07 marzo 2007

Next stop, Trafalgar

¿Sabes? Todavía hoy no soy capaz de contener la risa cuando estudio historia y me hablan de batallas. O cuando en mis clases de inglés alguien lee un texto donde se hable de Londres, de Hyde Park y de la plaza de Trafalgar.
Después, cuando se me pasa el dolor de los mofletes por tanta carcajada y me paro a pensar, (sin querer), las ganas de reírme se me escurren entre los dedos y el brillo de mis ojos se transforma en humedad. Y es que poca gente sabe por qué Londres es tan importante para mí...

Eso sí, te prometo que jamás me puse tontorrona, tal y como me pediste. Que sigo siendo igual de optimista; sabes que no te mentiría.



Ayer alguien me preguntó si conocía el nuevo restaurante italiano del centro de mi ciudad. Al preguntar por su nombre, me respondieron: Trafalgar... Y otra vez me acordé de ti.
De nuestros paseos por Oxford Street, sin saber dónde mirar con tanta tienda y tanto restaurante chino. Teníamos dieciocho años recién cumplidos, y la ilusión desbordándose por entre los pliegues de nuestras bufandas de lana. Hacía frío y el aliento se helaba al suspirar, pero el cosquilleo que nos llenaba el pecho de alegría por estar por fin en nuestra ciudad soñada era mucho más fuerte que el castañeteo de dientes.
Habíamos trabajado duro para conseguir ahorrar lo suficiente como para irnos a Londres, ¿te acuerdas?. Mientras nuestros amigos se bañaban en la playa aquel verano, tú cuidabas niños insoportables y yo daba clases de inglés a los adolescentes con pavo de mi barrio. Aún así tuvimos que servir copas en aquella cafetería minúscula del centro durante meses... pero al final, con el año nuevo, compramos los billetes e hicimos las reservas del hotel. Bueno, hotel... por llamarlo de alguna forma. Las literas casi no sostenían el peso de tu cuerpo, (con lo delgada que has sido siempre... acuérdate que mi madre te decía que un día de viento echarías a volar) No había cortinas, ni baño individual... pero qué más daba. Pasamos en la habitación menos horas que en el metro.

En una semana recorrimos cada rincón de Londres. Con la mochila al hombro saludamos al Big Ben, a la Torre de Londres y su Tower Bridge, nos metimos en medio de una manifestación en Picadilly, dimos de comer a las ardillas del parque de Saint James, recorrimos las salas del Museo Británico y manoseamos cada prenda de ropa de Carnaby Street. De noche, los pubs más modernos nos dejaban extasiadas y confundidas, puesto que aquello era como estar en otro mundo muy diferente a la tranquila vida que teníamos en Málaga.
Como medio de transporte usamos el metro y el autobús, y además bastantes veces. Quizá tuvieses razón y mi sentido de la orientación sea pésimo... porque no hacíamos más que perdernos, equivocarnos de parada o coger el autobús que iba en dirección contraria a la que buscábamos. Para ir a Candem Town llegamos a la otra punta de la ciudad, así que tardamos unas dos horas en llegar. Y cada dos por tres pasábamos por Trafalgar, ¿recuerdas?. Era el centro neurálgico de la red de autobuses y de metro... casi todos pasaban por allí. Cuando ya estábamos asustadas y más perdidas que un pulpo en un garaje, pensando que nunca más llegaríamos a ningún sitio conocido... el autobús giraba una esquina y... tachán... Trafalgar Square. Cuando íbamos en el metro sin tener ni idea de qué dirección tomar, la voz enlatada de los altavoces chillaba entonces: "NEXT STOP, TRAFALGAR SQUARE". Nunca antes me habían parecido tan bonitos unos simples leones de piedra.

Nuestro viaje terminó pronto. Al menos a mí el tiempo se me pasó volando... Y cuando retomé la gris rutina diaria que me esperaba en el colegio, a cada instante me venían a la mente imágenes de Londres, y una sonrisa se escapaba entre mis labios. Entonces gritaba: "¡Next stop,Trafalgar Square!" Estuve repitiendo aquella cantinela de Trafalgar durante semanas... Y la gente se me quedaba mirando, atónita, pensando que quizá mi locura había aumentado en las tierras angloparlantes.


