Tenía planeado ir a Port Aventura por mi cumpleaños, que llevo ya muchos meses con las ganas y no encontraba mejor forma de celebrarlo...
Pero no va a poder ser, soy pobre. No me llega ni para el billete de tren.
Así que confiando aún en la generosidad humana y en los miles, millones de millares de lectores que tengo... os doy la maravillosa oportunidad de soltarme vuestra calderilla, de hacer humildes donativos a esta adorable mujer que os necesita.
Aunque sean tres céntimos, oye.
Gracias. Ains.
(Yo por pedir no pierdo nada, jijij)
11 abril 2008
09 abril 2008
Caídas y recaídas
Estoy harta de leerlo y escucharlo por todas partes: "conócete a ti mismo", "toma consciencia de quién eres" y demás...
Hoy estaba tratando de desenredarme la melena leonina matutina cuando de repente, y sin saber por qué, me vinieron a la mente mis primeras imágenes. Osease, lo primero que recuerdo y de lo que soy consciente. Y qué chungo, tú. Porque según donde mi memoria alcanza a navegar, lo primero que me sucedió fue que me esmorré contra unas rocas en la Sierra de Cazorla, en el jardin del hotel rural donde me hospedaba con mi familia. Tenía tres o cuatro años y unas heridas enormes en las rodillas... Hasta me acuerdo de mi tío descojonándose y llamándome pava, tonta y torpe.
Teniendo en cuenta mi yoymiscircunstancias, que me voy cayendo por las calles y me tropiezo caminando con deportivas, no es de extrañar que sean esos mis primeros recuerdos y toma de conciencia acerca de quién soy y de donde vengo... pero no deja de ser chungo.
Claro que no podría ser de otra manera; la cabra nace siendo cabra, y tira pal monte.
Hoy estaba tratando de desenredarme la melena leonina matutina cuando de repente, y sin saber por qué, me vinieron a la mente mis primeras imágenes. Osease, lo primero que recuerdo y de lo que soy consciente. Y qué chungo, tú. Porque según donde mi memoria alcanza a navegar, lo primero que me sucedió fue que me esmorré contra unas rocas en la Sierra de Cazorla, en el jardin del hotel rural donde me hospedaba con mi familia. Tenía tres o cuatro años y unas heridas enormes en las rodillas... Hasta me acuerdo de mi tío descojonándose y llamándome pava, tonta y torpe.
Teniendo en cuenta mi yoymiscircunstancias, que me voy cayendo por las calles y me tropiezo caminando con deportivas, no es de extrañar que sean esos mis primeros recuerdos y toma de conciencia acerca de quién soy y de donde vengo... pero no deja de ser chungo.
Claro que no podría ser de otra manera; la cabra nace siendo cabra, y tira pal monte.
07 abril 2008
04 abril 2008
Gusanos
A Barcelona se la comen los gusanos.
Sin pausa, veloces, recorren las entrañas de la ciudad haciendo retumbar el eco de sus murmullos por entre los huecos de cemento.
A veces me gusta imaginar que navego como sangre por las arterias de metal mientras contemplo por la ventanilla, en silencio, estación tras estación.
Sin pausa, veloces, recorren las entrañas de la ciudad haciendo retumbar el eco de sus murmullos por entre los huecos de cemento.
A veces me gusta imaginar que navego como sangre por las arterias de metal mientras contemplo por la ventanilla, en silencio, estación tras estación.
03 abril 2008
Si yo tuviera una escoba
Buenas (y soleadísimas) tardes, queridos y escasos lectores.
Hoy vengo para hablaros de una duda existencial que me asalta cada vez que asciendo la sinuosa y estrecha calle donde habita mi pocholo... Y es que él vive en uno de esos barrios de toda la vida donde todavía hay viejas sentadas en sillas de la playa en mitad de las plazas y los bloques de pisos de hormigón brillan por su ausencia; donde huele a churros y pollo al ast los domingos y las familias salen a pasear por las tardes con el cochecito del bebé, los niños, el perro y los yayos.
Vale que las mujeres (y hombres, sigh) limpias, aseadas y organizadas quieran y tengan derecho de tener su casa impecable, pero lo que no llegaré nunca a entender es ¡por qué se siguen empeñando en limpiar la calle! O sea, qué fu me par. Voy tan tranquila pensando en mis cosas y canturreando por lo bajinis y de repente FLUSHHHHHHH me echan un cubo de agua negra y espumeante por delante, casi casi empapándome el flequillo. Ojiplática levanto la mirada y me encuentro a una mujer de metro veinte con una fregona sucia y un cubo del precámbrico dale que te dale limpiando la acera, justo delante de su casa. A veces, hasta la carretera.
