Era verano. Yo estaba tumbada sobre la hierba, verde y fresca, en un jardín del parque de Bournemouth. No todos los días lucía el sol en Inglaterra, así que no quise desperdiciar esa mañana de mi viaje y salí a dar un paseo por el pueblo. Y, al pasar frente al parque y observar lo hermoso que estaba todo, repleto de flores, arroyuelos y destellos multicolores, no pude contenerme y me eché a descansar sobre el césped.
El sol entibiaba mi rostro, y una pequeña ardilla correteaba cerca del arroyo vecino. Quizá si le ofrecía una miga de pan se atreviese a acercarse a mi mano...
Iba a lanzarle el trocito de bocadillo a la ardilla, cuando una voz en inglés me hizo sobresaltarme:
-Perdone, ¿podría hacerle una foto?
El que me hablaba con acento italiano era un chaval de unos veiticinco años, moreno y bastante alto. Vestía de negro completamente, y su modo de moverse le daba un aire elegante y misterioso. Estaba demasiado delgado, tenía gafas, y se echaba el flequillo hacia detrás cada dos por tres en un gesto muy gracioso.
Sorprendida y extrañada, yo no entendía por qué aquel muchacho pretendía fotografiarme. Pero antes de poder replicarle él continuó hablando mietras se escondía detrás de su amplia sonrisa:
-Verá...es que éste es mi último día aquí en Inglaterra...Mañana regreso a Italia, y me encantaría llevarme un recuerdo de este parque. Usted es muy hermosa, y querría hacerle una foto ahí, bajo los abetos. ¿Le importa?
Estaba estupefacta, pero no pude negarme ante tan extraña y, a la vez, halagadora petición. Así que me situé bajo el abeto más bonito, con el tronco surcado por lasa enredaderas trepadoras y las agujas de un color verde intenso, y sonreí. Esperé un momento a que el chico sacase su cámara de fotos, pero no lo hizo. Por el contrario, se situó frente a mí, muy serio y pensativo, y se sentó en el suelo. Comenzó a obervarme durante un par de minutos, sin importarle la expresión de asombro y extrañeza de mi rostro. Cuándo le pregunté (algo inquieta) qué ocurría, el chico se limitó a pedirme que guardase silencio poniéndose un dedo sobre la boca.
Y estuve ahí sentada mirando hacia el horizonte, como una tonta, durante diez minutos. No me atrevía a moverme, puesto que quizá ese chico fuese un demente o un vulgar ladrón de extranjeras desvalidas... yo sólo tenía 19 años y lo mejor en estos casos es no oponer resistencia.
Cuando por fin el chico se levantó, se me acercó sonriente y con los ojos verdes muy brillantes. Me tomó la mano, la besó, y se alejó sin decir nada más, dejándome con la boca abierta y un lío en la cabeza enrome. Todavía hoy no estoy segura de lo que ocurrió...¿Me haría la foto sin yo darme cuenta? ¿Me había topado con un chalado mental?
El caso es que pasaron los días, regresé a Málaga y casi olvidé lo sucedido en aquel parque de Bournemouth. No fue mi mejor viaje, y desde luego no sería el último.
Si me pongo a pensar ahora mismo en los demás viajes a Inglaterra que he hecho, no podría recordar ningún detalle en concreto, sino que recuerdo aquellos meses de mi vida como una unidad.
Pero aquel viaje, el viaje en el que me tumbé en el parque, se me ha quedado grabado para siempre en la memoria. A veces basta un solo detalle para que el momento que estás viviendo dure para siempre en tu mente...
Y digo todo ésto porque, dos meses después de regresar a España, recibí un paquete por correo. No tenía ni idea de quién podría ser, y al ver que el remite procedía de Italia estuve a punto de no abrirlo. No conozco a nadie que viva allí...
Pero una voz dentro de mí dió un grito. Algo me decía que conocía al dueño de aquella caja de cartón. Que era un simple regalo para mí.
