A veces creo que paso demasiado tiempo esperando el autobús (esperando, en general), porque es de esos momentos cuando más anécdotas podría contar.
Ayer llegaba con el tiempo justo al trabajo y ya empezaba yo a impacientarme esperando de pie entre dos mujeres en la parada del 7. Encima hacía bastante calor allí al sol, y como en esta época es difícil acertar con el vestuario yo iba demasiado abrigada con mis botas, mi jersey y mis pantalones vaqueros.
En un gesto de impaciencia que me salió del alma , medio resoplo medio puchero de crío de cinco años, les escuché. El chico que hablaba tendría treinta y tantos años, y decía:
-Venga, muy bien, tienes que agarrarte fuerte al manillar y pedalear con fuerza, o nunca avanzarás...
Y el intrépido conductor de la bicicleta del Bicing fruncía el ceño y miraba concentrado hacia el manillar y la rueda delantera, mientras con torpeza trataba de mantener el equilibrio al levantar los pies del suelo y pedalear.
No pude más que sonreir. Gracias a ellos comprendí que en esta era de tecnologías e internet aún queda ternura y complicidad, y que las familias siguen siendo familias aunque hoy por hoy las tornas hayan cambiado bastante.
Por cierto, por si no ha quedado claro, el hijo era el que no consiguió retener una mirada de puro orgullo cuando su padre por fin fue capaz de pedalear con la fuerza suficiente para alejarse por entre los sauces...
Casi lloro, en serio...
ResponderEliminarbuf... ya ni me acuerdo como se va en bici... y eso que dicen que no se olvida
ResponderEliminareso si, yo tuve que aprender solito...
BEsooooos
Nunca un hijo mirara con orgullo a su padre de la misma manera que el padre hizo con el hijo. El retoño, el niño que sale sin saber a este mundo... es como una fabricacion propia, asi que lo que viste lo verqas muchas veces, aunque es tierno ver desde lejos esas reacciones :)
ResponderEliminarEsas pequeñas cosas son las que hacen la vida agradable.
Umf... ¿Pero no era el hijo el que miraba con orgullo al padre?
ResponderEliminarCreo que me ha hecho liar este último comentario :S
Yosfris, sí, era el padre el que conducia la bici y el hijo el que le enseñaba con orgullo... lo que pasa es que Julio es un petardo y le encanta buscarle tres pies al gato para fastidiarme :P
ResponderEliminarGracias a los tres por venir :)
Julio, a ver cuando apareces por BCN y me miras con orgullo xD
Julio.. discrepo :P Uno puede estar bien orgulloso de su padre, aunque cierto es que lo más frecuente sea la situación inversa.
ResponderEliminarY mucho ojo con mirar con demasiado orgullo xDDDD
A cuidarse!
Bueno si la gente me contesta, incluso la del blog! Todo un privilegio :D
ResponderEliminarPues un hijo puede mirar con orgullo a su padre, pero nunca de la misma manera, para el padre es su chiquitin sea la edad que tenga.
Lo de Barna, no te digo nada que despues me presionas pero si me dejare caer, no te preocupes ;)
Cuando tenga casa algun dia de estos os invitare, aunque por el momento os invito a ofrecerme de guia turistico xD En serio que si iré :)
Besos.