06 agosto 2006

Vacío

Es curiosa la influencia que pueden tener los amigos en tu estado de ánimo, en tu humor, en tu día a día. Cuando son amigos de verdad, claro.

Pablito debe estar volando por ahí, lejos, con su mente llena de pájaros a novecientos pies de altura y su corazón latiéndole a mil por hora. Echo de menos sus mimos, sus caricias, sus bromas y su risa contagiosa. Echo de menos la complicidad con la que me hablaba, con la que me cuidaba y me pedía que le rascase la espalda. Echo taaaanto de menos aquellas mañanas de solarium y confesiones traviesas...

Pablo, (mi otro Pablo) estará tomando cerveza con sus colegas italianos en algún pub de Dublin. Seguramente se acuerde de mí, pero sólo los martes por la noche, cuando no tenga a nadie con quien bailar salsa ni encuentre el Swan por allí. Echo de menos su sentido del humor y sus payasadas sobre todas las cosas, porque sin él mi sentido del humor es sólo sentido.

Antonio se perdió. No sé si fue mi culpa o la suya, (o de ambos), pero nuestras vidas terminaron por distanciarse. Y le echo mucho de menos porque era mi mejor amigo, mi mayor confidente, mi otra mitad en las tardes de aburrimiento en el paseo marítimo, con un bocata de mortadela del Mercadona y mil historias que inventar.

Elena se marchó a estudiar a Polonia. Como lo leéis, a Polonia. Siempre fue una chica compleja, pero no imaginaba cuánto hasta que se despidió de mi y me prometió escribirme de vez en cuando. Cierto es que ha cumplido su promesa, pero cuatro frases mal escritas sobre una postal o dos risas por teléfono no pueden recuperar la confianza perdida... Después se mudó a Granada y allí seguirá, ligando con los universitarios despistados (siempre fue una rompecorazones) y preparando fiestas de cumpleaños. Ojala vuelva pronto, porque echo de menos su forma de ver la vida y sus despistes de niña loca.

Rosa en Noruega, en Madrid, en Mallorca, en Portugal. Últimamente está que no para, y yo no puedo llevar el ritmo de sus pasos para seguirla a todas partes. Y así me quedé atrás en nuestra amistad... Es ley de vida, supongo, pero echo de menos nuestra infancia, esa que compartimos entre gatos y piscineos. Esas noches de verano echadas sobre el césped, mirando las estrellas y haciendo planes de futuro.

Adolfo, en Estepona. Jorge, en Benidorm. Mis dos nuevas adquisiciones en el saco de la amistad, quizá las mas sorprendentes y sinceras que he tenido desde hace tiempo. Contaba con ellos este verano y ahí les tenéis, tomando el sol en playas lejanas y, quizá, ligando con rubias. Parece que esta semana me toca bailar sola... o con Flavio :P

Ainhoa, en Marbella. Otra que no para, aunque no me pilla desprevenida. Sigo esperando que me llame para marcarnos una juerga un sábado de éstos... porque echo de menos las risas que compartimos juntas, ese brillo con el que sus ojos lo miran todo. Es como una niña aprendiendo todavía, como si cada detalle y cada momento significasen un mundo para ella. Admiro esa capacidad de sorpresa y esa inocencia con la que se encara al mundo, porque me hace ser más humilde día a día. Vuelveeeeeeee U_U

Y yo... perdida. No sé dónde veraneo este Agosto; dónde estudio por las mañanas y dónde me siento a chatear, aburrida. Aún no me he encontrado a pesar de buscarme entre Lineages y playeos, entre tumbonas y tintos de verano. Hace demasiado calor y no me apetece salir; tampoco tengo ningun plan que me anime demasiado aparte de jugar a las cartas con mi madre o ver la fórmula 1 con mi padre. Mi sentido del humor y mis ánimos se han resbalado hasta el suelo mientras tecleo, porque sin éllos, mis amigos, yo sólo soy media Bea.


Y yo me pregunto... ¿es que nadie más odia Agosto?

1 comentario:

  1. Vaya voy a tener q estrenar esta opi... la verdad es q te veo mas por casa q nunca y veo el porq. La verdad es q aveces nos concentramos mas en lo q perdemos q en lo q tenemos y esa gente q nos deja... pues esta ahi, claro esta q no sera lo mismo, q siempre con la distancia todo va cambiando, pero nunca es tarde para retomar una amistad de hace tiempo, cuando ninguna de las partes ha sido la culpable de la distancia y q por casualidades, trabajos o estudios nos han separado :) Beita volvera a ser feliz con sus nuevas experiencias q la esperan, yo tambien soy adivino ;)

    Julio

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