Estaba el señor don gato...

Todos me hablaban de Second Life: mi compañero de curso, Jose, está enganchado al juego y cada dos por tres me habla de ese personaje tan fashion que se ha creado; las niñas guiris de mi hotel también juegan, porque decían que hay un Second Life Teenagers o algo así que les permite crearse personajes adolescentes; incluso he descubierto el blog de un personaje femenino (y libertino) del juego.

Ayer leí el post de mi colega bloggero Mr Roboto y ya me harté de ser una ignorante... ¡yo, que soy una viciada obsesiva de los videojuegos! ¡Yo, que lloro cuando se me muere un sim, que me sé los diálogos de los pj del Starcraft! ¿Cómo era posible que jamás hubiese probado un juego tan famoso como Second Life?

Así que me puse manos a la obra y me descargué el juego de su web oficial, me creé una cuenta nueva ilusionada cual tierna infante que va por primera vez al parque de atracciones y ejecuté el programa... Estaba impaciente y dispuesta a crearme una morena tetona wenorra y camelarme a los niñatillos que se creen que eres así en tu vida real, cosa que me divierte sobremanera...

Tachán, primer paso: crea tu perfil. Vale, pensé yo, esto es donde configuras un perfil público para que los demás sepan de ti, y luego me sadrá lo de crear el personaje...
Relleno datos.
Nombre: Rizos Destiny. Super fashion, tú.
Contraseña: *************
Sexo: Poco. (Female)
Avatar: (Y ahora me salía para elegir entre dos o tres caras de chicas chungas y vulgares, una gótica y una gatita adorable... así que me fui rauda y veloz a por la gatita, pensando que de todos modos si me canso subo mi foto y punto)
Y click, aceptar.
Espero dos o tres segundos a que cargue y.... ¡tachaaaaaaaaaan! ¡Así, sin más preámbulos, mi personaje llamado Rizos Destiny ya estaba en mitad del mundo virtual! Con una minifalda roja, unas tetas impresionantes y... ¡CABEZA DE GATA! Pero con orejas y todo, eh. Y rabo.

Parpadeo. No puede ser, Bea. Seguro que lo puedes cambiar...
"Editar apariencia"
Pruebo mil cabezas, mil ojos. Nada. Miau.
Toqueteo todas las opciones. Marramiau.

A mi alrededor se concentraban mil personajes super chulos, fashion y atractivos incluso para ser muñecos... vaqueros, flequillos cool, gafas de sol, orejas humanas.

Y yo con la estúpida y ridícula cabeza de gato, comprendiendo que es imposible cambiar mi apariencia una vez elegida la base al principio... y encima es que tenía hasta ojos de Candy Candy, joder.








Diez minutos después ya había desinstalado el juego. A tomar viento.