Iba con todos los demás niños y niñas de mi clase. Teníamos doce o trece años, (me cuesta acordarme con tanta exactitud si hace tantísimo tiempo) y era la primera vez que mis pequeños pies pisaban un teatro de verdad, nada de salones de actos de colegios y urbanizaciones donde celebrábamos nuestros cumpleaños y las fiestas de Navidad.
Me quedé extasiada ya al entrar y llenarme los pulmones del olor a música, a literatura que desprendían los butacones de terciopelo. Era como si aquel enorme patio de butacas hablase, y lo hiciese susurrándome mil historias al oído. Y el escenario... majestuoso, imponente, presidiendo la sala y observándonos en silencio mientras nos íbamos sentando poco a poco, desparramándonos por las primeras filas... todo era nuevo y mágico para mí.
Creo que con las primeras notas (fuimos a ver un musical) abrí los ojos y la boca tanto como pude, impresionada y nerviosa. Y cuando los actores fueron entrando en escena bailando, cantando, haciéndonos cómplices de su historia, me derretí.
Esa tarde supe que me había enamorado por primera vez: amaba el teatro. Fue sólo la primera de las muchísimas veces que volví, ansiosa de volver a sentir aquella magia correr por mis venas. Cualquier obra, por desconocida y poco "importante" que pueda ser para los medios de comunicación, resulta interesante y amena a mis ojos si la veo representada en un teatro.
Hoy vuelvo a sentir ese cosquilleo en el estómago. Esta noche mis pies volverán a pisar aquel patio de butacas que ha sido testigo de tantas y tantas de mis sonrisas, y vuelvo a sentirme como la chiquilla ilusionada de antaño que soñaba despierta con las primeras notas musicales.
Lo mejor de todo es lo que decía el Principito:
"Si me dices que vienes a las 4, mi alma es dichosa desde las 3"
Yo soy feliz ya desde el día en que compré las entradas.
La verdad es que voy al teatro menos de lo que deberia, aquí es caro y descuadra cualquier presupuesto. Pero me gusta mucho, procuro ir de vez en cuando, y casi nunca me arrepiento.
ResponderEliminarY aunque no soy precisamente de musicales, voy a mas musicales que a obras narradas.
Besooooooooooos (apunta esto a la lista de pendientes para hacerlo alguna vez)
La primera vez que fui yo al teatro era realmente pequeña, y no era una obra de teatro precisamente. Tendría 6 o 7 años. Me llevó mi madre a ver uno de los espectáculos de pompas de jabón de Pep Bou. Y aluciné en colores.
ResponderEliminarLuego, algo más mayor, fui al teatro a ver ballet. No recuerdo la primera obra de teatro que vi en directo, pero sí que me dejaron huella "La ratonera", de Agatha Christie, y "La gata sobre el tejado de zinc caliente", con Carmelo Gómez y Aitana Sánchez-Gijón.
Y bueno, por descontado, mis Luthiers y el Tricicle ;)
Eingel: ¡Ya estás tardando! A ver si voy a tener que ir a Mañolandia para llevarte al teatro de un tirón de orejas...
ResponderEliminarSil: Ostras, la Ratonera también la he visto yo. Todavía me dan repeluses cuando me acuerdo de la musiquilla esa de piano xD
Un besote a todos, me voy a desayunar recordando el musical de anoche ^_^
El teatro es uno de mis sitios preferidos pero por ahora me falta tiempo, tendre que empezar de nuevo prontito!!
ResponderEliminarBuen post Bea!!
Besos !!;-)
Que preciosa cita del Principito, la había olvidado.
ResponderEliminarEstupenda entrada.
Un beso Bea