Pero vamos a ver, alma de pollo. Si por más que limpies, la carretera no la vas a poner blanca ni le vas a sacar brillo. Si las cacas resecas de la acera no se irán ni aunque eches formol... ¿Para qué leches limpias la calle, si en 0,2 se va a volver a ensuciar?
Definitivamente creo que la gente se aburre mucho. O eso o el mistol tiene efectos secundarios.
Hoy vengo para hablaros de una duda existencial que me asalta cada vez que asciendo la sinuosa y estrecha calle donde habita mi pocholo... Y es que él vive en uno de esos barrios de toda la vida donde todavía hay viejas sentadas en sillas de la playa en mitad de las plazas y los bloques de pisos de hormigón brillan por su ausencia; donde huele a churros y pollo al ast los domingos y las familias salen a pasear por las tardes con el cochecito del bebé, los niños, el perro y los yayos.
Vale que las mujeres (y hombres, sigh) limpias, aseadas y organizadas quieran y tengan derecho de tener su casa impecable, pero lo que no llegaré nunca a entender es ¡por qué se siguen empeñando en limpiar la calle! O sea, qué fu me par. Voy tan tranquila pensando en mis cosas y canturreando por lo bajinis y de repente FLUSHHHHHHH me echan un cubo de agua negra y espumeante por delante, casi casi empapándome el flequillo. Ojiplática levanto la mirada y me encuentro a una mujer de metro veinte con una fregona sucia y un cubo del precámbrico dale que te dale limpiando la acera, justo delante de su casa. A veces, hasta la carretera.
Pero vamos a ver, alma de pollo. Si por más que limpies, la carretera no la vas a poner blanca ni le vas a sacar brillo. Si las cacas resecas de la acera no se irán ni aunque eches formol... ¿Para qué leches limpias la calle, si en 0,2 se va a volver a ensuciar?
Definitivamente creo que la gente se aburre mucho. O eso o el mistol tiene efectos secundarios.
12 marzo 2008
Changeling
Es época de cambios en mi vida, y como en todas las épocas transitorias en ésta también hay sorpresas. Algunas negativas, desesperanzadoras y crueles, y otras bastante positivas y alegres. Como la de ésta mañana, cuando alguien me mandó un sms con el que se cubrió de gloria y me demostró, una vez más, que estaba equivocada. Que aún queda gente buena y altruista, después de todo. Supongo que con mi mensaje de respuesta no pude plasmar cuán agradecida le estoy, pero espero que al menos lo intuya.
Cambios.... y trenes que van y vienen. Un helado en esa terraza que ya conocía, donde los recuerdos flotan en el aire y me hacen sonreir irónicamente.
Cambios. Personas que se alejan de mi mundo irremediablemente. Porque no puede ser de otro modo, es ley de vida... Y por el otro bando, personas que llegan pisando fuerte.
Cambios. Y de pronto te veo ennmedio de este mar de gente, como dice Coti, esperando el metro que te llevará al trabajo. Es difícil encontrarte a alquien conocido en Barcelona, y más aún si hace años que no sabes nada de él... Y ahí estás, con tus auriculares puestos y siguiendo la música con el pie, distraído. No me ves, pero tengo que pasar justo a tu lado para bajarme del vagón. Nos cruzamos; sigues oliendo igual. Te lanzo un saludo mudo e invisible y me giro un segundo para ver cómo se cierran las puertas y tú te vuelves a alejar... Cuídate mucho.
Es época de cambios, aunque hay sensaciones amargas que no cambian nunca.
Cambios.... y trenes que van y vienen. Un helado en esa terraza que ya conocía, donde los recuerdos flotan en el aire y me hacen sonreir irónicamente.
Cambios. Personas que se alejan de mi mundo irremediablemente. Porque no puede ser de otro modo, es ley de vida... Y por el otro bando, personas que llegan pisando fuerte.
Cambios. Y de pronto te veo ennmedio de este mar de gente, como dice Coti, esperando el metro que te llevará al trabajo. Es difícil encontrarte a alquien conocido en Barcelona, y más aún si hace años que no sabes nada de él... Y ahí estás, con tus auriculares puestos y siguiendo la música con el pie, distraído. No me ves, pero tengo que pasar justo a tu lado para bajarme del vagón. Nos cruzamos; sigues oliendo igual. Te lanzo un saludo mudo e invisible y me giro un segundo para ver cómo se cierran las puertas y tú te vuelves a alejar... Cuídate mucho.
Es época de cambios, aunque hay sensaciones amargas que no cambian nunca.
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