Para vivir un año es necesario...

Hace ya casi un año que inauguré este blog. En realidad es mi segundo blog; los incondicionales os acordaréis que mis diarios virtuales empezaron con el space de msn, a pesar de abandonarlo finalmente cuando cambió para ser el msn live ese que hay ahora.

Pero sip, Una de Rizos... va a cumplir un añito a finales de este mes, y no puedo sino celebrarlo haciendo este post-recopilatorio. Porque es como si fuese mi propio cumpleaños, ya que aquí he depositado pedacitos de mí misma y he crecido y evolucionado escribiendo estas líneas que son, en definitiva, parte de mí.

Muchos habéis aparecido por mi rinconcito virtual desde entonces, algunos casi a diario y otros para saludar de vez en cuando. A todos os tengo que agradecer los comentarios y lecturas, porque si sigo escribiendo es precisamente por sentirme arropada por tanta gente. Supongo que utilizo mi blog como desahogo, como un medio de gritar al aire pero con la certeza de que ahí, al otro lado, siempre hay alguien que me escuche. Todas esas personas que escriben y que aseguran eso de que "bah, a mí me da igual si no me lee nadie, yo escribo para mí" mienten. Si yo quisiera escribir por el mero hecho de hacerlo no lo publicaría en internet, así que gracias a todos por estar ahí, conocidos y desconocidos lectores :P.

Una de Rizos... ha tenido varios diseños, bastante diferentes entre sí. El primero fue aquella plantilla de fondo blanco y cabecera de cerezas que a tantos les gustaba (yo la adoraba) pero que quise cambiar para hacer un diseño más personal y más... mío. Después, la del fondo en negro y letras amarillo-Bea, que deseché por ser demasiado seria para mi personalidad pava.
Finalmente, y tras mucho currármelo (todos sabemos lo torpe que soy con la informática) conseguí diseñar lo que véis ahora, esta plantilla simplona pero simpática que se parece a mí un poco más xD.

Al igual que mi blog, mi vida ha cambiado bastante desde entonces. Acabé la carrera y dejé el trabajo en el aeropuerto; me apunté al curso de animación turística; empecé a currar en el hotel; me cambié el color del pelo; viajé a Tarifa, a Mallorca y a Asturias; me mudé al piso de Benalmádena; me rompieron el corazón dos veces y lo rompí yo (a veces es inevitable) en otras dos ocasiones; volví a mudarme a mi casa; aprendí a bailar tango; cambié el sabor de mi helado favorito; descubrí la importancia de los amigos de verdad, de esos que siguen ahí a pesar de todo; me hice más fuerte y empecé a valorar el sentido del tiempo libre. Y parece que fue ayer...

Lo que sí que parece que no ha cambiado y que seguirá siendo una realidad el año que viene, cuando celebre el segundo cumpleaños de mi blog, es que estoy sola. Que a pesar de rodearme de gente que me quiere, la mayor parte del tiempo soy yo y sólo yo la que tira de la cuerda y camina hacia delante, la que contempla a la luna llena desde el paseo marítimo acompañada tan sólo por la brisa marina, y cada día que pasa mi coraza se hace un poco más gruesa y mi mente un pellizco más fría. Por una parte eso me asusta, puesto que no quiero convertirme en una mujer solitaria, independiente y helada, pero supongo que es el precio que hay que pagar por sobrevivir.

Pero es un año más, al fin y al cabo. Y seguimos aquí mis ovejas y yo, que es lo que importa.