05 junio 2010

Muerte indigna

Hacía mucho calor aquella mañana, por lo que su frágil cuerpecillo moreno empezó a derretirse con los primeros rayos del sol que se colaban por la ventana entreabierta.

Estaba desesperado. Había intentado de todo: desde tumbarse bajo la cama, escondido entre viejas maletas vacías y montones de zapatos, hasta sentarse en la bañera a ver si el frío mármol conseguía calmar su dolor.
Pero no estaba hecho para el calor, se dijo finalmente aceptando su destino. Bajo la mirada hasta la parte inferior de su cuerpo, que ya no era más que una pasta blanda y brillante que se iba escurriendo poco a poco hasta el suelo...

Y se puso a llorar. Era muy triste acabar así, solo y sin nadie que pudiese terminar con su agonía.  Hubiese preferido mil veces que su muerte fuese más normal, como la de todos sus amigos y familiares. Que su vida hubiese tenido un sentido, un por qué, y que los mordiscos y lametones fuesen haciéndolo más y más pequeño hasta desaparecer por completo. Que alguien alabase su delicioso sabor, su dulzura exacta, su suavidad y su eficacia refrescante.

Pero un Magnum almendrado no nace para terminar derritiéndose sobre el parquet, no señor.







-Beíta, hija, te tengo dicho que escribir con una caja de helados al lado no es lo mejor cuando estás a dieta...  Y no, tampoco vale que te pongas a ver el blog de cocina de Mara.

14 comentarios:

  1. Hace tanto que no pruebo un almendrado...

    ResponderEliminar
  2. Te entiendo tanto, Bea... Qué asquito tener según qué metabolismos...

    ResponderEliminar
  3. Te empiezo a ver pelín obsesionada con esto de la dieta. Let go, Curls.

    ResponderEliminar
  4. Pues que sepas que no pienso ir a un sitio a comer una ensaladita eh??? jajaja.
    Que bueno, un magnum almendrado.. es justo el que me gusta!! jiji

    Besossss!

    ResponderEliminar
  5. Hace tiempo escuché que a los grandes fumadores de puros les repatea que la gente los espachurre en un cenicero,pues piensan que el puro debe tener un fin digno y consumirse lentamente.Tu entrada de hoy me ha recordado aquello.
    A mi también me gusta imprimirle sentimientos a la comida, .

    ResponderEliminar
  6. jejeje! un humor un poco "helado"...

    saldos desde las tierras esmeralda...
    por aqui curoseando... :)

    http://www.trejoscomics.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  7. Coincido con Albret. Eso sí, debías haberle salvado la vida metiéndolo rápidamente en el congelador.

    ResponderEliminar
  8. Ai... con lo bueno que está el magnum double chocolate... ¡Qué tiempos!

    Un besote!!

    ResponderEliminar
  9. Sé que os voy a volver locos a todos, y que no os merecéis a alguien tan enrevesado como servidor, pero que sepas que tras pasar de Janton a Bérnicus en La Coctelera, ahora vuelvo a ser Janton pero en Blogger (Sí, un lío)

    En juanbergu.blogspot.com tienes tu casa, pásate cuando quieras.

    ResponderEliminar
  10. Imperdonable. He estado a punto de soltar alguna lagrimilla incluso. ¡Pobre Magnum!

    ResponderEliminar
  11. Que Haggen-Dios lo tenga en su seno. Morir desvainillado, que muerte más terrible.Palo de madera somos, y en palo de madera nos convertiremos...
    Pero tranquila Rizos, seguro que irá a un sitio mejor, tal vez al Congelador Celestial, donde la temperatura siempre es baja y no hay lengua asesinas que rechupeteen entrañas ajenas. Descanse en paz, al-men! (drado)

    ResponderEliminar
  12. Y yo que no doy encontrada mi fuerza de voluntad...:(

    ResponderEliminar