porcier, me encantan las de canela o chocolate. Ejem.

16 diciembre 2010

Feliz Navidad, próspero año y felicidad

Aprovecho que ya he adornado mi casa con lucecitas y espumillones varios para felicitaros las fiestas y desearos unas Navidades chachins y turroneadas, que ya es hora :)

Y eso que no me gusta nada la Navidad... pero es que viendo mi estupendísimo y rizoso árbol (os prometo que no le puse ningun filtro de color a la foto: es asín)  no me he podido resistir a la magia navideña y me he puesto tontorrona :P

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y RIZOSO AÑO NUEVO.

10 diciembre 2010

Pregúntale a la oveja XI

¡Hola, ovejosos!
Hoy tenemos ración doble de consulta, que se ve que hay semanas en las que os planteáis más dudas existenciales que otras y este viernes llega cargadito :P
¡Vamos allá!




Una consulta, que opinas sobre lo de llamar o esperar a que te llamen? no se si me entiendes, chico-chica que se conocen, él le pide el teléfono etc..etc. Erizogirl.

Opino que nos encanta complicarlo todo, pero las relaciones humanas son muy sencillas. ¿Conoces a un chico que te mola y vas a dejar al azar el hecho de volver a veros? ¡Pues no! Antes de separaros quedáis en una fecha y una hora, dejando el móvil sólo para confirmar la cita más adelante, y punto. 
En cuanto a si está bien dar tú el primer paso y llamarle... me parece perfecto. Hoy por hoy no debería haber diferencias en cuanto a quién hace qué en una relación, que las cosas han cambiado mucho y ya no tenemos que sentirnos avergonzadas por dar a entender nuestro interés por nadie.  Eso sí, si fue él el que quedó en llamarte y no lo hace, te está dejando muy claritas sus intenciones, ¿no crees? NUNCA TE ARRASTRES, porque esa es una de las causas principales de la pérdida del interés ajeno porque te resta valor a ojos de la otra persona. 




¿Por qué todo el mundo odia a ned flanders? ¿no se supone que este santurrón representa lo mejor que podemos sacar del ser humano? Es bondadoso, quiere a su familia y vecinos, es honrado y lucha por sus sueños... Obviemos su cómico lenguaje... Jajaja, ¿por qué a las buenas personas se le consideran "tontas"? SokomPrincess

Querida amiga, no odiamos a Ned Flanders. Lo que pasa es que las personas que "presumen" o hacen gala pública y constantemente de su bondad sin igual y su altruismo nos fastidian doblemente y nos hacen sentir mal. Por una parte, porque nos mienten haciéndonos creer que son mejor persona de lo que son en realidad (no existen los santos); y por otro lado nos hacen sentirnos miserables, inseguros y malvados porque nunca conseguiremos ser igual de buenos que ellas. ¿Conclusión? Ned Flanders es perverso y demoníaco, no tonto :P






03 diciembre 2010

Pregúntale a la oveja X (diez, no ponno)

Querida oveja: mi marido ronca, y mucho. Llevamos casados cinco años y desde que nos fuimos a vivir juntos no he conseguido dormir más de dos horas seguidas. El pobre se siente mal y ha probado todo, desde cremas milagrosas hasta almohadas cervicales, pero nada. ¿Qué puedo hacer para no volverme loca? ¿Se enfadaría conmigo si le digo que necesito dormir sola? Insomne.


Querida insomne: desde niños se nos enseña qué es bonito, qué es romántico y cómo es y actúa una pareja feliz. Cuando te vas a vivir con tu pareja, las camas tienen que ser de matrimonio. Es algo indudable: los novios tienen que dormir juntos, porque es así. Es una afirmación comparable a que el azúcar es dulce o que la hierba es verde.

Pero esta oveja que te habla no cree que por dormir abrazados en armonía y amor sin igual se quiera más a la otra persona. Dormir es un mero trámite necesario: hay que dormir porque si no se te ponen unos ojos como los de Belén Esteban, pero por nada más. Dormir juntos no os hace mejor pareja, ni más romántica. Mientras duerme tu marido no te está dando amor: está roncando... por tanto, ¿qué necesidad hay de sufrir?
Me parece perfecto que haya parejas que duerman abrazados y se despierten en los brazos del otro con una sonrisa, (ole por ellos, seguro que eso es hermoso) pero al igual que yo no puedo ponerme faldas de lycra para ovejas porque tengo un culo gigante, algunas parejas no pueden dormir juntas porque al final la salud (y la relación) se resiente.

Creo que debes decírselo cuanto antes, dejándole bien claro que necesitas tu propia cama y tu propio cuarto para descansar bien. Que te encanta estar con él y que estarás con él hasta la muerte, (o al menos hasta que se quede dormido cada noche :P), pero que o te vas a dormir sola o vas a terminar tarumba y dejarás de estar cariñosa y mimosa. Eso de que dejarás de estar cariñosa seguro que le acojona, te lo digo yo.

Si al final lo hacéis así y cada uno tiene su propio espacio para dormir verás como no pasa nada: ni os querréis menos, ni seréis menos románticos, ni vuestra relación perderá su encanto. Al revés, puesto que tú te sentirás mejor, estarás más descansada y además los despertares yendo de puntillas a la cama del otro con una sonrisa traviesa  pueden ser toda una fiesta ;)