26 agosto 2008

Tras el paso de los años...

El pasado, por mucho que nos empeñemos, no es pasado.
Podemos pasar página en nuestra vida, cerrar los ojos y tratar de olvidar para siempre aquel desengaño amoroso o ese episodio fatal que la diosa fortuna nos regaló en un arrebato de crueldad pero... todo sigue ahí. Las rupturas (de alma y de corazón), las discusiones, las experiencias tristes y los errores son como nuestras pecas de la nariz: podemos no verlas, pero forman parte de nuestro cuerpo.

Nos pasamos la vida queriendo guardar en la memoria los momentos felices y aquellas tardes de verano en las que fuimos dichosos, sin darnos cuenta de que la fatídica noche posterior también forma parte de lo que fuimos, de lo que somos, de lo que seremos.

Yo he cometido muchos errores en mi vida y esas equivocaciones han tratado de esconderse inconscientemente en algún lugar de mi memoria, pero al final siempre las encuentro porque una parte de mí las necesita. Yo no sería yo sin haber aprendido de ellos, sin haber comprendido que aunque me pese seguiré equivocándome y seguiré acordándome de la vez primera cuando en un traspiés de la vida me encuentre cara a cara con alguien o algo que me los recuerda.

Por eso, cuando leo tu blog y rememoro sin poder evitarlo aquellos días en los que éramos enemigas por acuerdo silencioso, no puedo más que sonreir y pensar que gracias a aquella época en la que te vi tan diferente a lo que te veo ahora (una chica dulce y perdida) aprendí que los enemigos nos los buscamos nosotros mismos para sentirnos vivos.

Me equivoqué con él y, sobre todo, me equivoqué contigo. Sé que no lees este blog, aunque yo no haya dejado nunca de leer el tuyo, y quiero que sepas que en el fondo no somos tan diferentes, aunque llamemos de modo distinto a nuestros miedos; los tuyos aparecen en tus sueños con forma de monstruo y los míos me hacen burla desde el espejo.

4 comentarios:

  1. Bueno eso de leer mi blog aunque yo no lea el tuyo... uff del mio te ibas a aburrir de leer siempre lo mismo xD

    De los errores se aprende y como dice el refran "para aprender hay que perder". Caeremos en errores parecidos, los mismos, diferentes, pero el resultado es diferente, aunque tampoco debemos cambiar nuestro yo interior, no se puede vivir sin ser uno mismo.

    Espero q todo te vaya bien, que no se nada de ti.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. todos nos merecemos esa segunda oportunidad, aunque quizas eso no sea cierto... quizás lo cierto es que muchas veces la tenemos sin llegar a merecerlo

    alguien me dijo una vez, que cada vez que tropieces y caigas.... levántate para poder caer de nuevo

    porque siempre seguiremos cayendo, pero si somos el animal que tropieza dos veces en la misma piedra.. es porque volvemos a intentarlo, no? (y entonces la frase no es tan estúpida)

    Besooooos

    ResponderEliminar
  3. Lo mejor es no gusrdar nunca rencor.. Se vive mejor y se cierran menos puertas.
    Besosssss.

    ResponderEliminar
  4. Si no fuera por equivocarte con él, no hubiera llegado a este post (ya que, obv, no visito nunca este blog...).

    No pudiste equivocarte nunca conmigo, porque, igual que yo a tí, no me conoces. No sabes de mí más que lo que hay reflejado en nuestros conocidos comunes, que tampoco me conocen mucho (aunque ellos crean que sí, xD). Nunca oíste mi voz, nunca viste el brillo de mis ojos ni como muevo las manos cuando hablo con alguien. Mi blog es (era) otro reflejo, nunca real, y es imposible conocerme si no se han visto mis lágrimas, si no se ha provocado mi carcajada...

    Así que, bueno, nunca te equivocaste porque nunca tuviste realidad con la que hacerlo.

    Es lástima que los enemigos nos los busquemos nosotros mismos. Yo hace tiempo que dejé de hacerlo, se vive más tranquilo. Aunque haya gente que siga pensando que vive mejor haciéndolo.

    Suerte en Barcelona, supongo que, como me ocurrió a mí, a tí también te esté transformando. Es como una terapia, aquí siempre hay gente pató. Aunque puede llegar a ser muy puta, espero que no tengas que ver esa parte de la ciudad...

    Y, si te sirve de algo, mi mayor enemiga en aquella (ahora por suerte lejana) historia, ahora es una buena amiga. Sólo hay que conocer a la gente.

    ResponderEliminar