Ingresaste en el hospital un año después. No había vuelta atrás, ni siquiera adelante. Tu enfermedad fue mucho más traidora de lo que hasta entonces se había mostrado, y acabó llevándose esa profundidad de tu mirada y ese rubor tan lindo de tus mejillas.
El último día que pasé contigo, justo después de que los médicos anunciasen que no despertarías tras esa madrugada y tuviesen que agarrarme para que no se me doblaran las rodillas, tú te sentaste en la cama y empezaste a pedir donetes. Y si no había, donuts. Pero de los blancos.
A la mañana siguiente los donetes se quedaron duros sobre la mesilla de noche de tu cuarto del hospital. Creo que acabaron tirándolos.

Pero...
Me has enseñado que la vida hay que tomársela un poquito a broma. Que estamos de paso, como solías comentar entre dientes, echándote hacia atrás tus rizos pelirrojos. Que es una pérdida de tiempo pasarse los años lamentándonos por estupideces que, al final, no tienen sentido ni sirven para nada.
Y junto a ti aprendí también que las ardillas hablan inglés; que en Inglaterra hay patatas fritas con sabor a estofado; que en el mercadillo de Candem, si rebuscas bien entre las estanterías, podrías encontrar la ropa que llevan los famosos de la tele; que Britney Spears se pasea por las tiendas Virgin en ropa interior... Un sinfin de detalles curiosos que me hicieron un poco más feliz una vez, y que se han quedado grabados en mi memoria para siempre.

Te prometí no llorar entonces, y sigo sin hacerlo. Pienso hacerte caso por una vez, ya que tantas tardes nos perdimos en Londres por culpa de mi cabezonería. Quizá ahora, haciéndote caso y sonriéndole a la vida, consiga no perderme en el devenir que la fortuna me tiene reservado.



_________________________________Para L.O.__________

10 comentarios:

  1. hay cosas que son muy importantes para nosotros... y normalmente el resto del mundo no lo comprende... pero, sabes? lo importante es lo que tenemos aqui dentro :*******

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  2. Joder, Bea. Tu relato me ha emocionao. Narración a flor de piel

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  3. No conocía esa historia. También a mí me has emocionado. Un beso.

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  4. Niña,,, que sepas que ha habido un momento en el que me he identificado con eso que cuentas, lo he pensado por un solo momento y he sufrido algo asi como un ataque de empatia. Por un momento me vi a mi de protagonista de este relato (a veces pasa cuando lees algo no?,,,) Bueno, pues que sepas, q a parte de haberme emocionado muchisimo y de haberme llegado hondo,,, quiero que sepas que, a pesar de no conocerte, y de hacer poquito que hablamos y eso,,, pues, que pienso q eres muuy fuerte. Envidio esa fortaleza.
    Aqui me tienes para lo que sea, lo sabes de sobra. Thx One More Time 4 Open My Eyes!

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  5. A mí me gusta más el cuentro del "patito tiñoso"... pero ¡Tú misma si no tienes suficiente sensibilidad para comprender tanto arte!

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  6. P.D.:Me has enseñado que la vida hay que tomársela un poquito a broma

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  7. Es lo que les digo a todos mis amigos,y amiga,la vida es corta para que enfadarte cabrearte refunfuñar estar disgustado...para luego reconciliarte y perder ese tiempo de estar feliz con todos/as,en la vida que es dura o vas con una sonrisa o se te hace larga...... yo prefiero que se me haga cortita por eso soy happytxemita soy feliz o casi pero siempre siempre los que estan a mi lado intento que se sienta a gusto y felices

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  8. Que historia más linda! me has emocionado con tus bellos recuerdos...

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  9. Sé que no es lo mismo, pero en este tiempo estoy muy sensible por la pérdida de mi abuela...
    Yo paseaba mucho en su compañía y ahora la echo de menos.
    Me has emocionado.
    Un saludo.
    Sigue con esas ganas de vivir y disfrutar.

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  10. Pues a mí me ha parecido una historia muy triste :S

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