Al abrirlo me topé con un cuadro sin firmar.
Después de repasar el cuadro varias veces con la mirada seguía sin dar crédito a mis ojos. Ahí, en el centro de la imágen, entre flores, arroyos y gotas de rocío. Con una pequeña ardilla mordisqueando un trozo de pan a mi lado. Bajo un precioso abeto con las agujas de un intenso color verde, muy sonriente y con una expresión serena y misteriosa, yo descansaba sentada sobre la hierba de un parque de Inglaterra.
Si yo me encuentro a alguien que me haga una foto y adivine mi dirección... me acojono vivo :)
ResponderEliminarNota de la autora: ni siquiera me hizo una foto xD Ya en serio, a ver...obviamente esta historia no es cierta; no es más que una idea que se me pasó por la mente como posible futuro relato corto aquella mañana que estaba tumbada en el césped de Bournemouth. Vi a un tipo bastante extraño y me imaginé qué podría suceder si me hablase... Consecuencias de tener una imaginación portentosa, que no puedo evitar imaginarme situaciones (tranqui que las puercas no las publicaré en el blog) :P
ResponderEliminarMenos mal que has añadido la nota aclaratoria...
ResponderEliminarMe había quedado muda y perpleja... jajaja
Enhorabuena por esa capacidad para crear histórias.
Seguiré visitándote, si no te importa...
Gracias por tu visita!!!
Besos mil.
imaginaba que no era cierta... porque dudo mucho que le dieras la dirección a un desconocido (o a lo mejor te habia robado la cartera)
ResponderEliminarYo si te habría hecho la foto... estoy de acuerdo con el italiano, pero no seria un retrato ni una fotografia en papel... me aseguraría que el recuerdo perdurase siempre ne mi mente.
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Un relato muy bueno rizosa. Estaba claro que era ficcion. Hubiera sido el primer italiano que no intenta ligar con una chica guapa.
ResponderEliminarBesos!!!
"Consecuencias de tener una imaginación portentosa, que no puedo evitar imaginarme situaciones (tranqui que las puercas no las publicaré en el blog) :P"
ResponderEliminarPueees no sería la primera vez... D:
Ese tipo era habitante de Ojos Bizcos, fijo. Estás obsesionada con los cuadros misteriosos, rizosa xD
ResponderEliminarDan: en el blog publico mis experiencias reales puercas, no las imaginarias xDD
ResponderEliminarAlbret: pos nu se, tendría que haberle preguntao de donde era XD
Me pregunto cómo sonará un italiano hablando en inglés con acento italiano ^^
ResponderEliminarBonita historia, si fuese real sería más bien de "Espediente X" jejeje, pero es bonita ;)
Totalmente de acuerdo con el italiano ^^
J.
"en el blog publico mis experiencias reales puercas, no las imaginarias xDD"
ResponderEliminarpues no sé qué es peor!!! ^_^U...
Muy majo el relato, descubrí tu blog hace unos meses enredando en el google con ciertas cosas del Lineage.
ResponderEliminarTodavía espero uno en el que nos cuentes las desventuras de una shillien elder en tierras de aden :P
Besines, guapa
No sé por que, pero ahora mismo tengo todos los pelos de punta. Tu historia me ha encantado!!
ResponderEliminarufff..
Pero, yo también me acojonaría un poco si un menda asi consigue mi dirección!
Me lo imaginaba como al chico de American beauty! ja ja
Un beso.
Hermoso relato!! Sin duda ha sido un relato tan luminoso como un rizo dorado!
ResponderEliminarDesde que uno comienza a leerlo es imposible dejar de leerlo niña!
Es tan redondo y tan cautivante y uno se siente protagonista y uno se huele, ve, escucha y desea que el retrato sea de aquel dsconocido que logra retrarar con la mirada!
Sin duda estas letras rizadas son una muestra de tu talento literario niña!
Besos mexicanos!