Esos debates de sobremesa

Hasta las narices estoy de los corrillos y de los "debates" de Antena3 y Tele5, de esos periodistas que se dedican a poner verdes a los famosos y a indignarse pegando chillidos cuando alguien duda de sus conocimientos acerca de la verdad universal.
Me importa un pito si están licenciados en Oxford y si tienen nueve másteres en Ciencias de la Comunicación; a mí no me comunican más que dolor de cabeza y nerviosismo cada vez que cambio de canal y me los encuentro discutiendo.

Me la traen al fresco La Pantoja y el Cachuli, pero me importan mucho menos los que se sientan en los sofás de diseño de A Tu Lado. Por lo menos la Pantoja Canta, el Cachuli es un mangante, los chicos de OT sudan cada domingo y los de Gran Hermano hacen el payaso a diario delante de millones de telespectadores. Pero dime tú qué leches hacen los tertulianos esos, tan peinaditos y tan guapísimos, hablando de cosas de las que no tienen ni pajolera idea. Cualquier españolito es capaz de dar su opinión acerca de los programas de la tele y el mundo del corazón con mucha más educación y respeto que ellos... o al menos sin gritar tanto.

Que digo yo que si de lo que se trata es de decir verdades y sacar a la luz trapos sucios, para hablar de alguien deberían contratar para el corrillo a la madre, el padre o la ex de tal persona y no a Kiko Hernández, que seguramente sabe lo mismo que yo, aunque lo luzca más con sus sonrisas profidén y su camisa Dolce&Gabanna.

Pero bueno, a lo que venía. Que esta tarde he visto un pedazo de uno de esos corrillos donde se estaba interrogando a una pobre chica que podría ser la madre del hijo secreto de Alejandro Sanz. Porque por si no estáis enterados, parece ser que tuvo un hijo con una mujer anónima mientras estaba casado con la rubita esa tan mona, y ahora un ex compañero suyo de curro lo ha estado chantajeando con contar la verdad hasta que el pobre Alex no ha aguantado más y lo ha soltado todo a los medios de comunicación en un comunicado super emocionante.
Pues eso, que estaba ahí la chavala ésta, amiga de Aleajandro, diciendo que ella no es la madre de su hijo secreto, que su hijo es suyo y de otro hombre menos famoso todavía. Que ella no tiene nada malo que decir del cantante porque le quiere mucho y es una bellísima persona, pero que sintiéndolo mucho se buscasen a otra para endiñarle el niño.
Y hete aquí que uno de estos tertulianos que me caen tan mal, muy digno y estirado, le salta a esta chica con una voz desagradable y chillona: "perdona, bonita, pero si tú no tuviste un hijo con el cantante, dime por qué le has puesto de nombre Alejandro al tuyo".
Reconozco que por un momento me dejé vencer entonces por ese "periodista" tan sabelotodo, y asumí que había dado en el clavo con esa pregunta. Pero entonces la señorita sonrió, le miró a los ojos con mucha seguridad y aplomo y espetó:
"Le puse Alejandro porque el cantante es muy importante para mí, porque además me encanta ese nombre y, lo más importante de todo, porque es mi hijo y le pongo el nombre que yo crea conveniente". Ole, ole y ole.

Para todos ellos que discuten y que gritan y que jamás llegarán a entenderse porque no escuchan, les dejo una leyenda hindú que me gusta bastante:

Seis hombres ciegos trataban de averiguar por sí mismos lo que tenían delante, que no era ni más ni menos que un elefante. El primero tocó la parte lateral, y se parecía a una pared. El segundo tocó un colmillo, y se parecía a una lanza. El tercero todó la trompa, y se parecía a una serpiente. El cuarto tocó con sus brazos alrededor de la pata, y se parecía a un árbol. El quinto tocó la cola, y creyó tocar una cuerda. El sexto entonces palpó la oreja, y se parecía a un abanico...
Aunque todos en parte tenían algo de razón, cada uno pensaba que su opinión era la única correcta y que los demás estaban equivocados; ninguno intentó averiguar la verdad.